Miguel Angel Pichetto tuvo un mediodía complicado: Reunió a su bloque de senadores del Frente para la Victoria-PJ tras casi un mes si hacerlo y recibió durísimas críticas por haber acordado para este miércoles una sesión especial con el oficialismo, cuyo tema principal fue el proyecto de ahorro para créditos hipotecarios de Julio Cobos.

Los senadores molestos no cuestionaban la iniciativa del mendocino, que crea un instrumento financiero para adquirir viviendas, sino que le reprochaban a Pichetto haber armado por las suyas una sesión especial sólo con ese tema y otro que modifica la ley de defensa al Consumidor, enviado desde Diputados.

“¿Para qué somos mayoría sino podemos armar una sesión ordinaria con temas propios?”, lo increpó el sanjuanino Ruperto Godoy, uno de los casi 20 senadores identificados con Cristina Kirchner.

¿Para qué somos mayoría sino podemos armar una sesión ordinaria con temas propios?, lo corrió el sanjuanino Ruperto Godoy. Mientras que en otro cruce la cuñada de Máximo Kirchner lo increpó: A mí no me digas nena!!

Ese grupo no acepta hacer seguidismo a Pichetto y se mantiene distante de la agenda de los gobernadores, quienes esta mañana consiguieron una recomposición de la coparticipación federal con Rogelio Frigerio.

Y los mandatarios son los que suelen presionar al jefe de los senadores del FpV-PJ, al menos en los papeles. “Entiendan que no podemos dejar el Senado sin funcionar”, se excusó ante los reproches. 

No conformó a nadie. Se quejaron de inmediato el neuquino Marcelo Fuentes y la camporista Anabel Fernández Sagasti, quien como mendocina no soportó tener que viajar a aplaudir a Cobos, por la aprobación de su plan hipotecario.

Pero el rionegrino pasó el peor momento cuando quiso frenar a Virginia García, cuñada de Máximo Kirchner. “¡Mirá nena!”, buscó intimidarla y logró que la santacruceña subiera más la voz. “¡A mí no me digas nena! ¡Nena nada! ¡Escuchaste!”, lo ubicó.

No es la primera vez que Pichetto tiene problemas con las mujeres, aun cuando pasó 8 años recibiendo instrucciones diarias de Cristina Kirchner.

En la sesión que se aprobaron los pliegos de embajadores intentó frenar una rebelión femenina de su bloque para posponer la designación como embajador de Panamá de Miguel del Sel, por sus declaraciones homofóbicas en su última campaña electoral. 

Pero cuando atinó a callar a Mariana Riofrío, ese día Pichetto no sólo escuchó un “callate vos” en público que le dedicó la sanjuanina: el resto de las mujeres de su bancada fueron pidiendo la palabra para votar en contra del pliego del cómico. Casi logran bajarlo. 

Pichetto no sólo enfrentó la rebelión de los kirchneristas, sino que incluso algunos senadores ligados a los gobernadores como la catamarqueña Inés Blas, se sumaron al pedido que deje de pactar sesiones con el Gobierno.

Este mediodía tuvo otro problema: ningún senador saltó a defenderlo. Incluso varios ligados a los gobernadores, como la catamarqueña Inés Blas también pidieron no pactar sesiones con el Gobierno.

La tensa discusión no se quedó ahí. También se pelearon por las mociones de preferencia, un vicio de la oposición de turno, que utiliza el recurso para plantear en el recinto proyectos demorados.

Los patagónicos, como García y su coterránea María Ester Labado, querían exigir tratar a la brevedad proyectos para bajar las tarifas en esa región, castigado por el alto precio de gas. Pichetto no estaba en condiciones de contenerlos.

Como gesto de rebelión, la mayoría de los kirchneristas se fue del recinto al momento de debatir el plan hipotecario de Cobos, que se aprobó por unanimidad, pero con sólo 48 de los 72 presentes. El oficialismo no entendía que pasaba. Pichetto si.