Este 2018 debe ser el año en que organicemos nuestras fuerzas. Para encarar el desafío electoral con verdaderas chances, todos los sectores se debaten en torno a construir, primero, la unidad del peronismo y luego, de todo el arco opositor al gobierno de Macri.

La unidad no sería necesaria sino se hubiera quebrado en algún momento. Tenemos que decir, -de lo contrario nos estaríamos mintiendo a nosotros mismos-, que los pedazos que debemos juntar estaban unidos en el 2011 y quienes estaban dispersas eran, precisamente, las fuerzas opositoras de aquel momento y que desde el 2015 forman Cambiemos. La famosa autocrítica es reconocer que la estrategia de la pureza ideológica y la táctica del sectarismo fueron encerrando al peronismo en una minoría política. Hoy nos ganan porque lograron armar y mantener a todo el frente NO peronista unido.

A los diferentes esfuerzos nacionales por construir la unidad -todos valiosos-, debemos aportar nuestra cuota desde la renovación de autoridades del PJ Ciudad, empezando por no generar una interna distrital donde se enfrenten las diferentes corrientes internas y preparar, nosotros mismos, el campo de batalla que ponga en riesgo las buenas intenciones que todos tenemos. La política debe imponerse sobre las herramientas. Cuando fue necesario reformar la exigencia de la antigüedad para ocupar cargos partidarios con el fin de incorporar nuevos sectores a la vida partidaria, se demostró que la Carta Orgánica se adaptaba a las necesidades de la etapa.

Sería irresponsable no levantar un poco la vista para imaginar el daño que puede provocar una disputa interna un año antes de la definición real que será en el 2019. No es menos cierto que debemos renovar los prorrogados mandatos partidarios. Por eso, el mejor aporte que podemos hacer es, a la vez que renovamos las autoridades partidarias sin montar un escenario de posible fractura, empoderar a quienes tienen mucho para decir y aportar en la próxima batalla electoral: las mujeres y los dirigentes comunales.

Estamos ante un tiempo en que la defensa de los derechos sobre la igualdad real entre varones y mujeres marca la agenda política y tiene epicentro en nuestra Ciudad, donde este debate cobra cada día más fuerza. El tiempo en el que haya paridad en todos los estamentos partidarios llegó. Debemos incorporar a la carta orgánica del partido la paridad de género. El sector de la mujer reemplazó a la rama femenina y la paridad debe reemplazar al sector de la mujer. Ya es viejo el concepto de la cuota de las mujeres como si fueran una minoría del padrón como los jóvenes, los adultos mayores o los profesionales, donde los hombres detentan la mayoría de los cargos. La verdadera igualdad es compartir la conducción.

Esto no impide sostener una Secretaría de la Mujer para que diagrame las políticas específicas. Aunque también es necesaria una Secretaría de Género, que incorpore a la política partidaria las reivindicaciones y perspectivas del colectivo LGTBIQ.

El otro aspecto necesario es lograr empoderar a las comunas. Siempre hablamos de los compañeros y compañeras que militan en el territorio. Es decir, destacamos la importancia de estar presente en los barrios, de trabajar con los vecinos y con los afiliados. La forma de darle preponderancia a la política territorial es que los compañeros y las compañeras que aspiren a representar al peronismo sean elegidos a través de las comunas para romper con la lógica de dirigentes sin gente, donde se privilegia la superestructura.

Hay un ámbito de los medios y de las redes sociales que cada día cobra más fuerza. Debemos pensar cómo interactúa y articula esa realidad con la del territorio. La organización partidaria es una construcción que debe surgir de abajo hacia arriba. La representación de los dirigentes de la Ciudad que trascienden el distrito está garantizada en los Congresales Nacionales del Partido.

La propuesta está abierta al debate. No alcanza con tener el número suficiente en el congreso partidario para imponer una reforma, sino que es fundamental aportar las herramientas necesarias para la construcción de la unidad.