Sindicalismo
Macri, suave con los sindicatos, evitó repetir que vetará la ley antidespidos
El presidente se reunió apenas 10 minutos y criticó a los empresarios. El reproche de Caló.

Mauricio Macri tuvo una serena y superficial reunión con los sindicatos en la Casa Rosada, en la que no quiso hablar de la ley antidespidos, que mañana seguirá tratándose en la Cámara de Diputados, pese al supuesto compromiso de algunos empresarios de no echar a nadie por noventa días.

“Creo en la conveniencia de hacer una reunión y que los empresarios pusieran por escrito lo que me dicen a mí”, se confesó Macri ante la veintena de gremios que se acercó al Salón de los Científicos de la Casa Rosada, con la notoria ausencia del líder de la CGT, Hugo Moyano, que acorraló al gobierno con la masiva marcha del Día del Trabajador.

Macri pareció lamentarse del poco éxito que tuvo las veces que les pidió cara a cara a los empresarios mantener lo puestos de trabajo. 

Contrariado, el líder de la UOM, Antonio Caló, salió al cruce hosco: “Esto debió hacerse antes”, recriminó y confesó no tener opinión sobre el acuerdo anunciado: "No tengo opinión sobre esto porque no conozco que dice", le facturó al Presidente en la cara. Pero Macri no se quedó callado: "¿Cuantos afiliados tenes?", le preguntó al metalúrgico. "Unos 400 mil", contestó Caló. "¿Y cuantos despedidos?", repreguntó Macri. "Y...unos 3.000", dijo el líder de la UOM. "¿Y eso es una crisis de empleo?", cerró el Presidente. 

El contrapunto no fue casual. Más allá del debate sobre los números, la UOM es uno de los gremios donde realmente se vive el impacto de una serie de despidos que hasta meses atrás el gremio no sufría. Por eso, Caló rodeó la semana pasada el Congreso, exigiendo la sanción de la ley antidespidos.

Curioso: mientras él mascullaba frente a Macri, a pocas cuadras, en el Ministerio de Trabajo, su segundo Raúl Torres cerraba una paritaria mejor de lo esperada: 20% en abril, 7% en julio y 6 %en octubre, más un aporte de 4000 pesos. Un acuerdo muy por arriba de la pauta inflacionaria del 25% anual que fijó el ministro de Economía, Alfonso Prat Gay.

Macri esta vez no amenazó con el veto ni se burló de la ley antidespidos que se apresta a aprobar el Congreso. Mucho más diplomático con los sindicalistas, prefirió centrarse en sus reproches a los empresarios.

Como sea, ninguno de los sindicalistas que se reunieron con Macri, pasó  por el Salón Blanco, donde el Presidente anunció el acuerdo "simbólico" en el que los empresarios se comprometen a no realizar despidos, una estrategia de apuro del ala política del Gabinete para tratar de quitarle fuerza a la ley antidespidos que la oposición pretende aprobar esta semana en Diputados.

En la reunión, Macri no quiso ni hablar de la ley y sobre todo evitó hacer referencia a la amenaza del veto. Acaso porque había varios sindicalistas legisladores como los petroleros Alberto Roberti (diputado del bloque peronista) y Guillermo Pereyra (senador del Movimiento Popular Neuquino). O tal vez porque finalmente al Gobierno le cayó la fecha de que mejor negociar con los sindicatos que ingresar en una pelea política de final incierto.

En la reunión estuvieron Juan José Lingeri de Obras Sanitarias; Gerardo Martínez de la Uocra; Armando Cavalieri de los mercantiles; Carlos West Ocampo de Sanidad; Oscar Maturano de La Fraternidad y el gastronómico Luis Barrionuevo, que fiel a su talante casi sobre el final. 

Macri eludió cualquier reproche o charla sincera sobre el punto de conflicto y prefirió comentar su molestia con los "políticos" que se comprometen con él en privado y luego “no cumplen”, en clara alusión a Sergio Massa y a Miguel Pichetto, quienes recibieron a las centrales gremiales en el Congreso y motorizaron la discusión parlamentaria por los despidos.

Después habló de lo que más le gusta: la supuesta llegada de inversiones, que ya había anunciado en el Salón Blanco, donde hizo foco en los puestos de trabajo que abrirán la compañía de software Globant y la alimenticia Pérez Companc, dos empresas argentinas.

Luego de esa breve "charla" de diez minutos Macri se retiró para recibir a su par paraguayo y amigo, el empresario Horacio Cartes y dejó a los líderes sindicales conversando con el ministro Jorge Triaca. No duró mucho ese diálogo y los gremialistas se fueron de la Casa Rosada casi escapando de los periodistas que hacían guardia. “Estos acuerdos como el que anunció Macri suelen firmarse y nunca se cumplen del todo y terminamos a las patadas”, confesó uno de los sindicalistas a LPO. Por eso, insisten con la aprobación de la ley. 

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