Diego Gorgal, politólogo, especialista en seguridad y ex ministro de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, viajó a la Ciudad de México para asistir a un encuentro reservado sobre seguridad con especialistas de todo el mundo que organizó el Foreing Office británico.
Gorgal aterrizó en el DF justo cuando el debate de años sobre cuál es el mejor modelo policial para combatir el narcotráfico y la violencia que golpea a México, parece entrar en la recta final, bajo la figura del "Mando Unico", que impulsa el gobierno priista de Enrique Peña Nieto. En una entrevista con LPO México en el hotel que se aloja en la exclusiva zona de Polanco, Gorgal habló sobre estos temas.
México y Argentina atraviesan un mismo debate pero de modo asimétrico. Aquà se intenta aplicar un Mando Único, mientras que allà se habla de avanzar hacia las policÃas municipales. ¿Qué tan importante es el modelo de estructura policial para resolver los problemas de inseguridad?
Hay dos factores que determinan el modelo policial. Uno de ellos es el sistema polÃtico. Porque la distribución de competencias policiales es una distribución de poder. Y por ende es una pelea polÃtica.
Un buen caso de eso es el ejemplo de la Ciudad de Buenos Aires, que desde el año 94 hasta enero de este año, no tuvo policÃa propia. Y eso significaba que no tenÃa la capacidad de usar la fuerza pública para hacer cumplir sus decisiones. Los gobiernos nacionales en todos esos años evitaron la distribución de poder en favor del gobierno de la ciudad.
Eso serÃa analizar el modelo policial desde arriba. Desde la polÃtica. Pero, por otro lado, se puede analizar desde abajo: desde el problema. Es decir, ¿qué problemas tenés? ¿tenés problemas locales, regionales, federales, trasnacionales? Entonces, dependiendo la problemática también se decidirá qué modelo aplicar. Si tenés problemas locales, seguramente la policÃa municipal será la más eficiente.
¿A qué llamamos especÃficamente un "problema local"?
Eso serÃa analizar el modelo policial desde arriba. Desde la polÃtica. Pero, por otro lado, se puede analizar desde abajo: desde el problema. Es decir, ¿qué problemas tenés? ¿tenés problemas locales, regionales, federales, trasnacionales? Entonces, dependiendo la problemática también se decidirá qué modelo aplicar. Si tenés problemas locales, seguramente la policÃa municipal será la más eficiente.
Delitos comunes. Robo de celulares, por mencionar uno. Violencia, violencia doméstica. Todas aquellas manifestaciones del delito y la violencia que se originan y agostan en esa jurisdicción.
Esos dos factores me parece que son los que hay que analizar, sea en México o en Argentina, para entender qué modelo policial estás buscando.
Pero es muy interesante observar los argumentos encontrados. En México se dice que las policÃas locales son muy débiles y entonces son cooptadas por el crimen organizado. En Argentina se dice que la policÃa centralizada es inmanejable por su tamaño. ¿Qué hay de cierto en cada criterio?
Exacto. Es muy rico y este debate en paralelo justamente lo que nos muestra es que los niveles de corrupción no derivan del modelo policial. Se pueden tener altos niveles de corrupción en policÃas descentralizadas y también en policÃas centralizadas. Y acá están los dos ejemplos: México se queja de sus policÃas municipales, Argentina tiene problemas con su enorme policÃa de la Provincia de Buenos Aires.
Aquà en México dicen: la policÃa municipal es demasiado débil y por eso son penetradas por el narco. Si eso fuese totalmente cierto, deberÃa ser cierto su contrafáctico. Es decir: que la policÃa centralizada es muy difÃcil de penetrar. Pero resulta que sobran ejemplos de policÃas enormes, como la de Buenos Aires, que están también penetradas por el crimen.
Entonces, ¿cuál serÃa la fuente de corrupción?
Esa es la pregunta crucial. La fuente de corrupción hay que buscarla, entre otras cosas, en las condiciones de trabajo de las policÃas. Tiene que ver con los regÃmenes de carrera, con los mecanismos de evaluación, con la cultura institucional que tenemos.
¿Tenemos una cultura que penaliza la corrupción o una cultura que justifica la corrupción? ¿Qué mecanismos de rendición de cuentas tenemos? Debemos pensar el mecanismo para que el buen policÃa, el honesto y profesional, progrese en su carrera. Y el que no, el sistema lo vaya marginando.
Hay varios factores para definir el modelo policial. La distribución de competencias policiales es una distribución de poder. Y por ende es una pelea polÃtica.
Esos factores hacen que al hombre que vos lo tenés en la calle, con autoridad y conviviendo con situaciones delictivas, se sienta comprometido con la institución de seguridad, se sienta comprometido con el mandato. Ahà está la respuesta a la corrupción. Porque en el fondo la corrupción policial arranca cuando se les da la autoridad a personas que conviven 24 horas con situaciones de crimen y sin ningún tipo de control. Naturalmente deviene en situaciones de corrupción, sean policÃas locales o centralizadas.
Por estos dÃas, la oposición intenta convencer o negociar con el oficialismo un modelo "mixto": evaluar a todas las policÃas locales, y disolver -para centralizar- sólo aquellas que no pasen un examen de confianza. Las que trabajan bien, mantenerlas. ¿Ese modelo podrÃa ser más eficiente?
Esa es una metodologÃa que al menos pretende establecer un criterio en función del desempeño. Y no es función sólo del organigrama. Y ahà surge otro tema bien interesante.
Si decimos que uno de los principales factores del modelo policial es el propio sistema polÃtico, es muy difÃcil que una policÃa tenga niveles de integridad y de ética altos cuando el sistema polÃtico los tiene bajos. Una policÃa no puede ser honesta y confiable, si el sistema polÃtico que lo rige es corrupto.
Analizar esto también es importante al momento de decidir el modelo policial que uno quiere establecer. Porque no es una decisión en abstracto. La policÃa no es una isla aparte del sistema polÃtico. En conclusión, toda reforma policial debe venir de la mano de una reforma polÃtica que tiendan también a incrementar la rendición de cuentas de los polÃticos. Porque en ese ecosistema más transparente es más fácil lograr policÃas con estándares más profesiones.
En México y antes en Colombia, el desbordante poder de los cárteles generó una violencia que por momentos pareció incontrolable. En Argentina se habla de un crecimiento del narcotráfico. Pero, ¿qué tan lejos están de que explote la violencia? ¿Es una posibilidad?
Una manera didáctica para analizar esa posibilidad es empezando por el tamaño del mercado, por ese dato te muestra el tamaño de jugadores y el incentivo a la competencia, que en el crimen organizado deviene muchas veces en violencia.
En un mercado chico, no hay mucho incentivo para nuevos jugadores o para la utilización de la violencia para competir. En un mercado en expansión empiezan a aparecer esos incentivos, porque cada grupo se quiere apropiar de la ganancia futura.
Pero lo que me parece más importante es que el narcotráfico genera una violencia directa -enfrentamientos entre los grupos- pero también una violencia secundaria o lateral, que tiene que ver con la forma en que las bandas o cárteles se convierten en los barrios en articuladores de una red social. Entonces, al chico de 10, 15 o 17 años que abandonó la escuela y no se lo incluye en el mercado formal, el narco no solamente le da un trabajo sino que le da un estatus.
La pertenencia a un grupo criminal le da un rol. Les da armas, plata y un estatus. Y ese rol lo tienen que defender incluso ante conflictos interpersonales que hace unas décadas se resolvÃan a las piñas y hoy se resuelven con un tiro en la cabeza. Entonces, ¿cómo se contabiliza esa violencia? ¿Es producto del narcotráfico? En principio, no de manera directa. Pero sin duda la cultura del narcotráfico sà generó condiciones para que disputas que antes se resolvÃan de una manera no letal, ahora terminan con más muertes.
Aquà en México -al igual que en Colombia- esa violencia desbordada terminó con grupos de ciudadanos cansados que se organizaron en autodefensas. Y los resultados no fueron exitosos...
Es que donde tenés niveles de violencia altos y una pésima percepción de las policÃas y la justicia es la combinación básica para que aparezcan desde linchamientos hasta sus versiones más extremas que son estos ejemplos de vigilantismo o autodefensas.
Por eso cuando los niveles de violencia se desbordan empiezan a complicar el ejercicio de gobernabilidad. No es un solamente un tema policial o judicial, es eminentemente polÃtico. Y esto es algo que nuestras clases dirigentes no ven. No observan el carácter corrosivo que tiene para su propia clase dirigente el descuido del problema de la droga, el delito y la violencia.
Está demostrado que el narcotráfico termina compitiendo y cooptando a la polÃtica en los barrios. El puntero polÃtico en el mejor de los casos tiene ciertos niveles de acuerdos con los punteros de la droga. Pero en general el jefe de la plaza termina mandando. Eso es una cuestión de escala que afecta a la actividad polÃtica.
Hay una mirada naif, que se resumen en el 'combate al narco'. Es naif porque se basa en el supuesto de que existen consumidores porque existen vendedores, ergo si combato a los vendedores se acaba el problema. Y eso no es asÃ.
Si le prestaran atención, ¿cuál serÃa un modelo efectivo de combate al narcotráfico?
La mejor forma es planteando un plan integral que te permita controlar los distintos aspectos que tiene la problemática. Por un lado, controlar el tamaño del mercado. Por otro lado, las condiciones de suministro de ese mercado.
Chile, por ejemplo, tiene un mercado relativamente grande, no obstante la provisión de la droga a ese mercado no se hace de manera violenta por la capacidad que tiene el estado de controlar a las organizaciones que trafican droga. Argentina no tiene esa capacidad y por eso están empezando a notarse una mayor violencia.
La respuesta polÃtica es tener un plan integral para reducir la demanda y controlar la oferta. Hay una mirada naif, que se resumen en el "combate al narco". Es naif porque se basa en el supuesto de que existen consumidores porque existen vendedores, ergo si combato a los vendedores se acaba el problema.
El problema es al revés: hay una fracción de la población que está dispuesto a pagar un producto ilegal para consumirlo. Y frente a esa oportunidad de negocio, y pese al riesgo que conlleva, hay grupos que están dispuestos a generar dinero en la ilegalidad.
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- 216/02/1614:34cuando fue ministro, le envíe varios e mail sobre la cueva de delitos de la comisaría 34º de Nueva Pompeya y este tipo no hizo absolutamente nada, a pesar que se describían en detalle delitos policiales que tenían que ver con las sustancias estupefacientes
- 110/02/1615:30Experto en seguridad?? Si este es un chorro!! Cuando fue ministro de gobierno de la Ciudad se llevó hasta las lamparitas!!