La foto recorrió los medios de todo el país. Mauricio Macri ejercitó su drive en los campos del Club de Golf de Tandil, junto a su mujer Juliana Awada y un hombre robusto, identificado como “el dueño” del campo. ¿Pero quien es ese misterioso personaje que tuvo acceso a la intimidad del candidato de Cambiemos en un momento clave de la historia argentina?

Nicola Parasuco es mencionado en Tandil como un fuerte capitalista de la quiniela clandestina, acusación que no ha sido probada, que desde hace años mantiene una pasión por el golf que lo llevó a construir su propia cancha, llamada El Valle de Tandil.

Se trata de un moderno complejo de 18 hoyos, que sigue el modelo de cancha americano inglés, salpicado por pequeñas lagunas y rodeado por la sierras locales y que incluye un lujoso restaurant.

Parasuco tuvo que construirse su propio campo porque la clase alta local, le negó el acceso al tradicional Tandil Golf Club. Despechado, pero con notable capacidad de transformar su frustración en iniciativa, Parasuco se construyó su propio paraíso de millonario.

Macri conoce muy bien los comportamientos elitistas de la clase alta tandilense porque la rama familiar por parte de su madre, los Blanco Villegas, representan una de las familias más tradicionales del lugar.

De hecho, el líder del PRO está descansando en la preciosa estancia La Carlota de su familia materna, donde se casó con Awada.

Parasuco arrastra una tragedia familiar porque su hijo apareció mencionado en el crimen de Germán Garmendia -el hijo de un agenciero de autos de Tandil-, presuntamente vinculado con la competencia por conquistar el corazón de una belleza local.

Como sea, Parasuco logró sobreponerse a las adversidades y construyó uno de los Golf más lindos de la provincia, al punto que tiempo atrás Macri y su amigo y socio Nicolás Caputo le ofrecieron siete millones de dólares por la mitad del complejo, oferta que el empresario gentilmente declinó. Habrá que ver si ahora que su huésped tiene la Presidencia al alcance de la mano, mantiene la negativa.