Ajedrez
El rey Carlsen
Por Javier Laquidara
LPO viajó a Nueva York a la final del match mundial de ajedrez . La política en el tablero.

El rey Magnus Carlsen de Noruega llegó al Fulton Market a metros del puente de Brooklyn para defender el título mundial de ajedrez.

Sergey Karjakin llegó al Fulton Market para devolverle el título a Rusia. Nacido en Ucrania, se hizo ruso para cumplir el trabajo.

Karjakin es tartamudo, tímido y está en el puesto número 9 del ránking oficial de la FIDE, la federación mundial de ajedrez.

El campeón Carlsen está en el puesto 1 a 80 puntos de su retador y muy lejos de sus seguidores desde hace años.

Magnus calcula como una computadora y quiebra psicológicamente a sus rivales. Así lo vende la biografía impresa en Offset a metros del tablero en el ex mercado de pescados de la costa neoyorquina refaccionado para la ocasión.

Karjakin va de punto, pero no es cualquier retador. Tiene 26 años, la misma edad que el campeón, y tiene el récord de haber sido el Gran Maestro –el máximo escalafón del ajedrez- más joven de la historia, con 12 años y 7 meses.

Antropofobia

Empieza el match. Las primeras dos partidas las usan para estudiarse y terminan en tablas rápidas. Acordar el empate está permitido a partir del movimiento 30, para no decepcionar tanto al público ávido de sangre.

Karjakin llega 10 minutos antes de cada partida. Después de cada movida se va al camarín y mira la pantalla que muestra el tablero hasta que Magnus mueve. El ruso vuelve casi trotando. El polaco Akiba Rubinstein se escondía después de mover porque sufría de antropofobia.

El ruso vino a hacer un papel decoroso, aguantar y tratar de tener una chance en algún descuido. Pero Magnus vino a destrozar para demostrar que es el mejor del mundo.

El rey Carlsen

Lo sobra Carlsen

Las partidas 3 y 4 duran cerca de 7 horas, Carlsen sigue su manual: presiona hasta el hartazgo y con una paciencia sádica pese a tener una ventaja mínima por la que la mayoría de los grandes maestros firmarían un empate sin dudar.

Carlsen transforma las ventajas mínimas en posiciones que ganaría si no fuera porque el ruso es uno de los jugadores que mejor se defiende en el mundo.

Pese a tener un caballo de más en la partida 3 y una mejor posición durante 94 movidas en la partida 4, el campeón sólo consigue empates. Está fastidioso y lo hace notar en la conferencia de prensa, en donde, a 20 centímetros de Sergey, dice que él prefiere atacar antes que defenderse.

En otra de sus armas del metajuego, Magnus se tira a dormir una siesta en el camarín durante la partida. Sabe que su rival se va a enterar.

El ruso ataca

En el quinto encuentro, pese a tener las piezas blancas que dan la ventaja de elegir qué tipo de partida se va a jugar, Carslen se siente incómodo por primera vez en el match.

Corto de tiempo, Magnus se equivoca al anotar las jugadas. Lo tiene que hacer por reglamento. Se queda mirando 10 minutos la planilla, incrédulo.

La movida 42 del ruso, una entrega de peón, es la primera en todo el match que demuestra que el retador tiene intenciones de atacar. El público y los periodistas aplauden.

Magnus consigue tablas, por primera vez corriendo de atrás. Va molesto a la conferencia de prensa y le responde mal a una chica de 7 años.

En el partido 6, Carslen cambia la estrategia: gasta sólo 20 minutos de su tiempo y consigue tablas rápidas con negras. Ya no quiere masacrar, quiere ganar por uno.

Sorpresa del underdog

La supervivencia de Karjakin atrae más público ruso al Fulton Market. Por primera vez en 7 partidos, Sergey abre con el peón de la fila de dama. Eso augura un partido más cerrado, pero también distinto al de los seis primeros empates. Los rusos se ilusionan.

Carlsen se equivoca y pierde un peón. Judith Polgar, la única mujer que le ganó a Kasparov, hace de periodista para el público y no lo puede creer.

El campeón aguanta y saca tablas con un final de torres y alfiles de distinto color, que suelen ser empate por más que uno de los dos jugadores tenga hasta dos o tres peones de más, porque los afiles de uno y otro nunca se van a cruzar en el tablero. Es el tercer partido consecutivo que Magnus sale a aguantar.

El rey Carlsen

En el partido 8 Karjakin llega un minuto antes de la partida. Se lo nota menos ansioso que su rival que, con blancas, gasta más tiempo de lo habitual. Magnus siempre lleva la ventaja en el reloj, contra cualquier jugador. Es campeón del mundo en partidas rápidas, que se juegan con 25 minutos en el reloj para cada jugador. También es el mejor en blitz, con 5 minutos para cada uno.

Esos títulos no sirven para nada ahora: Magnus se equivoca apurado por el reloj y pierde con blancas. A la salida, Karjakin declara que Carlsen sobreestimó su posición y pudo haber defendido mejor. El campeón se retira sin hablar con la prensa. 40 mil dólares de multa.

Magnus vuelve

Karjakin quiere aprovechar las blancas y el envión anímico. Es la partida 9. Sale a liquidar al campeón y sacrifica un alfil.

Magnus zafa una posición complicada con negras y consigue tablas después de 74 movidas con un peón de menos.

En el partido 10, Carlsen plantea una posición abierta que el ruso logra cerrar. El noruego se pierde una secuencia que le hubiera permitido al rival el empate. Después de la partida dirá que en ese momento pensó que el ruso le empataba y lo dejaba al borde de perder el título.

Pero Karjakin le tiene demasiado respeto y lo deja llegar al final con ventaja. Para los programas de computadora no es muy grande la superioridad. 

Sin embargo, el campeón del mundo la empieza a trabajar con paciencia, como Tigran Petrosian. La leyenda armenia era amante de las posiciones trabadas y de las movidas “profilácticas”, que evitan que el rival mejore su posición.

Magnus saca agua de las piedras y con un triunfo empata el match a dos rondas del final.

Zona segura

En la partida 11, con negras y pese a que los analistas preveían que buscaría un empate fácil, Carlsen le da un susto a Karjakin.

En una posición igualada Magnus hace dos jugadas maestras que le dan la iniciativa. No consigue ganar pero sí torturar al ruso. El tormento sigue en la conferencia de prensa: Magnus dice que el match está girando en su favor.

El rey Carlsen

La partida 12, la última del match en ritmo clásico de una hora cuarenta para cada jugador, es un empate rápido y sin arriesgar.

Exhausto, Karjakin juega con negras y no ve con malos ojos dividir en partes iguales el millón de dólares en premios. Carlsen sabe que el tie-break se juega a partidas rápidas, en las que su instinto supera al cálculo de cualquier otro ser viviente.

Fiesta

Carlsen cumple años el día en el que retiene el título. Después de un empate en la primera de las cuatro partidas rápidas del tie-break, asfixia al ruso con blancas en la segunda. Pero el retador sigue aguantando.

En la tercera, Karjakin se equivoca y pierde. Por primera vez en el match, Carlsen está arriba en el marcador. Le costó 15 partidas.

Llega la última partida del desempate y el ruso tiene que salir a ganar. Falto de costumbre, queda en desventaja.

A Magnus le alcanza un empate para quedarse de nuevo con la corona. Pero va por la mística y sacrifica la dama para dejar al rey del ruso a una movida del jaque mate. Otro día de cumpleaños como campeón del mundo.

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