Daniel Scioli logró acortar la ventaja de Mauricio Macri hasta menos de tres puntos, una cifra que ninguna encuesta previa ni boca de urna predijo, pero que tampoco le alcanzó siquiera para definir “voto a voto”, como se entusiasmaban en los últimos días sus hombres más cercanos.

A primera impresión, se puede decir que la campaña del miedo contra Macri funcionó pero no alcanzó, aunque otras opiniones sostienen que en realidad terminó siendo contraproducente porque incrementó el rechazo contra él en los grandes centros urbanos y las provincias del centro del país, donde necesitaba sí o sí acortar la ventaja.

Córdoba, Mendoza, Santa Fe y el interior de la provincia de Buenos Aires fueron paradigmáticos. Allí Macri incrementó su ventaja y terminó funcionando como un dique de contención a la recuperación de Scioli en la Tercera Sección bonaerense y al ya clásico predominio del peronismo en el norte del país.

En esas zonas, especialmente en los grandes centros urbanos, Scioli necesitaba llegar a la clase media para torcer su destino. Lejos de lograrlo, su campaña del miedo terminó siendo contraproducente allí y el rechazo terminó siendo mayor. El caso de la Ciudad de Córdoba es, quizás, el más evidente: Macri le sacó más de 400 mil votos, algo más de la mitad del total en el país.

La campaña del miedo de Scioli fue una campaña de confrontación del Siglo XX, la de Cambiemos, que fue una copia de la de Obama, es del Siglo XXI, sostiene Berensztein.

En opinión del analista político Sergio Berensztein, la campaña del miedo de Scioli no funcionó. “La campaña de Scioli fue una campaña típica del siglo XX. En donde la confrontación es la base de la política, liberación versus dependencia, peronismo vs antiperonismo”, explicó en una charla organizada por la Fundación Fepesna en la que participó LPO.

“Hoy la política se hace de forma distinta. La campaña de Cambiemos, que no tuvo mucha originalidad y fue de hecho una copia de la de Obama, se acerca más a una campaña del siglo XXI y funcionó. Lo primero fue sacar el componente negativo del apellido Macri y pasar a Mauricio. Y luego corrió todo el componente clasista de la campaña”, opinó Berensztein.

El politólogo consideró que “el error de Scioli fue dirigir una campaña de diferencias y oposiciones -típica del siglo XX- a un país que es de clase media. Le hablaba a los humildes y los trabajadores cuando en realidad las clases populares quieren ser de clase media”. 

“Scioli terminó siendo Cristina y Macri terminó siendo Scioli, hablando de fe y esperanza. Esta campaña la perdió Scioli”, completó Berensztein.

Por su parte, Enrique Zuleta Puceiro coincidió en diálogo con LPO que “la campaña del miedo no funcionó”. 

“Son campañas necesariamente estereotipadas. Para destruir a un candidato, hay que mentir. Y si miramos por la cerrradura de los noventa, no vemos a Macri sino a Scioli”, analizó el director de OPSM.

Fepesna

“Scioli no quiso, no supo o no pudo sacarse de encima la presión del gobierno y de Cristina. Recién lo logró en el debate. Hizo una extraordinaria semana después del debate, logró despegarse de Cristina, dijo 'ataquenmé a mí, mirenmé a mí, no al gobierno'. Es todo lo que no había podido lograr antes del debate”, sostuvo Zuleta Puceiro.

El factor Cristina

Como dice Zuleta Puceiro, a Scioli le costó casi toda la campaña despegarse de Cristina, algo que de todos modos no logró lograr del todo, como demostró en el discurso que dio para reconocer la derrota y terminó defendiendo el modelo kirchnerista.

Pero más allá de lo discursivo, el ex motonauta sufrió el lastre político del papel de Cristina en la confección de las listas. El caso más obvio fue el de Aníbal Fernández, que terminó siendo demoledor para Scioli en su provincia, donde en octubre apenas superó el 37 por ciento de los votos. Ayer, el gobernador ganó por poco pero superando el 50 por ciento.

Hay otros dos casos también paradigmáticos. Son Axel Kicillof y Julián Álvarez, dos de los elegidos por la Presidenta. En la Ciudad de Buenos Aires, con el ministro de Economía como candidato a diputado, Scioli sacó el 24 por ciento en octubre y ayer superó el 35 por ciento. En Lanús, el gobernador sacó 37,2 por ciento en la primera vuelta y en el ballotage 51,66 por ciento, unos 50 mil votos más. En este último caso, con el agregado de que La Cámpora abandonó totalmente la campaña, y el que se la puso al hombre fue Darío Díaz Pérez.

Scioli sufrió el lastre del rol de Cristina en la elección de candidatos, como se vio en Lanús y Capital, donde en la segunda vuelta sacó muchos mas votos que Kicillof y Julián Alvarez. 

Pero quizás el efecto más devastador fue en la construcción política del FPV, donde Cristina decidió dejar totalmente afuera a dirigentes que con Scioli a la cabeza de la campaña seguramente hubieran estado adentro, como José Manuel de la Sota, Mario Das Neves o Adolfo Rodríguez Saa. Sobre todo en el caso del cordobés, la paliza de Macri en esa provincia terminó siendo la clave de la elección.

También Scioli tuvo su responsabilidad en esa provincia y otras zonas como Mendoza o el interior bonaerense. Después de la primera vuelta, el candidato del FPV directamente abandonó los distritos complicados, casi sin visitarlos y sin ninguna propuesta capaz de achicar la diferencia. La suma de errores no podía arrojar un resultado distinto.