Mauricio Macri recibió a los senadores del peronismo federal en la Casa Rosada y le pidieron llamar a sesiones a extraordinarias para tratar los pliegos de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkranz como jueces de la Corte.

“Bueno, no hay problema”, fue la escueta respuesta de Macri. Consultados por LPO, lo senadores entendieron que con esa respuesta el presidente garantizó que los magistrados no jurarán hasta que el Senado avale sus pliegos, como dispuso en el polémico decreto de su nombramiento.

Al encuentro asistieron los puntanos Liliana Negre de Alonso y Adolfo Rodríguez Saá, Juan Carlos Romero, el sanjuanino Roberto Basualdo, la fueguina Miriam Boyadján, el chubutense Alfedo Luenzo y la neuquina Lucila Crexell.

Crexell no fue acompañada de su coterráneo Guillermo Pereyra porque está en Japón para ver la final entre River y Barcelona; ni Carlos Reutemann, quien recién anoche atendió su celular y no llegaba desde el campo. El cordobés Carlos Caserio fue otro de los ausentes.

Macri asistió con Marcos Peña, Gabriela Michetti, Emilio Monzó, Federico Pinedo y la secretaria de Asuntos parlamentarios Paula Bertolt. Tras un breve saludo, reafirmó su idea de una justicia independiente. “A Rosatti y Rosenkranz no los conozco. Sólo se reunieron con Gabriela (Michetti)”, contó.

“¿Y por qué no llamas a extraordinarias?”, lo increpó Rodríguez Saá. Macri dijo que no había problema y todos entendieron que la idea de Rosatti y Rosenkranz asumiendo en febrero había quedado en el olvido.

El puntano le recordó que las sesiones no serían sólo para tratar los pliegos de la Corte, sino también los ascensos militares pendientes (que ya tienen despacho de comisión) y el retiro de los jueces propuestos por Cristina Kirchner antes de irse, un tema que le interesa a Macri.

El presidente no tardó en mostrase apurado y Romero facilitó su despedida. “Si se tienen que ir, podemos seguir acordando la agenda legislativa con Pinedo y Michetti”, propuso.

Y así fue: Macri, Monzó y Peña se retiraron y la reunión siguió para definir cómo podían apurar la agenda parlamentaria.

Entre el peronismo federal y Cambiemos puntearon 26 votos, a 11 menos de alcanzar el quórum, imposible sin romper el boque FpV, que con 40 miembros tendrá quórum propio.

El primer pasa para tratar los pliegos sería conformar la Comisión de Acuerdos, donde el FpV puede reclamar la mayoría, pero en este caso no podría definir a gusto los tiempos porque hay plazos legales.

Los dictámenes luego son tratados en el recinto, donde hacen falta los dos tercios para nombrar jueces de la Corte. 

Macri apuesta a una ayuda de gobernadores para sumar algunos senadores del FpV, pero la apuesta para imponer los jueces por decreto no parece fácil.

Fue criticada hasta por Rodolfo Urtubey, hermano del gobernador de Salta y rival del kirchnerismo en la interna del PJ.

Y Miguel Pichetto, jefe del bloque FpV firmó un comunicado conjunto con la amenaza de rechazar los pliegos si debían tratarlos cuando Rosatti y Rosenkranz ya estaban sentados en la Corte. Por eso lo más cómodo para Macri será llamar a extraordinarias.