La transición entre José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti, no es tan pacífica como se esperaba. El robo de armas en la Jefatura de la Policía y los insistentes rumores sobre problemas serios en la salud del gobernador electo, tensionaron un proceso que se esperaba natural.
Schiaretti es diabético y alérgico a la insulina, por lo que su salud exige de un cuidado muy estricto, tanto en la alimentación como en los esfuerzos que puede realizar, dos variables que durante una campaña electoral intensa necesariamente son algo descuidadas.
Para la elección del 5 de julio, cuando derrotó al radical Oscar Aguad, comenzaron a circulas las primeras versiones acerca de problemas en la salud del candidato peronista, al que se limitó en su exposición pública por algunos días.
Los rumores fueron en escalada hasta que hace unos días llegó a decirse que estaba muy grave, padeciendo una enfermedad terminal, y poco después circuló que había muerto.
Schiaretti, claro, estaba vivo, y rápidamente pudo desmentirse su fallecimiento. El futuro gobernador viajó a Colombia, publicó fotos de sus actividades y el propio De la Sota protestó por los rumores. Pero el objetivo de la usina, debilitar políticamente a Schiaretti instalando que su salud es frágil, quizás pueda darse por satisfecha.
Algunos del entorno schiarettista le apuntaron en off the record a un sector ultra del campamento delasotista.
Por ello, De la Sota salió a solidarizarse con Schiaretti y a denunciar un intento dedesestabilización de alguien de la “oposición” que no quiso identificar, aunque precisó que se trataría de quien no soporta una derrota.
Los radicales dificilmente pueden ser sospechados porque la relación entre el peronismo cordobés y Ramón Mestre es impecable, tanto que fueron los concejales del PJ los que le dieron los votos para aprobar, sorpresivamente, la creación de un ente que prestará los servicios municipales.
¿Sospecharán los peronistas de Luis Juez, a quien sin embargo se lo nota muy alejado de cualquier actividad?
Tensión con la cúpula policial
Pero acaso detrás de los rumores envenenados haya una pelea más pesada. Algunos dirigentes schiarettistas afirman que el robo de armas descubierto en el mismísimo edificio de la Jefatura de Policía podría estar detrás de los rumores y apuntan a la jefatura de la policía provincial.
Desde la huelga policial de diciembre de 2013, hubo tirantez entre el gobierno peronista y la fuerza. De la Sota negoció con los acuartelados pero después hizo una purga.
El robo de armas (67 pistolas), al denunciarse mediáticamente, fue negado primero porDe la Sota, calificándolo como “un chisme político”, pero luego debió admitir que era cierto.
De la Sota prometió echar a todos los policías involucrados, aunque mantiene su confianza en el jefe Julio César Suárez, al que conserva porque no se plegó a la huelgade 2013.
Suárez, en cambio, no tendría la confianza de Schiaretti, quien lo reemplazaría cuando asuma la Gobernación, el 10 de diciembre próximo.
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