El subsecretario de Trabajo porteño, Ezequiel Sabor, el diputado nacional Jorge Triaca, y el ex intendente Carlos Grosso son
los hombres de Mauricio Macri para tejer un acercamiento con el sindicalismo
peronista de cara a su hipotética gestión como presidente.
La estrategia del candidato de Cambiemos es intentar llegar a la Casa Rosada -si es que lo logra- con una relación aceitada con el sindicalismo peronista, y para eso designó a tres hombres que por distintas razones tienen vínculos cercanos a los gremios.
Por su labor en la subsecretaría de Trabajo porteña, Sabor –cercano a los peronistas Cristian Ritondo y Diego Santilli- ha logrado tejer lazos con los gremialistas que tienen base en la Ciudad de Buenos Aires. Uno de ellos es Hugo Moyano, que suele reconocerle eficiencia en todas las gestiones con los gremios ligados al camionero. "Hay que convertir la Subsecretaría de Trabajo en ministerio, porque tuvimos muchas más respuestas de ellos que del Gobierno", le concedió hace poco el líder de la CGT.
Sabor también tiene un excelente vínculo con el gastronómico Luis Barrionuevo, padrino en su momento del propio Santilli.
De todos modos, la relación de Macri y Moyano es alimentada personalmente por el jefe de Gobierno y en campaña se mostraron juntos dos veces. El líder del PRO sabe igualmente que el camionero no representa a todo el gremialismo, como en otros años.
En el caso de Triaca, su vínculo con el sindicalismo es por herencia. Su padre, Jorge Alberto Triaca fallecido en 2008, fue un histórico dirigente del sindicato de trabajadores plásticos y de la CGT, que llegó a ministro de Trabajo durante la presidencia de Carlos Menem. Si bien no tiene historia sindical, el actual diputado nacional es conocido en el mundo gremial. Se trata de un caso similar al de Fernando Niembro, que por ser hijo de un ex dirigente de la UOM fue designado en su momento por Macri para acercar posiciones con los gremios.
Por su parte, el ex intendente Grosso es desde hace tiempo integrante de la mesa chica que asesora a Macri en diversos temas. Grosso tiene una fluída relación con los sindicatos y desde hace tiempo ya está hablando con distintos dirigentes a quien entretiene con su oratoria pícara y punzante, por pedido de Macri.
Más allá de estos contactos, en los sectores sindicales que no responden a la Casa Rosada, hay cautela respecto a tomar posición de cara a la segunda vuelta entre Macri y Daniel Scioli. Aunque por lo bajo reconocen que no creen que el candidato del FPV pueda ganar el ballotage después de los resultados del domingo, ninguno se va a anticipar a jugarse por el líder del PRO. De hecho, tienen decidido que si hay alguna reunión formal antes del 22 de noviembre con alguno de los dos candidatos, también la habrá con el otro.
La línea dura y el tapado
Pero no todo es tan sencillo para Macri. Los sindicalistas desconfían de dos de las mujeres más importantes en el armado macrista: Patricia Bullrich y Elisa Carrió, dos enemigas públicas del gremialismo y que podrían marcar “un límite” en el acercamiento.
Bullrich tuvo una relación pésima con Moyano y Los Gordos durante su gestión como ministra de Trabajo de la Nación, en el gobierno Fernando de la Rúa. Son recordados los cruces entre “La Piba” y el camionero, a quien amenazaba con investigarle los negocios privados.
Algo similar ocurre con la líder de la Coalición Cívica, detestada por Moyano y los sindicatos también por sus denuncias. Como reveló LPO, Lilita podría ser procuradora General en un gobierno de Macri y eso sería una amenaza no solo para el kirchnerismo.
Pero en los equipos que ya están analizando las políticas a desplegar desde el Ministerio de Trabajo, no descartan que Macri finalmente ceda esa posición como parte de alguno d elos necesarios acuerdos políticos que va a tener que sellar si llega al Gobierno. “No sería extraño que se lo entregue, por ejemplo a Graciela Camaño en un acuerdo con Massa, o directamente a los sindicatos”, afirmó uno de los especialistas para el área que designó el líder del PRO.
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- 231/10/1520:20Graciela Camaño no tiene nada que hacer en un gabinete de Makri. Que de la cartera de Trabajo se haga cargo Patricia Bullrich, que ya estuvo en la anterior Alianza y desde allí le bajó los sueldos a los estatales y a los jubilados. Por otra parte, es coherente que Carlos Grosso esté dentro del paquete. Al fin y al cabo, es el menemismo reciclado. ¿Por qué, de última, no lo dejan a Tomada en Trabajo? Si Makri y el kirchnerismo son lo mismo.
- 131/10/1519:29La camaño tiene ovarios para ser ministra de trabajo. recuerdo en 2002 haber asistido a una reunión entre sindicalistas ferroviarios y gerentes de concesionarios, donde se discutía una leve mejora salarial. La reunión había empezado a media tarde. No había acuerdo y los obligó a todos - ella incluída - a quedarse en el ministerio hasta q se pusieran de acuerdo. finalmente hubo fumata después de medianoche.