Gabriela Michetti fue la gran derrotada en el nuevo reparto de poder que se empezó a cristalizar esta noche con la conferencia de prensa de Marcos Peña que ofreció el primer trazo grueso de lo que será el gabinete de Mauricio Macri.

A la vicepresidenta electa no le dieron ni uno de los veinte ministerios que tendrá el gobierno de Mauricio Macri y tampoco le dejarán los que controlaba en la Ciudad. La actual senadora ya había sido advertida antes del domingo, cuando Macri le envió un mensaje indirectamente al pedir que nadie hablara de cargos hasta después del ballotage.

Su total exclusión de los armados de los tres gobiernos -Nación, Provincia y Ciudad-, son un golpe que se suma al que ya recibió al verse reemplazada como estrella política del PRO, por María Eugenia Vidal, como quedó en evidencia en los festejos del domingo del ballotage, donde la gobernadora electa le robó todas las ovaciones.

Gabriela Michetti y María Eugenia Vidal

Cambiemos

Michetti se quedó sin el Ministerio de Seguridad que parecía una fija para Guillermo Montenegro y finalmente fue a manos de Patricia Bullirch. El ex fiscal ahora espera que lo dejen a cargo de la ex Side o de la nueva agencia de seguridad nacional que creará Macri, pero para la Agencia Federal de Inteligencia se sigue mencionando a José Torello, pese a que este amigo del presidente electo lo negó enfáticamente en una entrevista radial.

Por otra parte, el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, venía reclamando el Ministerio de Turismo o al menos la cartera de Cultura. Pero en este último ministerio Macri designó a Pablo Avelluto y en Turismo al delasotista Gustavo Santos. 

Lombardi quedó a cargo del sistema de Medios Públicos, una colección de elefantes blancos sobredimensionados y deficitarios que lo obligarán a ajustar o a conformarse con una gestión mediocre que se le diluya en sueldos.

El malestar con Michetti no es nuevo. Macri no le perdona al menos dos decisiones graves contrarias a su proyecto político: En primer lugar, haberse negado en el 2013 a encabezar la lista de diputados en provincia, lo que permitió el surgimiento de Sergio Massa como líder opositor y le costó a Macri casi dos años de trabajo lidiar con esa realidad.

Y en segundo lugar y más grave, haber desafiado a Horacio Rodríguez Larreta a una interna por la jefatura de Gobierno de la Ciudad, que si la hubiese ganado, hubiera liquidado el liderazgo de Macri y su proyecto presidencial.

Son esas facturas las que el ahora presidente electo se está cobrando y alcanzan a todos aquellos que más activamente desafiaron su autoridad, en un momento crítico de su carrera política.

Por eso, el michetista Daniel Chaín perderá el ministerio de Desarrollo Urbano de la Ciudad, adonde recalaría Franco Moccia, un larretista paladar negro. Macri estaría especialmente desilusionado con este arquitecto porque es uno de los "históricos" de Socma que lo acompañó en su pase a la política.

Michetti tampoco retendrá Cultura ni Justicia en la Ciudad, carteras que serán ocupadas por los larretistas Darío Lopérfido y Martín Ocampo. Movimientos impnesables sin el visto bueno de Macri.

Otra michettista porteña, la secretaria de Hábitat e Inclusión, Marina Klemensiewicz, también perdería su puesto en la gestión de Larreta. Y prácticamente no le queda mucho más a la vicepresidenta electa.

Es que en su momento, Michetti fue ubicada como segunda de Macri por una decisión absolutamente fría y pragmática de Macri que miró los números de las encuestas. Su vice ideal era Marcos Peña, como quedó demostrado apenas ganó al nombrarlo jefe de Gabinete. Pero Michetti completaba mejor la propuesta electoral.

Cuando la eligieron como vice la afectio societatis con el núcleo duro del PRO ya estaba deteriorado. Lo que sucedió hoy apenas fue la escrituración de esa realidad.