Mauricio Macri ya definió ubicar a Alfonso Prat Gay en el futuro ministerio de Hacienda y Finanzas y a Federico Sturzenegger en el Banco Central, según revelaron a LPO fuentes del PRO. 

El nombramiento del nuevo titular del BCRA no estará exento de complicaciones, ya que, en primer lugar, deberá renunciar Alejandro Vanoli, que tiene mandato hasta el 2019. La investigación judicial que lo acorrala por la venta de dólares a futuro allanaría este camino.

Por otro lado, el sucesor de Cristina Kirchner deberá contar con el aval del Congreso, que tiene que aprobar el pliego de quien postule Macri para la autoridad monetaria.

Rogelio Frigerio como ministro del Interior -una primicia de LPO del 6 de noviembre- incidirá en las negociaciones económicas con las provincias, tarea en la que se especializó desde que fundó su consultora Economía y Regiones, que analizaba distintos índices económicos de las provincias. 

Prat Gay quedó así sólo en la carrera por el rebautizado Ministerio de Economía, luego que Macri le negara la Cancillería. La carrera en el tramo final se había reducido a una puja entre el ex JP Morgan y Frigerio, con Carlos Melconian dolido y fuera de la pelea, como reveló LPO. Melconian negocia por estas horas un desembarco en el Banco Nación.

El ex albaceas de Amalita Fortabat, se resistía a aceptar el cargo porque como muchos en el equipo económico, entiende que las primeras medidas serás dolorosas y de resultado incierto, empezando por la devaluación. "Nadie quiere ser el Remes Lenicov de Macri", explicaron a LPO en el macrismo, recordando el ministro de Eduardo Duhalde que tuvo que hacer el trabajo sucio de la devaluación y el ajuste, para que luego viniera Roberto lavagna a llevarse los laureles del rebote de la economía.

El propuesto presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger.

Como sea, Macri terminó decantándose por la calidad técnica de los economistas que eligió, aunque mantiene recelos por lo que considera es un "ego excesivo" de estos profesionales. Sobre todo hay dudas sobre que tanto podrá "controlar" a Sturzenegger una vez que consiga la ratificación del Congreso.

Pero estos nombres, que están discutiendo las medidas inmediatas, tienen otro frente de conflicto ya abierto: Resisten con fastidio las opiniones de los “empresarios”. El ex Shell José Aranguren y el CEO de LAN Argentina, Carlos Lopetegui. “Son grandes empresarios pero ¿Qué saben de cómo desarmar el cepo?”, se quejan en el núcleo económico, anticipando una interna que empieza a cristalizarse.

No está claro si desde la vicejefatura de Gabinete, Lopetegui va a ser un ministro sin cartera de todas las empresas estatales o pretenderá meterse en la discusión económica global, o simplemente ocupara una de esas posiciones de “coordinación” que tanto le gustan al PRO y terminan gobernando el Power Point.

El presidente electo tuvo que acelerar las designaciones, presionado por los mercados y las necesidad de tomar ya decisiones para afrontar la difícil coyuntura económica. Su anuncio -ratificado hoy- que el 11 de diciembre levantará el cepo, lo obligó a apurar las designaciones.

El propio Macri no desmintió estos nombres ni los confirmó en diálogo con TN por la noche y aseguró que serán informados cuando corresponda, en los próximos días. 

Entre las decisiones urgentes se impone viajar a China a renegociar el swap y de ser posible transformar los yuanes en dólares, entrevistarse con el special master Daniel Pollack para encarrilar la discusión con los holdouts y bajarle el martillo a la negociación con las cerealeras que quieren definiciones sobre tipo de cambio y retenciones, antes de anticipar sus dólares.

También intentarán utilizar al Banco Central para emitir deuda sin riesgo de embargos, mientras avanzan en las negociaciones con los holdouts.

Por eso, la promesa de “levantar el cepo” se convertirá en un tema semántico. Es decir, si se libera para adelante “con franjas” la remisión de utilidades, los permisos de importación y la compra de dólar ahorro, podrá decir que lo liberó hasta donde se pudo, siendo responsable. Y en la medida que haya más reservas, más liberación. O sea, gradualismo.