Joaquín de la Torre no sólo es amigo de María Eugenia Vidal. Estuvo a punto de ser su candidato a vicegobernador cuando el acuerdo electoral entre Sergio Massa y Mauricio Macri parecía posible.

Pero los vínculos nunca se rompieron. Días antes del ballotage, compartió un almuerzo con Vidal, Horacio Rodríguez Larreta, Marcos Peña y Diego Santilli. En el entorno de la gobernadora afirmaron a LPO que lo quieren “ordenando la primera sección –Conurbano Norte y Oeste- y aportando a la gobernabilidad de la provincia”.

No hubo ofrecimientos de cargos, porque saben que De la Torre se mantuvo leal a Massa en los momentos más difíciles y no es de andar saltando de espacios políticos. Pero lo ven como un aliado clave que puede aportar a la estabilización del Gobierno desde afuera.

De la Torre le tiene aprecio a Vidal y hasta el 2017 tiene decidido apoyarla en lo que pueda. Luego en las elecciones de ese año se verá como se sigue. El intendente de San Miguel tiene además un deuda de gratitud con Jesús Cariglino, quien lo ayudó en los momentos más difíciles de su arranque de gestión. Hoy Cariglino perdió la intendencia y está viendo donde se ubica.

Revalidó títulos

Paradójicamente, el resultado del ballotage ratificó su liderazgo. En San Miguel, Daniel Scioli ganó la elección presidencial con un 53% frente al 47% de Mauricio Macri; tanto en las primarias como en las generales también se había impuesto el candidato kirchnerista. En las PASO obtuvo un 42% frente al 22% de CAMBIEMOS y al 25% de UNA.

Pero en esa oportunidad, De la torre obtuvo su reelección, con un histórico corte de boleta que le permitió revertir el tercer lugar que obtuvo Sergio Massa y retener el distrito. Derrotó así al sciolista Franco la Porta, que había ganando la interna del Frente para la Victoria.

Por eso, los resultados del domingo confirmaron que el liderazgo de De la Torre en San Miguel desborda las tendencias nacionales y con esa carta piensa asegurarse un rol importante en el armado provincial de los próximos años.