A pocos días del ballotage, La Cámpora no da rastros de trabajar por la campaña presidencial y en el resto del kirchnerismo ya hablan de culparlos por una derrota de Daniel Scioli.
Claro para eso deberían encontrarlos, nada sencillo porque no dan rastros de estar militando en ningún rincón del país. Sus pecheras dejaron de ser parte del panorama.
“Si se pierde el ballotage los vamos a culpar a ellos. Y no sé si no lo vamos a ir a buscar”, amenazó ante LPO el referentes de una de las organizaciones sociales kirchneristas, que en estas semanas comparten con el peronismo ortodoxo el espanto a la agrupación de Máximo Kirchner.
“Están jugando a perder, sino no se entiende como no se hace notar en las calles con todo el aparato del Estado a su poder”, comentó a LPO otro dirigente kirchnerista que suele frecuentarlos.
“Ellos dicen que en 2 años Macri se cae. Se equivocan, porque la resistencia a un gobierno liberal es posible desde el peronismo en su conjunto, no desde una facción”, completó la fuente.
El plan de los jóvenes cristinistas se alteró con la derrota de Aníbal Fernández, quien iba a refugiarlos en la provincia de Buenos Aires.
Tanta fue la bronca por esa derrota que Larroque y José Ottavis mandaron a sus laderos a acusar a referentes de haber “traicionado a Aníbal”, por el corte de boleta que lo condenó a la derrota con María Eugenia Vidal.
En el peronismo no pueden creer tanta torpeza: los cómputos finales muestran que Aníbal tuvo un corte más alto en distritos con supuestos aliados que en Chivilcoy, Chacabuco y La Matanza, donde supuestamente había “fuego amigo”.
Por ejemplo, el jefe de Gabinete quedó muy atrás de Scioli y de Vidal en Roque Pérez, Saavedra, Lincoln y Morón, la comuna que dominaba Martín Sabbatella.
La ruptura casi definitiva entre La Cámpora y el resto del kirchnerismo se dio cuando no aparecieron en el Luna Park en la noche de las elecciones generales.
Scioli ni siquiera tenía información precisa sobre cómo iban a comunicar los datos del escrutinio y ante tanto desconcierto improvisó un discurso y se fue.
A nadie escapa que La Cámpora maneja el Correo Argentino y lo hizo valer en la interna que Aníbal Fernández le ganó a Julián Domínguez. No pareció usar ese poder para ayudar a Scioli.
Como explicó LPO en los días siguientes las organizaciones sociales kirchneristas amenazaron con romper la reaparición de Cristina si no había señales claras de un apoyo a Scioli.
Por orden de la presidenta, las segundas líneas de la agrupación comenzaron a sumarse a actos proselitistas, que por estos días se hicieron frecuentes en sedes del PJ que estuvieron casi cerradas por años.
Pero tras el acto, otra vez los laderos de Máximo dejaron de aparecer y ayer empujaron la escandalosa sesión para nombrar a Julián Álvarez y Juan Forlón como auditores generales. Esas son sus prioridades.
En medio del fastidio, diputados de todas las ramas del oficialismo entendieron que era un final de ciclo.
“Estaban enojados todos. Desde los ligados a los gobernadores hasta Cuto Moreno, Leonardo Grosso (Movimiento Evita) y Remo Carlotto”, aseguraban en el bloque. La tolerancia con La Cámpora llegó a su fin.
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La cámpora fué un invento de nefastor para ver si le podía encontrar alguna ocupación al nene. Fracasó estrepitosamente xq para mínimo la política es un jueguito + de la play.