Elecciones 2015
Argentina ¿tras los pasos de Brasil?
Por Cristian Folgar
En su última campaña, Dilma Rousseff se la pasó negando lo que finalmente tuvo que hacer. Llega la parte mas dura de la cena, hay que pagar la factura.

Nuestro país se apresta a vivir una situación institucional inédita. Nación, Provincia de Buenos Aires y Ciudad Autónoma de Buenos Aires no estarán gobernadas por el peronismo. Sólo durante la presidencia de Alfonsín se vivió algo parecido, sólo que en ese momento el Intendente porteño era elegido por el Presidente de la Nación y no por los ciudadanos. El presidente electo gozará en los primeros momentos del lógico apoyo de la sociedad, ello le dará espaldas para enfrentar los desafíos pero no hará que estos desaparezcan por arte de magia. No tendrá mayoría en ninguna de las Cámaras del Congreso y eso impone desafíos adicionales.

El contexto macroeconómico puede resumirse en que: i) las cuentas del Estado Nacional muestran un déficit de 7% del PBI, ii) enfrentamos una severa restricción externa ya que el Banco Central no tiene dólares como para administrar la flotación de nuestra moneda y perdió toda capacidad de intervención, iii) las economías regionales están de rodillas por falta de competitividad y iv) no hay prácticamente ningún sector realmente pujante justamente por falta de competitividad, a tal punto que ni la soja en campos propios presenta rentabilidad nominal en buena parte del país.

Lamentablemente, mas temprano que tarde todos los precios en nuestra economía (salarios incluidos) van a bajar medidos en dólares. El peso ya se devaluó, sólo falta que esa devaluación se traslade al tipo de cambio. Lo ideal hubiera sido evitar la devaluación del peso, pero eso ya pasó, el daño está hecho. Esto es como si ante la muerte de un familiar, se decide no avisarle a la tía que tiene problemas del corazón. Podemos tardar mucho o poco en avisarle, pero el familiar muerto no va a resucitar.

La discusión en los próximos tiempos se centrará en como se reparte el costo de volver a encontrar la consistencia macroeconómica que hace rato perdimos. El gobierno llegó al final de su mandato casi sin resto. Llega la parte mas dura de la cena, hay que pagar la factura. ¿Cómo vamos a repartir los costos?.

Dilma Rousseff en su última campaña electoral se la pasó negando lo que finalmente tuvo que hacer. Las extrapolaciones entre países nunca son perfectas, pero aquí corremos el riesgo que ocurra algo parecido. La forma en que Mauricio Macri maneje el capital político inicial que le dará la segunda vuelta será fundamental para el éxito de su programa económico y de gobierno, sin importar las medidas particulares que aplique inicialmente.

El mejor programa económico corre riesgo de fracasar si la nueva administración dilapida el capital político inicial.

Ya vimos como la sociedad y la clase dirigente falló en salir de la convertibilidad a tiempo, y así terminamos. Me parece útil recordarle, estimado lector, que la Alianza en 1999 ganó prometiendo mantener la convertibilidad y que fue el propio Congreso Nacional el que no aprobó el intento (quizás tardío) de salir de la convertibilidad en el 2001, cuando Cavallo era el Ministro de Economía de De la Rua. No es un dato menor la cantidad de economistas o profesionales ligados a la economía que se mencionan para el nuevo gabinete. La cantidad de economistas en un gabinete habitualmente aumenta proporcionalmente con el desafío económico que el país enfrenta.

Mauricio Macri tendrá inicialmente la credibilidad y el crédito abierto necesario para encarar las cuestiones postergadas por esta administración. ¿La sociedad esta dispuesta a acompañarlo? Esta visto que una cosa es que la sociedad vote a un candidato y otra muy distinta es que mantenga su adhesión a lo largo del tiempo ¿Dónde están hoy los que votaron la reelección de Menem y le dieron el 54% a Cristina Fernández de Kirchner?

La sociedad votó con la esperanza que el nuevo Presidente pueda poner rápidamente en marcha la economía, los candidatos como siempre le cuentan a sus potenciales votantes los beneficios de sus propuestas y tratan de minimizar los costos.

La exigua diferencia obtenida por Macri muestra también que el margen de maniobra desde el punto de vista del humor social, puede no ser tan grande como la nueva administración desearía. No hay nada que impida que Mauricio Macri incremente los niveles de aprobación de su gestión, pero de nuevo, para ello las primeras medidas serán fundamentales.

La imagen de Dilma Rousseff y sus problemas actuales no pueden dejar de llamarnos la atención. Tenemos la ventaja, respecto a Brasil, que el nuevo Presidente electo no arrastrará el desgaste de su primer mandato, finalmente Rousseff fue reelegida y en nuestro caso Macri inaugurará su primer período con un impronta de cambio respecto al cristinismo.

Sin embargo, en ambos países encontramos una semejanza, se tienen que corregir los desequilibrios macroeconómicos y ello implica alguna mala noticia, al menos para algún segmento de la sociedad.

“Si se puede”, fue la frase de más impacto que escuchamos en los actos de campaña de Cambiemos. “Es aquí y es ahora” señaló el futuro Presidente de la Nación. El pueblo eligió el cambio porque percibió que el cristinismo no era lo mejor para enfrentar los desafíos futuros.

Quizás, como nunca antes será la política la que determine qué opciones económicas serán socialmente viables. Quizás, como nunca antes el arte de lo posible se imponga sobre la ciencia de lo deseable.

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