Aunque falta mucho para las elecciones legislativas del 2017, al mismo tiempo queda poco. Los meses se achican dentro del espacio político, porque se está poblando de versiones y operaciones. Sin embargo, esto constituye una red dentro de la elite que conformamos los que pertenecemos a ese mundo. La gran mayoría del pueblo está pensando en otras cosas. Los políticos lo saben y por eso dicen que “falta mucho” para definir candidaturas.

En las elecciones venideras es importante lo que se juega, como lo que no se juega. Por ejemplo, los gobernadores e intendentes no ponen a disposición sus cargos y eso es importante para el desempeño territorial. La mayoría de las conjeturas electorales se ciernen sobre la Provincia de Buenos Aires, que es, a pesar una elección distrital, el epicentro de la puja. El distrito renueva 35 diputados sobre 127 del total. A pesar de lo local, los grandes medios se volcarán a un resultado nacional favorable o desfavorable para el gobierno de Macri, y acentuando parte de las noticias que serán editadas de manera distinta por los diarios nacionales y por los canales afines o no al kirchnerismo o al gobierno.

Las jugadas proyectadas son varias: la de mayor difusión es el debate sobre si Cristina juega o no juega. La posible combinación de Cristina senadora Scioli diputado, sería una fórmula competitiva, que algunos anticipan como de triunfo seguro. Otros, los que estamos atravesados por la probabilidad y la posibilidad, afirmamos que es una formula competitiva, pero no podemos adelantar su triunfo. Por otra parte, no sabemos si CFK está dispuesta a poner en riesgo la posibilidad de no ganar. Como cualquier otro, podría decir que “de muy buena fuente” se que Cristina va a competir en el territorio bonaerense. Si tomamos los datos de las encuestas como tendencias generales, sin especificar números ni posiciones, podemos decir que Massa, Randazzo, Cristina y Scioli son candidatos con posibilidad de éxito, pero aún no tengo la probabilidad.

Massa, que acaba de mostrarse distante de una candidatura en el ´17, podría convertirse, en un puerto para parte de un peronismo que busca liderazgos, mientras que el PJ sigue siendo una histórica organización política con la pólvora mojada. Su alianza con Stolbizer muestra un rasgo de transversalidad en el líder del Frente Renovador, intentando traccionar voluntades que provengan de sectores medios y de tendencia progresista. En el 2015, obtuvo apenas él % 2,51 de los votos como candidata a Pta., hoy exhibe un mayor conocimiento y una imagen positiva en ascenso.

Scioli quiere erigirse como bisagra para reunir nuevamente al peronismo y al kirchnerismo. Los movimientos de Scioli acercándose a CFK son mirados con desconfianza por algunos gobernadores e intendentes que no quieren volver a reeditar el matrimonio que se gestó en el 2003. Consideran que hay que pensar algo nuevo, qué aún no ha sido alumbrado.

Cómo candidato y referente, el exgobernador posee el antecedente negativo de que perdió las elecciones pasadas, por lo tanto sus acciones no valen lo mismo que antes. Randazzo pertenece hoy al género del misterio, ya que es más lo que se habla de él, de lo que él mismo dice. No sabemos si va a ser otro buscador del cofre electoral peronista. Cristina recorre los propios dominios de su liderazgo, y por ahora no agrega nada, reafirma su espacio, pero no transita por el no kirchnerismo, existiendo una frontera resistente entre una cosa y la otra. Hoy tiene una promesa de voto interesante en territorio bonaerense pero también un techo bajo. Con nula posibilidad de intervenir en las listas provinciales, CFK toma la Provincia de Bs. As. como su cabecera de puente para el retorno. No escapa a las elucubraciones, algunas sobre la situación judicial de CFK como un posible obstáculo a su participación electoral. Su aparición pública, además de ratificar su posicionamiento, tiene por fin generar la idea de una futura proscripción por la intervención de la justicia; que sería leído como del propio gobierno que la inhabilita.

Si el panperonismo se extiende en las diversas ofertas y fragmenta el voto, eso dará lugar a que Cambiemos pueda colarse entre los primeros en la Prov. de Bs.As.. En esa línea, algunos analistas anticipan un escenario de tres tercios. La realidad es que todavía no están; es más fácil que identifiquemos dos grupos de 30% del peronismo y kirchnerismo y pero al otro porcentaje similar no alcanzan, por ahora, ni Jorge Macri, Facundo Manes y Carrió. El resto que quedaría para 100% sería para una izquierda que hará posiblemente una buena elección.

También acá las versiones apuntan a que Carrió , finalmente, lo haría por el seguro distrito porteño en manos del PRO. Según la misma especie, Vidal no quiere ni enfrentarla ni tenerla como candidata. Se menciona en los ámbitos del oficialismo que hacer jugar a Carrió en el distrito porteño es para obturarle el paso a Lousteau y su organización política. Por otro lado, ni Jorge Macri y menos aún Facundo Manes han completado su posicionamiento en la provincia. El primo del Presidente aspira a ser gobernador en el futuro y la elección próxima es un escalón en esa carrera. También se considera que el apellido ayuda a ser conocido; y le acercaría votos. Esta última hipótesis tendrá que ser evaluada según la evolución de la relación entre gobierno nacional y sociedad en los próximos meses.

La superestructura identificada con CFK, La Cámpora, una vez perdido el gobierno, se va achicando en su nivel de influencia quedando, paradójicamente, concentrada en el distrito más antiperonista y más antikirchnerista de todo el país. También acá, algunos de sus dirigentes mencionan que ya tienen designados a los que encabezarán las listas para diputados y senadores del distrito, inclusive ya tienen decidido quién será el candidato a Jefe de Gobierno en el 2019, y quien será el precandidato a Pte. del 2019. Cómo vemos la agrupación juvenil tiene mucha fe en el futuro, un futuro que profetiza de que el cielo se abrirá luego de que el gobierno de Macri naufrague.

Cambiemos no tiene presencia dominante en la mayoría de las provincias e intendencias y esto le significa una desventaja para la lucha electoral. Además de CABA entre sus seguros logros, podría agregarse Mendoza y a algunos otros distritos grandes, como los de Sta Fe y Córdoba en los que hay que poner un signo de interrogación. La relación entre gobiernos con la provincia gobernada por el socialismo es decididamente mala, y Córdoba es controlada por el panperonismo.

Dijimos antes, que ni los intendentes ni gobernadores juegan en esta elección, entonces se encuentran más liberados para forjar alianzas. La mayoría está lejos de CFK, pero el PJ es débil para conducirlos. Hoy, el peronismo está fragmentado y federalizado, pero difícilmente acepte ser conducido por el kirchnerismo; y Cristina debería superar sus propias marcas (nos referimos a sus guarismos actuales) para constituirse nuevamente en líder de todo el peronismo.

Se agrega a la catarata de versiones, las reuniones entre el líder del Frente Renovador y dirigentes duros del Kichnerismo. Más allá de la existencia o no de dichos encuentros, esto confirmaría que no habría un veto de Cristina a su ex Jefe de Gabinete. Hoy no hay motivos para que los que no votaron a Cambiemos en la última elección, se encuentren seducidos a hacerlo, por el contrario, el gran desafío del gobierno es mantener lo que tuvo. Lo cual es difícil, más aún en una elección legislativa cuya impronta muestra que los electores se diversifican más en el horizonte político y tienden a sancionar al gobierno de turno.

El Kichnerismo sabe que sus votos hacen falta en la Prov. de Bs. As. para elevarse por encima del tercio; una parte del peronismo quisiera llegar a algún acuerdo electoral, mientras que otros no aspiran lo mismo. También saben que un fantasma los recorre: convertirse en un partido de izquierda más, con actitud interpeladora, pero lejos del poder.

El gobierno sabe que es inevitable un discurso antioficialista dominante en la campaña, los tarifazos, hasta ahora, son una agenda servida por el propio oficialismo a la oposición. Por eso apura, a costa de aumentar el déficit fiscal, amenguar los efectos del ajuste y lograr poner en marcha nuevamente a la economía. La reciente resolución de la Corte estableció una suerte de empate como resultado del litigio según la lectura del gobierno, pero para los medios, y para gran parte de la sociedad, fue una derrota de Macri. Si bien el Presidente cuenta con un crédito de confianza, éste no es infinito y menos cuando se lo despilfarra, como le está sucediendo, fruto de la imprevisión.