El Gobierno nacional mantuvo un inexplicable silencio sobre el grave episodio de violencia política que ocurrió anoche en Villa Crespo, con un ataque a balazos a un local de Nuevo Encuentro que dejó dos heridos.

La agrupación política de Martín Sabbatella, aliada del Frente para la Victoria, repudió el atentado y recibió las expresiones de solidaridad de diversos partidos políticos. Pero llamativamente, luego de más de 17 horas de ocurrido el ataque no hubo ninguna declaración de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich ni del secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco.

El único funcionario importante del PRO que se expresó fue el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, que no sólo repudió el ataque por Twitter sino que anoche envió al SAME, a la Policía Metropolitana y a su ministro de Justicia y Seguridad, Martín Ocampo, al lugar de los hechos.

Los reflejos de Larreta dejaron una vez más en ridículo al ministerio de Bullrich, que ya había mostrado su torpeza con la fuga de los prófugos de General Alvear.

Pasado este mediodía, fuentes del Ministerio de Seguridad informaron a LPO que no tenían información sobre lo ocurrido, pese a que la noticia trascendió en los medios de mayor audiencia y fue difundida por todo el arco político. 

Para colmo, se desligaron del asunto y señalaron que lo que sucede en un barrio porteño “es competencia de Larreta”, como si el regreso de la violencia política no fuera un tema a condenar para el Ministerio de Seguridad de la Nación y el resto del Poder Ejecutivo.

Fuentes del Gobierno indicaron a este medio que este episodio calentó la interna entre Bullrich y Larreta, quien no está a gusto con la gestión de la ministra. Por otro lado, la pelea entre las competencias de uno y otro recuerda a los pases de factura entre el secretario de Seguridad de la era kirchnerista, Sergio Berni y el gobierno porteño de Mauricio Macri. Lo curioso es que ahora ambas jurisdicciones las gobierna el mismo partido.

Esto no evitó que durante el fallido estreno del protocolo de la ministra para desarmar los piquetes, volvieran a cruzarse por la bajo la Ciudad y la Nación, que no parece muy dispuesta a asumir las responsabilidades propias de su tarea.

Como sea, el episodio de Villa Crespo que marca un lamentable regreso de la violencia política -provenga de donde provenga- se suma al ataque a balazos de un local de La Cámpora de Mar del Plata, que ocurrió ayer.