Los Rolling Stones quisieron darle al Festival de Altamont de 1969 un toque hardcore y contrataron a los Hells Angels -Ángeles del Infierno-, una banda de motoqueros vinculados al crimen, para que se encargaran de la seguridad del recital a cambio de cerveza. El saldo fue un desmadre que terminó con un joven asesinado a cuchillazos propinados por uno de los motoqueros y con la banda de Mick Jagger escapándose del lugar para salvarse de la muerte.
47 años después, Patricia Bullrich dejó la seguridad pública en manos de La Cámpora. Pero no lo hizo en un Lollapalooza sino en las calles públicas de la Ciudad, en medio de la reaparición de Cristina Kirchner para declarar en los Tribunales de Comodoro Py.
La ministra de Seguridad está siendo cuestionada tanto dentro del Gobierno nacional como en el porteño por haber dejado una especie de zona liberada en el barrio de Retiro para que Cristina pudiera reaparecer en un escenario y despotricara contra Mauricio Macri.
El ministerio de Bullrich difundió dos días antes del acto un mapa con el vallado y los detalles del operativo que, según el comunicado oficial, se realizaría “a fin de garantizar la libertad de expresión y organizar el tránsito”. No sucedió ninguna de las dos cosas: el kirchnerismo se apropió por unas horas de un sector de la Ciudad que se volvió intransitable y tampoco se garantizó la libertad de expresión, sino que hubo agresiones a periodistas por parte de militantes de La Cámpora.
La bronca con la ministra también la tienen en el gobierno porteño, puesto que prestaron efectivos de la Ciudad pero no formaron parte de la coordinación del operativo que encabezó Bullrich.
Los efectivos sólo fueron dispuestos alrededor del perímetro y la “orga” se convirtió por unas horas en una fuerza de seguridad paralela, gracias a las gestiones del presidente de la Cámara de Casación, Alejandro Slokar, que fue quien se atribuyó la potestad de dejar el operativo en manos de los militantes.
“Lo que sucedió ayer está lejos de lo que habíamos planeado”, se sinceraron ante LPO en el ministerio de Bullrich.
Lo curioso es que en medio de la bronca con Bullrich por el insólito episodio de ayer, la misma situación se repitió hoy en pleno microcentro con motivo del encuentro entre Cristina y el bloque del Frente para la Victoria.
Los militantes de La Cámpora, siempre con pechera azul, volvieron a manejar el operativo callejero, esta vez junto a la Policía Federal, en una sintonía similar a la que se ve entre las barras bravas y los efectivos durante los partidos de fútbol. Juntos armaron un vallado de más de una cuadra para que ingrese el auto de la presidenta.
LPO presenció las protestas de los vecinos que querían circular por la calle Rodríguez Peña, en donde Cristina fue recibida por los diputados. La calle estaba cortada en Perón, dos cuadras antes del lugar del acto, y la Policía pedía documentos a los automovilistas que querían pasar el vallado: si no tenían domicilio sobre Rodríguez Peña entre Perón y Rivadavia, no podían pasar.
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Macri , estas paranoico?