Editorial
“Me llamo Jorge Rizzo y te voy a cagar a trompadas”
Por Agustín Pesce
La descalificación política se hace eco rápidamente en diversos sectores de la sociedad, como Colegio Público de Abogados, y en boca del ex presidente, quien ha transformado dicha institución en una estancia donde él es el patrón.

Esta fue la triste frase del Dr. Jorge Rizzo el día previo a las elecciones del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, mientras se encontraba ejerciendo la presidencia del mismo. Fue dirigida hacia un joven recién recibido que integraba la agrupación Abogados de Pie, lista opositora a la suya.

Lamentablemente en nuestro país existe una cultura del enfrentamiento, de la descalificación, de la intolerancia. La política es gran responsable de ello, ya que es quien en gran medida modela una sociedad, le imprime formas, modos y valores. Diciéndolo de otro modo, es la causa ejemplar de una sociedad y por tanto, todo lo que provenga de la misma es consumido bien o mal por casi todos los sectores de una comunidad.

En nuestro país hemos pasado por diversas etapas históricas con diversos resultados, pero si tuviésemos que encontrar un factor común, éste sería el de la división constante entre los argentinos.

Desde los unitarios y federales (ambos espíritus fundacionales de nuestra Nación y que a su manera constituyen nuestro ADN), pasando por el peronismo o antiperonismo, hasta el día de hoy, kirchnerista o golpista, nuestras antinomias no nos han dejado avanzar.

Estas profundas divisiones responden a una falta de síntesis real de nuestra historia, a una falta de pacificación de nuestros espíritus nacionales y, por sobre todas las cosas, a una falta de visión común del futuro, ya que nuestro país no se piensa en términos futuros.

La consecuencia de la violencia política y por ende social se debe a la falta, ante todo, de instituciones fuertes, que respondan con prudencia y sobre todo con templanza ante situaciones complejas. La violencia tiñe todo de un mismo color y las estructuras institucionales que conforman un país se vuelven también virulentas e incluso funcionales a determinadas causas, debilitándose al extremo de la extinción.

Volviendo a la triste frase, vemos cómo la confrontación y la descalificación política se hace eco rápidamente en diversos sectores de la sociedad, en este caso, en el Colegio Público de Abogados, y en boca del ex presidente, quien ha transformado dicha institución en una estancia donde él es el patrón.

Un ámbito que debería ser símbolo y modelo por excelencia de una correcta institucionalidad para nuestra sociedad, por ser la casa de quienes ejercen el derecho, se ha convertido en un ámbito estrictamente personalista donde todo depende de una persona.

Debemos repensar el tipo de modelos a los que aspiramos como sociedad. Los argentinos tenemos una gran virtud: nunca nadie nos ha puesto el bozal; no han pasado por nuestra historia (salvo Rosas) personas que hayan acumulado la suma del poder público o que hayan perdurado por décadas en el mismo.

Por lo tanto, levantemos nuestros corazones y participemos activamente en el diálogo y en el encuentro de aquellos modelos que inspiran a una sociedad a ser mejor cada día, trabajando desde la unidad y la concordia verdadera.

Publicar un comentario
Para enviar su comentario debe confirmar que ha leido y aceptado el reglamento de terminos y condiciones de LPO
Comentarios
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellas pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algun comentario violatorio del reglamento de terminos y condiciones será eliminado e inhabilitado para volver a comentar.