Acompañada de intendentes y funcionarios, María Eugenia Vidal fue al Senado a exigir la reparación del fondo del conurbano bonaerense y además de conseguir el respaldo de los representantes bonaerenses logró inquietar a Máximo Kirchner, quien armó una reunió paralela con intendentes.

En el despacho de Michetti, Vidal mantuvo un encuentro de casi una hora con los senadores María Laura Leguizamón, Juan Manuel Abal Medina (FPV) y Jaime Linares (FAP), quienes escucharon su reclamo y una clase de finanzas del ministro de Economía provincial Hernán Lacunza (ministro de Economía).

Ayudado de un powert point, Lacunza detalló el daño económico que soporta por el congelamiento del fondo del conurbano en la módica suma de 650 millones de pesos.

Tanto se licuó esa cifra, definida por Carlos Menem hace dos décadas, que de la recaudación de ese Fondo (conformado con el 10% de la recaudación de Ganancias) Buenos Aires y Tierra del Fuego son las provincias que menos reciben. De hecho, si el Congreso se niega a tratar el tema, Macri podría darle una ayuda intermedia a Vidal elimianando el fondo por decreto.

“Se trata de una suma de 47 mil millones de pesos por año. Y si incluso se analizara la reparación por nivel pobreza, Buenos Aires debe ser la primera en ser atendida, porque tiene la mayor cantidad de pobres de todo el país”, sentenció Vidal, en una breve conferencia de prensa brindada un poco más tarde en el Salón Illía del Senado. 

Llegó acompañada de Lacunza, Federico Salvai (Ministro de Gobierno), Roberto Gigante (Coordinación y Gestión Pública) y un grupo de intendentes del oficialismo y el peronismo.

Entre los primeros formaron fila Julio Garro (La Plata) y Martiniano Molina (Quilmes), Javier Martínez (Pergamino), Cecilio Salazar (San Pedro); mientras que del peronismo estuvieron Mario Ishii (José C Paz), Gustavo Menéndez (Merlo) e Ismael Passaglia (San Nicolás). El otro fue Joaquín de la Torre, un massista que le sigue el juego a Vidal.

“¿Van a negociar con los senadores del FpV, que son mayoría?”, preguntó LPO a Abal Medina, Leguizamón y los intendentes del PJ. “Es buena la pregunta: se inicia una etapa de búsqueda de consensos para reparar una gran injusticia argentina", se aventuró el ex jefe de Gabinete.

“Venimos recepcionado estos reclamos hace tiempo”, se defendió Leguizamón. Ishii y Passaglia no quisieron tomar el micrófono pero sí Menéndez. “Este es un momento histórico y todo el peronismo va a estar”, se puso al frente.

“Más allá de las posiciones políticas diferentes también es cierto que necesitamos trabajar para ponernos de acuerdo en puntos comunes que reparen, en este caso, situaciones de injusticia y que para adelante puedan resolver temas que no vuelvan a redundar en estas cuestiones”, cerró Michetti.

Menéndez fue la figura del día: un rato antes de ir al Senado participó de la reunión de intendentes con legisladores de La Cámpora, donde también asistieron Patricio Mussi (Berazategui), Verónica Magario (La Matanza), Gabriel Katopodis (San Martín), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Fernando Gray (Esteban Echeverría), Julio Pereyra (Florencio Varela), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Alberto Descalzo (Ituzaingó), Marisa Fassi (Cañuelas), Mario Secco (Ensenada) y Santiago Maggiotti (Navarro).

El encuentro fue en el tercer piso de la Cámara de Diputados y si bien la comunicación oficial fue que se estudió "una propuesta del Fondo del Conurbano", Máximo aprovechó la ocasión para escuchar los problemas económicos de los distritos.

“La luz del Municipio me aumentó 1000% y ya ni la puedo pagar”, confesó Mussi, uno de los más cristinistas. “Buscamos que este sea un espacio de interacción con los legisladores de la provincia, del Congreso y de la Legislatura”, contó a LPO uno de los diputados presentes.

Máximo tenía motivos para estar incómodo: los legisladores que él puso en las listas de la provincia respaldaron a Vidal en la Legislatura y dejaron en una posición incómoda a los legisladores nacionales del FpV.

Todos recibirán llamados de Abal Medina y Leguizamón, los primeros en comprometerse en engrosar la coparticipación de la provincia, para que el gobernador de turno, si lo desea, cierre los números sin golpear las puertas de la Casa Rosada todos los meses.