En medio de la gira promocional por conseguir inversionistas que compren los tres bonos que el Gobierno quiere emitir para cancelar las deudas con los holdouts, el escándalo de los Panamá Papers le jugó en contra a la delegación del Gobierno en Nueva York.
Argentina piensa emitir una partida de tres bonos, uno a 5 años, otro a 10 y el último a 15 años por un valor nominal total de 15.000 millones de dólares. Lo hará con ayuda de cuatro grandes bancos colocadores, JP Morgan, Deutsche, Santander y HSBC que, si bien puedan retener una parte para sus carteras de inversiones, deberán luego vendérselos a sus clientes, entre ellos fondos de inversión.
Y de esto se trata este “road show” en el que los más altos funcionarios del gobierno explican desde ayer en el lujoso hotel Lotte New York Palace del Midtown de Manhattan, a posibles inversores las ventajas de apoyar a Argentina en esta etapa y, a cambio, recibir un título con una rentabilidad presuntamente muy superior a los riesgos.
Sin embargo, visto desde afuera invertir en la región para la cual se pronostica una contracción de 0,6% en 2016 no parece tan color de rosas: Para Brasil, nuestro principal socio comercial, se anticipa una caída del 3,5% del PBI, mientras Dilma Rousseff lucha para no ir al juicio político. Para Argentina también se estima una contracción del 0,8% y una inflación del 8% para abril y un 20% acumulado en los primeros 4 meses del año, lo cual deja a Prat Gay y a su meta de inflación del 25% anual en falsa escuadra. A esto se suman la manipulación del Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER) que realizó Hacienda al elegir el más bajo índice de San Luis y sobre todo, el impacto profundo que causó la aparición del presidente Macri en los Panamá Papers, que fue y sigue siendo noticia en el mundo.
En Estados Unidos los medios fueron muy bruscos en el viraje de su mirada sobre Macri e incluso especularon con su renuncia, excitados por la salida del primer ministro de Islandia. Este combo poco propicio tenía este miércoles un precio: Del total de compra de bonos que el Gobierno daba por cerradas, se bajaron inversores por 1.300 millones de dólares.
"Teníamos una idea inicial de que podíamos emitir alrededor de 11.800 millones de dólares, pero hay mucha gente que no se presentó, no apareció", reveló el secretario de Finanzas, Luis "Toto" Caputo. Por lo que por ahora estima que lograrán colocar 10.500 millones de dólares, bastante menos de los 12.500 millones que tienen autorizados por el Congreso para pagarles a los holdouts.
Javier Kulesz, asesor de Jefferies Group en Nueva York también advirtió al ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, que desde afuera andar cambiando el índice de precios de referencia con el que se calcula el rendimiento de los bonos que ajustan por CER, se veía como una continuidad de la manipulación estadística del kirchnerismo. En la cumbre de Bloomberg en la Argentina le transmitió al ministro que, aun con sus razones técnicas, no era el momento para tomar estas medidas que desalientan inversiones.
El problema es la tasa
“El problema no pasa por los 1.300 millones sino por lo que sube la tasa de interés con cada mancha que le encuentren al tigre”, sintetizó ante LPO el analista de mercados Francisco Uriburu. Para él la tasa estará más cerca del 9% que del 7 a 8 por ciento que pronosticó Hacienda: “Similar a la que consiguió Lacunza menos unos 300 o 400 puntos”, opinó.
También hay cuestiones de ingeniería financiera que encarecen la emisión. Por ejemplo Perú emitió deuda a 10 años en euros al 2,75% en un momento en el que las tasas en euros son más bajas. “Además la paridad del euro está alta, con lo cual con la baja también se abaratarían los costos”, estimó Uriburu, quien recomendó un esquema de bonos “step up”, que pague tasas crecientes y abarate el costo financiero en esta primera etapa en la que, por la persistencia del default Argentina debe emitir “a tasas de sacrificio”.
De todos modos el equipo argentino se muestra confiado. Más allá de la alta solvencia de Argentina dada por su baja relación deuda sobre PBI, que el mundo siga demandando comida y que los precios de los alimentos empiece a repuntar, mejora sustancialmente la relación exportaciones sobre PBI, que es la que le da la pauta a los inversores extranjeros de la capacidad del país de conseguir dólares para pagar la deuda externa.
Además, el Gobierno mostró capacidad de gestión al conseguir que un Congreso Nacional no adepto le votara tan rápidamente la derogación de la Ley de Pago Soberano y la Ley Cerrojo. Y con esto cumplió con todos los requisitos impuestos por el juez Griesa para levantar los embargos. Solo resta el visto bueno de la Cámara de Apelaciones de Nueva York, que debe levantar las “injunctions” para que Argentina pueda emitir estos bonos.
En este sentido, Prat Gay se mostró confiado. “Argentina hizo todo lo que tenía que hacer para cumplir con los holdouts”, dijo el ministro a la periodista Silvina Sterin Pensel a la salida de una reunión con inversores en el Council of Americas de Nueva York.
Mientras tanto, el mediador judicial Dan Pollack siguió sumando acuerdos al 90% de holdouts que ya habían aceptado la oferta argentina. Hoy, a tan solo 16 horas de la audiencia ante la Cámara de Apelaciones, firmó un nuevo acuerdo por 255 millones de dólares con el grupo denominado Yellow Crane Holdings.
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