China
China, un mundo de oportunidades (y de errores tácticos)
Por Fernando Suárez Rubio
Los más recientes sucesos no abonan la estrategia del gobierno que "vuelve al mundo". La táctica no le estaría haciendo un favor a la estrategia.

Si de una gira exterior insignia del semestre, se vuelve con anuncios por 15 mil millones de dólares y el resultado es "magro" o no es lo que esperabas, si renuncia tu canciller y la ex presidente (y principal adversario político) se adjudica que la mayoría de los acuerdos fueron cerrados en el epílogo de su administración, algo de la forma en que se concatenaron los acontecimientos no respaldan la promesa de "volver a ser parte del mundo".

"Sabemos que ya no será lo mismo", afirmaba a principios del 2016 un agregado político de la embajada en nuestro país. El conocimiento a priori que tenía el funcionariado chino asignado a la Argentina, resultaba una previsión fortísima: entendían que la nueva administración iba a ralentizar la relación y proponer fortalecimientos con viejos socios globales, como varios casos europeos, ex potencias coloniales, o bien la relajación con el hēgemṓn que co-habita el continente. Los conocían muy bien.

Cuando el entonces Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, otorgaba la distinción de visitante ilustre a Xi Jinping, resaltando el enorme potencial de la relación bilateral, uno podía descreer que durante el primer semestre de su ejercicio como presidente iba a tensionar la relación con una diatriba de exigencias unilaterales respecto del comercio común. Casi siguiendo esa línea deteriorada de cuestionamiento a los acuerdos pretéritos, como si no fuera el swap chino, dentro de la política de quanqiubi del Gigante Asiático, lo que le permitiera a Macri salir del cepo cambiario en menos de 10 días de gestión.

Pero las cosas se complicaron: al cambio del ciclo político regional que anticipaba un giro en la mayoría de los gobiernos, le acompañó un cambio en el ciclo económico global, producto del fenómeno Trump, el Brexit y el Fly to Quality financiero, hito tras hito, erosionando el Plan A ("único plan") de Cambiemos respecto de la salida de la crisis local a partir de un revés: el viraje de la balanza de pagos.

"Me están ofreciendo una tasa del 3%... no existe en el mercado", comentaba un funcionario de la cartera de Transporte, respecto de las nuevas propuestas de bancos chinos para 2016, cuando Argentina hacia alarde de colocar deuda en múltiples mercados, pero a tasas muy superiores (de 7 a 9%). En aquel entonces se prefería frenar al vínculo y "revisar" todo lo firmado por los K con China.

Argentina priorizó otras relaciones: diplomacia directa con Chile, Brasil, Francia y Alemania. Los resultados, todavía están por verse. La canasta bilateral con cada uno se mantiene o empeora. Fuimos a Davos e inclusive nos trajimos a Davos, pero 2016 tuvo una caída de la inversión extranjera directa cercana al 51% ante la posibilidad de girar las ganancias a las matrices y no estar condicionadas en la reinversión de utilidades. Y ahora estamos estancados en el "threshold" de las inversiones y la ansiedad electoral.

El pecado más grande fue la ceguera ideológica con la cuál desatendieron lo pragmático del Dragón Rojo: es que los chinos aprovechan que en el bilateralismo, pueden negociar con cada Estado condiciones diferentes a partir de lo que a cada gobierno le urja. Así es como los resultados para cada país del cono Sur (sean atlánticos o pacíficos) van a depender de las propuestas y necesidades de cada interlocutor, esto es mayor y/o mejor comercio, nuevas y extendidas líneas de crédito, compra de activos e inversiones, etc. Ante la imposibilidad regional de aupar criterios comunes y negociar en bloque, queda en cada uno la iniciativa y formato de la relación.

Si Argentina necesitaba algo, no era alejarse, enfriar la relación, incitar y broquelar quejas multisectoriales. Acaso es algo en que todos los que más o menos conocen del tema pueden estar de acuerdo: cuando uno ofrece o propone, China siempre sube la apuesta, por escala y población. La idea del "todo o nada" con China es real: se trata de cómo hacer el todo más grande y no una nada refractaria.

Lo que está claro es que a la potencia que disputa el motor de la economía mundial con los Estados Unidos, el stand by no fue la mejor alternativa, dado que en la visión integral de la relación que ellos poseen (comercio, finanzas, apoyo multilateral), sea o no correcta, quedamos fluctuando en la incoherencia.

Las inconsistencias de nuestro comercio exterior, de cómo organizamos nuestra oferta exportable, nuestra irresponsable idea de sentar a empresarios que no logran siquiera consolidar su mercado en el MERCOSUR, los free rider provinciales que puentean a la Cancillería, en fin, todos indicadores de errores estratégicos que nos tornan frágiles, en una relación que parece una película de los hermanos Coen: "Sin lugar para los débiles".

Publicar un comentario
Para enviar su comentario debe confirmar que ha leido y aceptado el reglamento de terminos y condiciones de LPO
Comentarios
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellas pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algun comentario violatorio del reglamento de terminos y condiciones será eliminado e inhabilitado para volver a comentar.
  • 2
    ssbry
    15/06/17
    08:47
    Andres Kunisz
    Responder
  • 1
    ssbry
    15/06/17
    08:46
    Andres Kunisz
    Responder
Noticias relacionadas
Exclusivo: Porqué la visita a China no salió como esperaba Macri

Exclusivo: Porqué la visita a China no salió como esperaba Macri

LPO
Las advertencias del embajador Guelar que no fueron escuchadas por la Rosada. Bronca de gobernadores y empresarios.