El tradicional búnker que el PRO montó como en cada elección de la última década fue una fiesta desde antes de que terminara de cerrarse la votación, aunque los organizadores quisieron enviar señales de austeridad para lo que se viene.
En el frente de Mauricio Macri saben que una vez que asuma la presidencia deberá tomar medidas de fuerte impacto para encaminar a la economÃa y que la antipatÃa de esas decisiones iba a contrastar con un festejo ostentoso.
Los presentes deliraron con los cuartetos de Rodrigo, las cumbias de Los Palmera y las letras palermitanas de Tan Biónica con un gran despliegue de cotillón y globos, aunque el glamour de comicios anteriores estuvo acotado por decisión de los organizadores.
El mensaje de austeridad se habÃa planeado durante la organización del búnker. En principio estaba pautada la confección de un salón VIP para los dirigentes de primera lÃnea del frente.
Sin embargo, en el PRO decidieron a último momento evitar la postal del sushi y el champange a dÃas de tomar decisiones que impactarán en la economÃa. El encargado de comunicar la suspensión del VIP a los dirigentes fue Fernando de Andreis, del riñón de Marcos Peña.
A los funcionarios y dirigentes no les permitieron ingresar al sector de la prensa como en elecciones anteriores para evitar las consecuencias de la incontinencia verbal. Incluso algunos dirigentes que ingresaron en ese sector por error, fueron retirados de allà por los responsables de prensa del frente Cambiemos.
En tanto que por pedido de los aliados a Macri, el catering para los periodistas fue prácticamente nulo y sólo pudieron verse foodtrucks en las afueras del predio.
Para continuar los festejos de una manera más pomposa, los militantes debieron irse al bar Asia de Cuba en Puerto Madero.
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