Relaciones exteriores
La política exterior argentina también "apuesta" al Cambio
Por Fernando Suárez Rubio
Los avances que da el gobierno con la UE y la Alianza del Pacífico, ratifican la propuesta que desde los inicios del mandato hicieran Macri y Malcorra.

Esta "apuesta" por el cambio podría provocar una tensión entre el packaging que intenta vender este producto y el contenido efectivo que "compraremos". Es que en general, todos los diagnósticos que se adosan al debate en favor o en contra, resaltan ciertos indicadores y no otros. PBI total o per cápita, población, balanzas comerciales totales, impuestos en detrimento de inversiones; siempre aparecen de relieve sobre, por ejemplo, los posibles sectores damnificados versus los bonificados, empleabilidad en ambos, desplazamiento de comercio intrazonal a interbloques o merma en recaudaciones.

En la actualidad no hay estudios de factibilidad e impacto de los acuerdos (al menos públicos) sino más bien un mundo de promesas. Sí hay investigaciones realizadas en paralelo a viejas rondas de negociación en 2000, 2004 y 2010 con otras realidades en términos de intercambio y status macroeconómico.

Por ello proponemos posibles escenarios producto de la información disponible.

Respecto de la Alianza del Pacífico (ADP), el reciente informe del Centro Atenea ha demostrado resultados impensados sobre el comportamiento de sus miembros en materia comercial tanto intrazonal como hacia el pacífico en el último lustro. El comercio de Colombia con Chile perdió peso desde 2011 y con México, si bien anotó una leve suba de 1,2% en sus exportaciones, en el caso de las importaciones existió una disminución del 3,6%; respecto de Perú siguió este mismo derrotero -aunque con una variación más moderada-. Las exportaciones chilenas a Colombia subieron solamente un 0,10%, las importaciones cayeron un 1,7%, similar con Perú que cayó en líneas generales, creciendo 1,2% las exportaciones solo para el caso mexicano. Exceptuando leves incrementos en las importaciones con Colombia y exportaciones con Perú, el comercio del Estado de México con los miembros de la ADP cayó sistemáticamente desde 2011.

El Pacífico es destacado como esencial dentro de los ejes que la Alianza trazó para sí misma. Empero entre 2011 y 2015 el resultado del tráfico de productos con aquella región no mostró grandes avances. Un ejemplo de la performance de los Estados miembros fue la de Chile, el cual bajó su comercio con Japón, Indonesia o Australia -por citar algunos países- al tiempo que subieron sus exportaciones 1,2% con Corea del Sur, las importaciones desde dicho país disminuyeron 0,20%. Perú, a los fines de traer a colación otro ejemplo, entre 2011 y 2015 vendió un porcentaje menor en Japón, Corea del Sur, Singapur, Tailandia e Indonesia.

Respecto de la UE, podemos partir de la base que el MERCOSUR le exporta 71% de bienes primarios e importa un 85,5% de manufacturas; que para nosotros el mercado Europeo ya representa un 20% de comercio del bloque y que para la UE solo representamos el 2,4% (algo así como una tercera parte de lo que solo Suiza representa para la UE).

Argentina planteó en las negociaciones pretéritas ciertos reparos (a diferencia de los otros tres integrantes del bloque) dado que no aceptaba negociar disciplinas OMC plus y exigía que la UE revisara su política de subsidios a los productores agrícolas, argumentando que ésta generaba importantes distorsiones en los precios del mercado; y, en pos de mantener cierto margen de protección para la industria local, pretendía negociar plazos de desgravación mayores a 10 años para los productos manufactureros.

Para Argentina, el año con mejor saldo exportador fue 2011 (14 mil millones de dólares) y el de mayor concentración de importaciones fue el 2013 (13.5 mil millones de dólares). Perdió el superávit en 2012 y nunca más pudo recomponer la balanza. La canasta comercial total interbloques de 2016 estuvo cerca de los 82 mil millones de euros (2 mil millones menos que en 2015) siendo deficitaria para el MERCOSUR y el flujo de inversiones hacia el bloque ronda los 35 mil millones de euros.

En 2015, la comisión europea aprobó un informe en el que se evaluaba el posible impacto del tratado sobre la estructura productiva del bloque. El trabajo concluía que los beneficios de un esquema de libre comercio con el MERCOSUR eran relativamente pequeños en relación con el volumen de la economía del bloque. El impacto negativo que el tratado tendría sobre la economía rural, ha llevado a algunos de los países miembros de la UE a mostrar ciertas reticencias frente a las negociaciones.

El análisis se invierte por completo desde la perspectiva sudamericana. Los productores industriales del MERCOSUR no están en condiciones de competir con sus pares europeos, sobre todo en los segmentos que requieren alta tecnología y trabajo calificado. Por lo tanto, el tratado es percibido como un riesgo para la propia subsistencia de algunas industrias y es fuertemente resistido. El éxito del acuerdo (para el sector primario) dependerá del tratamiento que se le otorgue en la negociación a los subsidios internos. Asimismo, debe destacarse que de lo que se conoce al momento de la oferta realizada por la UE, han dejado fuera de la mesa algunos de los principales sectores de interés para el MERCOSUR, y considerados "ultrasensibles" para el bloque europeo (por ejemplo carnes, etanol, vinos, productos de alto contenido de azúcar), y se prevé que no sean abordados hasta terminado el calendario electoral europeo, luego de octubre.

El comercio intrazonal del MERCOSUR para 2015 demostraba un 13,4% del flujo comercial total porque el peso relativo de la economía brasileña empuja el promedio para abajo (con solo 9,4% de exportaciones en el bloque). Para Argentina, Paraguay y Uruguay, representa en promedio un 32% (para nuestro país el 2016 significó solo el 19,3% de las exportaciones, muy lejos del pico de 25,2% de 2010, y el 26,8% de las importaciones). Más significativo aún es que Argentina representa el 14,4% de las importaciones totales del Paraguay y el 13,4% de las mismas para Uruguay, países que concentran un 41,2% y el 32,8% de importaciones intrazonales respectivamente cada uno (esto para resaltar el peso que le otorgan hoy en día, con las actuales condiciones imperantes, al comercio intrabloque).

Balance preliminar

Independientemente de los intereses sectoriales que entran en disputa, existe un consenso generalizado acerca de que el acuerdo con la UE provocaría un desplazamiento de la estructura productiva de los países del MERCOSUR: dada las muy limitadas posibilidades de vender productos manufacturados a Europa y la alta competitividad del sector agropecuario del bloque, es esperable que un tratado de libre comercio con la UE acentúe el carácter primario de la producción sudamericana.

Pero también debe tenerse en cuenta el potencial de competencia que surgiría entre los países del MERCOSUR, y el potencial de desvío de comercio al interior del bloque, pudiéndose reemplazar comercio inter-regional por importaciones provenientes de la UE, con el consecuente perjuicio en las balanzas comerciales.

Otra de los áreas sobre los que se opera el acuerdo es en la regulación del acceso de empresas extranjeras al sistema de compras públicas, uno de los puntos más sensibles de la negociación y uno de los de mayor interés para las compañías europeas, que buscan competir en este mercado de más de 150 mil millones de dólares.

Teniendo en cuenta el fuerte interés político de anunciar la firma del presente tratado en el marco de la Conferencia Ministerial de la OMC de diciembre de 2017 en Buenos Aires, esto determina el escaso tiempo que existiría para la negociación real de las ofertas de bienes, y por lo tanto, el acotamiento de los márgenes de beneficio que podrían obtenerse.

Respecto de la ADP, sus resultados actuales demuestran que no trata de un bloque que priorice el comercio interno, por lo que pudiera no resultar un "sustituto" o complemento necesario para el desplazamiento que MERCOSUR podría sentir fruto del auge inter-atlántico.

Asimismo, y desde el punto de la estructura productiva, dicho acuerdo sentaría las bases de una profundización de la estructura productiva en detrimento de la industria, y en favor de los sectores primario y de servicios; tal como está planteado y explicitado en los objetivos del Plan Productivo Nacional, en el cual se reconocen sectores "sensibles" (textiles, calzado, electrónica y muebles) y "latentes" (automotriz y autopartes, maquinaria agrícola y medicamentos) que deben ser "reconvertidos" y "ajustados" para ser más eficientes y competitivos, respectivamente.

Cabe la pregunta entonces de quién o qué sectores generarán el "empleo genuino" capaz de dar trabajo a la población económicamente activa de la Argentina. La búsqueda de Prestigio e Inversiones puede observar resultados comerciales no tan ostentosos.

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