Carlos West Ocampo dice que figura en la lista de los dirigentes que se están yendo del sindicalismo. Pero acaba de llegar de una reunión en la que las dos CGT suscribieron las bases para la unificación, el paso necesario para recibir al futuro presidente. Emblema de “Los Gordos” que acompañaron al menemismo y fueron marginados de la mesa de discusión por el kirchnerismo, lleva 30 años al frente de Sanidad, un gremio que hoy tiene 300 mil afiliados en todo el país. Aunque alentó sin éxito la unidad del peronismo no oficialista, West Ocampo reivindica la gestión de Carlos Tomada en el Ministerio de Trabajo y asegura que las tres propuestas políticas que tienen chances de llegar al poder –incluido el macrismo- son parte de los retazos que deja Cristina Kirchner. “Hoy el peronismo está en sus estertores, en su etapa final. Tiene que reinventarse pero para eso necesita un liderazgo y ese liderazgo no existe”, asegura.

Hace dos años en la fiesta de su sindicato, usted le levantó la mano a Sergio Massa y dijo “acá está el futuro presidente”.

No recuerdo. Nosotros apostamos por Massa. Lo vimos como un dirigente joven que asumió una postura muy clara en contra de la re-reelección, que para nosotros era fundamental. Él frenó la reelección y generó una gran corriente de simpatía en ese momento. Sigo pensando que es una de las esperanzas de la Argentina aunque quizás no tenga el volumen necesario para ser presidente, pero ninguno de los candidatos lo tiene. La habilidad de Cristina Fernández, apoyada en el engendro de las PASO, provocó que el oficialismo y la oposición se armaran de una manera impensada.

¿Por qué lo dice?

Porque Scioli tuvo que ser aceptado por el kirchnerismo sin ser del riñón: es una alianza no querida. Y quienes nosotros suponíamos que debían dar el salto -el peronismo que estaba arrinconado por el kirchnerismo y La Cámpora- no se animaron. Lo mismo pasa con el radicalismo y las fracciones que se juntaron con Macri. No hubo alianzas políticas y programáticas y no hay tres propuestas políticas claras. Hoy nadie puede fundamentar por quién vota. Hoy yo puedo votar por Scioli pero no puedo votar por Zannini. ¿Cómo hago?

El engendro de las PASO provocó alianzas no queridas. Hoy yo puedo votar por Scioli, pero no puedo votar por Zannini ¿Cómo hago?

Usted afirmaba que Scioli tenía que romper con el kirchnerismo y aliarse con Massa.

Yo quería la alianza del peronismo, con los gobernadores, con la dirigencia sindical. Cuando Massa y Scioli se dieron la mano e hicieron un acuerdo, todavía le faltaban dos años de gobierno a Scioli en la provincia. Tengo amigos que fueron testigos. No se pudo cumplir y yo entendí la razón de Estado y los condicionamientos de cada uno. Scioli no podía pagar los salarios y los trabajadores de salud pública de la provincia no cobraban el aguinaldo. Pero hoy el peronismo está incómodo.

LPOJuan Carlos Casas

El próximo gobierno

¿Entonces no hay optimismo por la posibilidad de volver a conducir la alianza gobernante a través de Scioli?

Cualquiera que gane, es muy débil institucionalmente. Los tres que pueden ganar van a ser muy débiles en el gobierno y en el Congreso. Van a tener que superar esa debilidad con política.

¿Kirchner lo hizo, no?

Kirchner lo hizo. Es el claro ejemplo. A mi criterio, cometiendo muchos errores, pero bueno.

Usted primero se opuso y después respaldó al primer gobierno de Kirchner. Dijo incluso que apoyaría su reelección.

Bueno, no sé, no había alternativa. La Argentina estaba creciendo, tenía al mejor ministro de Economía, a Ginés, a Tomada… Yo con Kirchner nunca crucé una palabra, ni con Cristina tampoco por supuesto. Jamás.

LPOJuan Carlos Casas

El tomó como interlocutor a Moyano y por eso ustedes criticaron mucho a Moyano.

Fue una etapa complicada porque Moyano fue tomado como interlocutor pero Moyano nunca pudo convertirse en interlocutor ante el movimiento obrero. De la misma manera que hoy Caló no es interlocutor del movimiento obrero.

¿No los representa?

¡No, no! Y ni siquiera lo toman en ese carácter. Lo toman para anularlo. Muchas veces lo hablamos con Moyano, pero bueno. A todos después nos llega el momento de la autocrítica y sabemos todos que en algún momento nos equivocamos.

El sindicalismo tradicional había quedado muy desprestigiado en la década del noventa y Kirchner lo sabía.

Es probable. Ellos no reconocieron intermediación e hicieron con el movimiento obrero lo que hicieron en todas las esferas.

Entonces no reivindica nada del kirchnerismo como fenómeno político.

¡Como fenómeno político, sí! No hay ninguna duda. Fueron capaces de construir, de la nada, esto que construyeron. Después podemos hablar si abusaron del Estado, si abusaron de todo. Pero lo cierto es que tuvieron un coraje, una decisión y una persistencia notable, que no tuvo el resto de la dirigencia política.

Massa dice que va a poner el ejército y los tanques en la calle y no sabe que no tiene ni ejército ni tanques.

¿Al peronismo le hacía falta pasar por una etapa como la del kirchnerismo para recuperar legitimidad?

Bueno, el peronismo está en sus estertores. Está en su etapa final. Tiene que reinventarse pero para eso necesita un liderazgo y ese liderazgo no existe. Como dice Armando Cavalieri, a todos nos cuesta pensar cómo construimos el nuevo “ismo”. Son los desafíos que tenemos por delante en un país presidencialista. Hoy lo está diciendo Scioli: “confíen en mí, miren lo que hice, me trajeron a Mariotto y les devolví una marioneta. Esta es la prueba”. Massa también dice que va a poner el Ejército y los tanques en la calle y no sabe que no tiene ni Ejército ni tanques.

El sindicalismo

¿Cree que el sindicalismo dejó de ser la columna vertebral del peronismo?

No, eso formó parte de la crisis del sistema político en 2001, que también impactó en el sindicalismo. De ahí caímos en divisiones que nos fueron debilitando. Como organizaciones sindicales hemos ido creciendo porque tuvimos el mayor período de paritarias, que nos permitió mantener el salario a salvo, más allá de las fluctuaciones de la economía. La estructura sindical se vio fortalecida, pero no hubo interlocución con el gobierno como movimiento obrero sobre temas claves: el sistema de previsión, de seguridad social, la influencia sobre el PAMI, donde somos los aportantes. El PAMI es un organismo intervenido, sin control y sin representación del sindicalismo. Lo mismo con Anses. También se perdió el control de la administración del sistema de obras sociales.

¿Cuánto le debe el Estado al sistema de obras sociales?

La deuda supera los 30 mil millones de pesos. También hay atraso en el pago de los tratamientos de alto costo. En la emergencia de 2001, se estableció que para rearmar ese fondo el aporte de los trabajadores aumentara –transitoriamente- del 10 al 15 % pero ese dinero de acuerdo con la ley se debe devolver a fin de año, en la medida que no fue gastado en los programas de mayor complejidad. Esa plata figura en el Banco Nación y no se puede usar por ley. Pero el gobierno se queda con esa plata sin argumento.

Muchos creen que el único tema innegociable para el sindicalismo son precisamente los fondos de las obras sociales.

Es un reduccionismo.

Oscar Lescano llegó a decir que iban a tener que “matar” a todos los sindicalistas si querían tocar a las obras sociales.

Las obras sociales son un pilar importante para el movimiento obrero. El sistema de salud nace con el peronismo y el sindicalismo. Hoy el sistema de obras sociales atiende a más de la mitad de la población de la Argentina.

LPOJuan Carlos Casas

La unidad

¿Qué importancia tiene el primer documento conjunto en busca de la unidad sindical?

El sindicalismo también necesita un liderazgo que tiene que surgir de la amalgama de los que nos estamos yendo y los que están viniendo. Con mucho plenario, con reuniones, con la comisión que conformamos, con menos culatas y más diálogo, tenemos que avanzar hacia la unidad. Volver a tomarnos confianza nuevamente y hacer un plenario de secretarios generales antes de fin de año. Que está comisión sea la encargada de llevar adelante la transición con horizontalidad para después llegar al nuevo liderazgo. Esto ya es una señal para todos los cuadros medios del sindicalismo. En estos años, hubo una importante renovación generacional y en el perfil de nuestros trabajadores.

El abogado de empresas Julián De Diego dice que negociar con sindicalistas como usted ya no es garantía porque las comisiones internas los desbordan.

¡Está absolutamente equivocado! ¡Es un disparate que no se condice con los hechos! ¡Es una mentira absurda!. Cuando negociamos un convenio colectivo, eso es aceptado y no existe más conflicto, salvo el que generan los empleadores que pagan atrasado o no respetan el convenio.

El también menciona los fallos de la Corte Suprema a favor de la libertad sindical.

Son fallos que suenan lindo pero que tienden a debilitar a los trabajadores. La libertad sindical no es tener muchas voces para afuera. Para adentro, mil voces, todos los debates. Para afuera, ante el empresario, una sola voz.

Incluso Facundo Moyano tiene un proyecto sobre democracia sindical.

Es difícil calificar una conducta cuando no hay una correspondencia en su propia historia. Él llegó a ser dirigente sindical por ser “hijo de” y de un sindicato atípico además. A partir de ahí, lo que él diga sobre sindicalismo tiene poco valor. Es como que yo hable de medicina. ¡Yo tengo 50 años en mi sindicato, voy y hablo en asambleas en los lugares de trabajo, cara a cara con mis compañeros!. El único sindicalismo que conozco de adentro es este y el dirigente que no puede dar la cara, no es dirigente.

LPOJuan Carlos Casas

Cristina

Habló de que la Presidenta tuvo aciertos políticos indudables. ¿Cuáles serían?

Tuvo casi la exclusividad de la agenda política en Argentina, modeló su descendencia gane quien gane y demostró que es la política más hábil del momento, independientemente de los acuerdos o desacuerdos.

¿Gane quien gane?

La descendencia está hecha a su medida. Las tres propuestas posibles tienen que ver con Cristina, son los retazos que dejó Cristina.

¿El macrismo también?

¡Obvio!. Muchos tuvieron que ver con los desaciertos de Cristina. De la pelea con el campo, Lousteau, una de las estrellas del macrismo. Y la otra sin duda es Ocaña, un error grave, con profundo desconocimiento del tema, se va con el dengue y la Gripe A, cuestiones gravísimas para la Argentina.

Se fue como abanderada de la lucha contra la corrupción y con denuncias contra el sindicalismo.

Bueno, sí, pero hacía falta una ministra de Salud. Ese papel lo tenía que jugar otro. Ella tenía a su cargo los programas preventivos y en su mandato divino de lucha contra la corrupción interrumpió todo un programa preventivo en la frontera que hubo que rearmar después para que endemias como el dengue no avanzaran. Pensó que era un gasto innecesario y el dengue llegó hasta el centro del país.

El que lo lea dirá que usted lo dice porque es amigo de Ginés González García.

No lo digo por eso. Lo digo porque fue un desastre. Pero yo soy amigo de Ginés, el mejor ministro de Salud de los últimos años.