Editorial
Aunque Kirchner gane la provincia, pierde la hegemonía
Por Ignacio Fidanza
La estrategia del ex presidente empieza a ofrecer su costado flaco: salva la ropa en lo personal, pero deja al gobierno derrotado. Las últimas encuestas lo muestran triunfando en la provincia, pero con una pérdida de 10 a 15 puntos respecto al 2007. Ya no podrá imponer su sucesor. La riesgosa estrategia de Scioli.
Néstor Kirchner construyó su liderazgo nacional sobre un eje ordenador: la jefatura de la provincia de Buenos Aires. Luego de liquidar a Eduardo Duhalde, desde ese distrito que concentra el 40 por ciento del electorado nacional, como un Rosas del siglo XXI, ordenó el peronismo nacional.

El momento clave en la consolidación de este esquema de poder fue octubre del 2005, cuando Cristina Kirchner como candidata a senador enfrentó a Hilda “Chiche” Duhalde. El resultado fue abrumador, la actual presidenta bordeó los 45 puntos, y la mujer del ex gobernador bonaerense apenas superó el 18 por ciento. Nada más que discutir, Néstor Kirchner era el nuevo jefe del PJ bonaerense.

La segunda afirmación de esa posición neurálgica al interior del peronismo se produce en las presidenciales del 2007, cuando su mujer esta vez sí supera por unas décimas el 45 por ciento en la provincia; mientras que su aliado Daniel Scioli resulta elector gobernador con más del 50 por ciento de los votos.

Dos años despuéss Néstor Kirchner se encamina a ganar por tercera vez la inmensa Buenos Aires, pero a los curtidos hombres del peronismo –que no se asustan por las tapas de los diarios-, no se les escapa un dato central, según todas las encuestas conocidas –ver nota vinculada- en el mejor de los casos, el ex presidente alcanzará los 38 puntos, con un promedio que se ubica en torno al 33 por ciento.

Es decir que el corazón de su proyecto político sufrió una dramática fuga que oscila entre los 10 o 15 puntos. Son millones de votos. Dato nefasto para los Kirchner que se combina con otro aún más letal. Su proyecto político sufrirá un masivo rechazó prácticamente en todo los grandes distritos.

Las expresiones kirchneristas en Capital Federal, Mendoza, Santa Fé, Córdoba, en el mejor de los casos apenas superan los dos dígitos. Demasiado poco para seguir soñando con la posición hegemónica que disfrutaron hasta aquí. Y la primer consecuencia inmediata de esta nueva realidad es que deberán olvidarse de imponer a su sucesor.

Sin dudas que Néstor Kirchner será una opinión –y tal vez de las importantes-, en la pluralidad de mesas de gobernadores y jefes peronistas que el día después de las elecciones del 28 de junio, iniciarán la dialéctica de la sucesión. Pero resulta poco plausible que logre imponer su criterio a sangre y fuego, como hizo hasta aquí.

La extraña decisión de Scioli

El gobernador bonaerense desconcertó hasta sus colaboradores más cercanos con dos decisiones que mantienen cierta coherencia. El apoyo absoluto al gobierno nacional en su pelea contra el campo (que incluyó aquel fatídico discurso de “con la comida no se jode”), y la actual aceptación de secundar a Kirchner como candidato “testimonial”.

Scioli entendió que en una provincia que necesita un pulmotor financiero que oscila entre los 3.000 y 12.000 millones para no colapsar, sólo le quedaba el alineamiento absoluto con la Nación o el caos. Y se sabe que de lo único que no se vuelve cuando se ejerce el gobierno es del desorden total (Alfonsín, De la Rúa, Ruckauf).

Pero esta es una lectura de la realidad de blancos y negros, no necesariamente la única posible. “Si Scioli no jugaba en esta, un Kirchner de 30 puntos después del 28 de junio lo iba a necesitar aún más que ahora. Daniel quedaba en una posición de fuerza. Porque es cierto que la Provincia necesita a la Nación, pero también es verdad lo contrario, si se cae la Provincia se cae la Nación”, afirmó a La Política Online una fuente de acceso frecuente a las discusiones del sciolismo.

La discusión que subyace es el 2011. Y lo que se discute cual es la mejor vía para posicionar a Scioli de cara a esa discusión. El gobernador optó por ubicarse en el lugar de la lealtad absoluta, para convertirse en “la carta de Néstor Kirchner”. El problema es que tal vez, el ex presidente ya no logre imponer su carta y acaso la única posición negociadora que le quede, sea esa: resignar su sucesión.
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  • 3
    Sebastian
    08/06/09
    18:57
    Los K van a necesitar mucha ayuda para terminar su Gobierno,no terminaran siendo los "De La Rua" del peronismo???,porque no tengo dudas de que el proximo Congreso,que tendra una mayoria opositora dividida en dos grandes alianzas,(PJ disidente y ACyS),le pondra limites al poder autoritario...¿soportaran los Kirchner gobernar con acuerdo parlamentario y un Poder Legislativo claramente mas poderoso?.
    Responder
  • 2
    fabricio casarosa
    05/06/09
    20:21
    un abrazo ciberperonista,
    el 28, contamos los votos,
    sumate a,
    www.votamospositivo.com
    Responder
  • 1
    rafael
    03/06/09
    20:35
    ignacio: si no fueras parcial y antiK esta nota hubiese escapado a la categoria de politiquera. por los resultados que se pueden dar en baires, ciudad, naciòn, cordoba -no se santa fe- los oficialismo perderàn su condiciòn de primera minoria. sabes que significa?? ingobernabilidad, caos (que linda palabr). estamos a un paso de la anarquía y del canibalismo con tintes de sinete argentino. mientras, nuestros vecinos tienen proyecto y no tienen una dirigencia y medios de prensa de cuarta.
    Responder
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