Por primera vez en muchos años a José Luis Gioja puede no salirle un plan electoral. Tras desistir de su tercera reelección, para la que ya había ensayado un argumento jurídico, optó por ser candidato a diputado nacional y obtuvo el compromiso de Daniel Scioli para presidir la Cámara baja.

La posibilidad de una derrota de su par bonaerense lo desconcertó y lo llevó a romper para siempre la relación con Cristina Kirchner, a quien ya no quiere ni siquiera atender por teléfono. Si Mauricio Macri es presidente, será uno de los promotores de su jubilación definitiva.

El quiebre definitivo fue la escandalosa sesión de Diputados, convocada para nombrar a dos militantes de La Cámpora como auditores generales.

Gioja estaba dispuesto a tirar todo por la borda y romper el bloque oficialista. Le encomendó la tarea a su diputado Daniel Tomas, quien en la reunión de bloque se animó a criticar la oportunidad de apurar la jura de los camporistas y sufrir un costo directo en la campaña presidencial.

Según pudo saber LPO, el gobernador de San Juan ordenó a Tomas y a José Uñac no ir al recinto y sólo se echó atrás ante un llamado de Daniel Scioli. “Va a ser peor que se rompa el bloque”, le explicó el candidato a presidente.

Julián Domínguez debió intervenir. Se comunicó con Scioli para explicarle que los gobernadores estaban dispuestos a arruinar la sesión para no perjudicarlo. Coincidieron en que ese camino lo complicaría más.

Por primera vez, tal vez tarde, Scioli se convirtió en el jefe de los gobernadores, aunque sin posibilidad de salir ileso de un atropello de Cristina.

Furioso, Gioja atendió los llamados de la Casa Rosada e hizo saber que, para él, el kirchnerismo era parte del pasado. Su senadora Mariana Riofrío, se lo hizo saber a un grupo de compañeros de bloque, con quienes ya especulan con planchar tras el ballotage todos los proyectos enviados por Cristina.

Antes del 25 de octubre, el gobernador sanjuanino estaba exultante. Se animaba a criticar al Gobierno y enviaba emisarios a la Cámara de Diputados para organizar una transición con Domínguez.

Si Scioli no gana, será la segunda vez que se queda con las ganas de saltar a un cargo nacional. En 2010, Néstor Kirchner había prometido llevarlo como compañero de fórmula, pero con Cristina no pudo ni pensarlo.

Nunca tuvieron una buena relación. La presidenta no le perdonó haber forzado un tercer mandato en 2011 y Gioja jamás aceptó que La Cámpora pusiera un pie en San Juan, donde referentes de la JP llegaron a echarlos a patadas.