En los días previos a la visita de Barack Obama a Buenos Aires, la Casa Rosada agitó versiones de una importante inversión en el sector de las comunicaciones de la mano del gigante norteamericano Turner. El presidente de la potencia del norte vino, bailó tango en el CCK, se fue, y las versiones quedaron en versiones.

Ahora, fue durante la visita del secretario de Estado, John Kerry, que las versiones volvieron a agitarse, esta vez luego que la periodista de La Nación, Mariana Verón, revelara la reunión fuera de agenda del propio presidente Macri con directivos de la Turner.

LPO ya reveló que el Gobierno cree que el desembarco de Turner en los medios del país no sólo afianzaría la visión geoestratégica de Macri de creciente alineamiento con Estados Unidos; sino que además ofrecería la ventaja de plantarle en la cancha un jugador de peso al Grupo Clarín.

La cereza que Macri exhibe al grupo para arriesgarse a invertir fuerte en una tierra tan imprevisible como la Argentina es poderosa: Nada menos que el contrato de televisación del torneo de primera, un producto de interés global.

El grupo Turner está reclamando un bien escaso en la Argentina: Seguridad jurídica para quedarse tranquilos que en el 2019 cuando Macri concluya su mandato, el próximo gobierno le respete el contrato.

De eso hablaron los ejecutivos de la Turner y Macri en la reunión que mantuvieron días atrás en la Casa Rosada. Hasta el 2019 los derechos del fútbol petenecen al Estado argentino y esa es la fortaleza y la debilidad de Macri.

En el gobierno tienen dos exigencias para la cadena norteamericana, que aporte unos 3.000 millones de pesos y que mantenga la gratuidad del fútbol hasta que termine el mandato de Macri en 2019. A cambio de eso le ofrecerían un contrato –que debería avalar la AFA- por muchísimos años para que recuperen la inversión. Se habla de hasta treinta años.

Uno de los problemas es que Turner no podría recuperar fácilmente la inversión sin canales de su propiedad. Por eso durante la reunión se habló de la inminente compra del grupo de Telefé, que podría concretarse antes de fin de año por unos 300 millones de dólares.

Además, el grupo norteamericano estaría interesado en lanzar en el país la señal de noticias CNN, entusiasmado por el éxito que tuvo en Chile. En ese punto en la Casa Rosada celebraron la posibilidad de que el grupo fundado por Ted Turner compre C5N, la señal de Cristóbal López, muy critica de la administración macrista.

Con ese combo, Turner se constituiría en un grupo de volumen, pero para no enajenar la relación que tienen con Clarin, en la Casa Rosada opciones para armar un combo que reparta la televisación de algunos partidos con el Grupo Clarín, DirecTV, Fox y hasta se habla de ESPN.

En principio, estos grupos que sí cuentan con sus propias señales no quieren negociar los derechos del fútbol porque el Gobierno insiste en mantenerlo gratis hasta el 2019, pero acaso se sumarían a un esquema de costos repartidos y financiado en parte con un impuestazo al cable, como anticipó LPO.

El principal problema que enfrenta toda esta ingeniería es que los norteamericanos están exigiendo un bien muy escaso en el país: Seguridad Jurídica, para que cuando termine el mandato de Macri, el próximo Gobierno le respete su derecho a empezar a cobrar por el fútbol.