El Gobierno enviará en los próximos días al Congreso el tantas veces anunciado proyecto de reforma electoral, que además de implementar el sistema de boleta única electrónica tendrá como mayor novedad la eliminación de la "obligatoriedad" de las elecciones primarias para definir candidatos.

Se trata de uno de los puntos claves de la reforma implementada por Cristina Kirchner en 2009, que con el paso del tiempo no convenció a las principales figuras políticas porque las obligaba a exponer sus endebles consensos.

Antes de redactar el proyecto, Adrián Pérez, Secretario de Asuntos Políticos e Institucionales, reunió a referentes de todas las provincias y partidos políticos para recoger dudas.

Y tal como relató LPO, muchos pidieron evaluar si conviene seguir obligando a someter a las urnas las diferencias partidarias.

Por si fuera poco, también lo reclamaron los intendentes de la provincia de Buenos Aires, donde las primarias también son obligatorias y simultáneas con las nacionales. Todo un riesgo, en épocas de renovación peronista.

Macri sabe que el anterior Gobierno tampoco la pasaba bien al dejar una larga lista de heridos en agosto, como fue el caso de Julián Domínguez, derrotado por Aníbal Fernández en la primaria bonaerense.

Pero tal vez vuelva a sufrir una interna en su frente electoral, porque los radicales, siempre enamorados de las internas, no estarían tan convencidos de eliminar las primarias obligatorias. Si todo el arco peronista lo quiere, no tendrán más opción que aceptarlo.