El radicalismo improvisó ayer una cumbre para resolver la situación del partido dentro de Cambiemos, luego del ingreso de intendentes y ministros a ese armado.
El encuentro sirvió para desplegar una discusión interna y para consensuar un mensaje hacia afuera. Tras la reunión, el presidente del Comité Provincia, Ricardo Alfonsín, lanzó en Twitter un duro cuestionamiento a la Gobernadora. "No consultan al tomar decisiones de gobierno. Tampoco al sumar nuevos aliados (incluso del FpV). ¡Deberán entender cómo funciona un frente!", lanzó el diputado.
El acto, del que participaron dirigentes radicales de la séptima sección electoral, se realizó en Azul, distrito donde el radicalismo sufrió un fuerte embate con la incorporación a Cambiemos del intendente Hernán Bertellys, electo por el Frente para la Victoria (FpV).
En ese sentido, el vicepresidente de la Cámara de Senadores bonaerense, Carlos Fernández, dijo que en el partido centenario “hay un gran malestar” por las “decisiones inconsultas” que atrajeron a dirigentes peronistas al espacio.
“Esto es una advertencia. El que quiera oír que oiga”, dijo el radical a la agencia DIB tras descartar que estos movimientos deriven en una ruptura en el corto plazo. “Nosotros queremos cuidar a Cambiemos”, agregó.
El enojo del radicalismo estalló luego del desembarco del ex massista Joaquín De la Torre, a quien Vidal premió nada menos que con el ministerio de la Producción, donde se encontraba el único ministro del partido centenario, Jorge Elustondo, a quien intentó no desairar al ponerlo al frente de Ciencia y Tecnología, una nueva cartera también con rango ministerial.
“No hay un sólo dueño de Cambiemos, es una construcción colectiva, por eso planteamos el malestar frente a estas últimas decisiones inconsultas”, insistió Fernández. Y en ese sentido, agregó: “La gobernadora tiene todo el derecho del mundo a decidir quién quiere que la acompañe en su gestión, pero nosotros sabemos bien que en la política hay gestos, y éste es un gesto poco feliz”.
En tanto, desde la UCR Azul, consideraron que “como partido político constitutivo del frente (Cambiemos), vemos con suma preocupación este tipo de acciones que nada tienen que ver con principios y convicciones, y que se están consumando en todo el territorio de la república con la aprobación del partido gobernante, bajo la excusa de que ‘todos son bienvenidos en las filas de Cambiemos’".
Y en ese sentido, insistieron en que se trata de “conveniencias políticas que en favor de la ciudadanía”. “Es una falta de respeto para los dirigentes que trabajaron en la campaña electoral y que compitieron con Bertellys”, sostuvo Fernández sobre el desembarco al espacio del jefe comunal de Azul.
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Jorge Abelardo Ramos
Perón e Yrigoyen fueron los dos grandes caudillos nacionales en lo que va del siglo. Nadie podrá imputarle a Perón, a lo largo de su prolongada lucha, que haya sido infiel al programa que propuso al país en 1945. No fue un fascista, por supuesto, ni un socialista, naturalmente. Los gorilas del 45 no comprendieron lo primero, ni muchos de sus hijos, lo segundo. Perón siempre aspiro a ser el mismo su propia izquierda y su propia derecha. Como luchó por desarrollar un capitalismo nacional (estatal y privado) contra la sociedad inmóvil de la hegemonía terrateniente, ésta lo declaro indeseable, lo derribó y lo expatrió durante dieciocho años. El pueblo, sin la ayuda de los sociólogos, comprendió que sólo un patriota podía merecer tal castigo. A tal odio respondió con un amor equivalente. Perón intuyó certeramente su próximo fin. El discurso del 12 de junio, que declaraba al pueblo único heredero de sus banderas, constituyó el testamento político de este varón singular, que entró en la muerte tan oportunamente como había irrumpido treinta años antes en la historia.
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