Alfonso Prat Gay visitó a los diputados de Cambiemos el 19 de abril para informar sobre los detalles del pago que se le habían hecho a los holdouts, considerado un triunfo personal por el ministro de Hacienda.

Acompañado por su viceministro Pedro Lacoste, el ministro celebró el fin del default ante Mario Negri (UCR), Nicolás Massot (PRO) y Fernando Sánchez (Coalición Cívica), en una reunión informal que luego reeditó en el Senado.

Negri se llevó una promesa a su bloque: El "sinceramiento" de la economía, como lo denominan en el Gobierno, estaba concluyendo y ya no eran necesarias nuevas subas de tarifas, uno de los golpes más grandes a los bolsillos de la clase media, que nunca convenció del todo a las huestes radicales.

Prat Gay aseguró que los tarifazos ya eran historia pero sólo 10 días después se conoció una suba del 10 por ciento a las naftas, que arrastran incrementos en los artículos de primera necesidad por alterar los costos logísticos.

No puede ser que venga Prat Gay acá y prometa que se terminaron los tarifazos y apenas días después suben otra vez las naftas, se quejó la radical riojana María Vega.

En la siguiente reunión de bloque radical no faltaron quejas. “No puede ser que nos digan que no habrá más tarifazos y días después suben los combustibles”, protestó la riojana María Vega y encontró eco en sus pares.

Acorralado, Negri convocó al economista Javier González Fraga, cercano a Prat Gay, para que diera una visión de cómo funciona el equipo de Gobierno y hacia donde va el plan económico.

Pero lejos de despejar todas las dudas, el ex presidente del Banco Central agravó algunas. Ante los diputados, González Fraga explicó que Prat Gay tiene un poder acotado como ministro, porque las medidas económicas son tomadas en forma aislada por diferentes miembros del Gobierno, como el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, o Juan José Aranguren, artífice de los tarifazos en el área energética.

Los radicales Negri y Naidenoff.

Télam

Por otro carril está el ministro de Producción, Francisco Cabrera, encargado de telefonear a los empresarios para transmitirles las urgencias presidenciales, aunque hasta ahora no logró pasar del plano de las buenas intenciones.

González Fraga explicó que Prat Gay, por su parte, tiene un arma letal como es el control del Tesoro y la firma para transferir fondos a las provincias, tarea que recae en el secretario de Hacienda, Gustavo Marconato.

Marconato fue diputado del FpV y amigo personal de Néstor Kirchner, pero Prat Gay lo conoció en el Congreso y confió en él para administrar la caja.

Consciente de la bronca creciente de los radicales, Macri autorizó que sumen a Mario Negri a las reuniones de Gabinete, como un mínimo gesto para que no se sientan tan marginados.

Marcos Peña nunca toleró sentarse junto a un ex habitué de los legendarios picados de fútbol de la quinta de Olivos que organizaba el fallecido ex presidente. Y cada vez que escucha que no llega plata a algún lado, culpa a Marconato. De hecho, intentó quitarle esa función con la fallida creación de una Oficina del Presupuesto que dependiera de la Jefatura de Gabinete, que quedó en la nada.

La incertidumbre entre los referentes de Cambiemos es qué hace Macri para evitar colisiones. Por caso, si Aranguren mantiene en forma dogmática que el precio de los combustibles se mueve con la cotización del dólar, una suba de la divisa a fin de año como pronostican los analistas, volverá a remarcar el precio de los surtidores y de cada alimento de la góndola.

“¿Y quién tiene respuesta para eso?”, se preguntaron al unísono los diputados de la UCR. Nadie, coincidieron, aun cuando, se supone, deberían encontrarla los coordinadores del Gabinete, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, ambos economistas. Ninguno parece poder amalgamar las medidas asiladas de sus coordinados.

Consciente de esta bronca de los radicales, que cada vez le cuesta más contener al presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, el propio Macri autorizó que sumen a Negri a las reuniones de Gabinete. Pero al parecer el gesto no alcanzó.