JUAN VILLORO
"Que Peña Nieto quiera controlar al Papa es como pedirle a un defensa mexicano que marque a Messi"
En una exclusiva entrevista con LPO, el escritor analizó a fondo la realidad política de México.

Juan Villoro se refiere a México como un país “fracturado”. En su narrativa, habla un territorio acostumbrado a los festejos que convive pasivamente mientras que el crimen organizado atraviesa poco a poco sus fronteras internas. De una sociedad inmóvil a la que le pide reaccionar para “cambiar el tablero del escenario político y volver a empezar”.

Entre las causas que decidió representar, la que más lo moviliza hoy es la de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Por eso, hoy apadrina a la generación de los que aún sobreviven en Iguala y define lo sucedido como “una condensación de la historia mexicana de ausencias y olvidos, materializada en un país que perdió a quienes estaban dispuestos a enseñar”.

En entrevista exclusiva con La Política Online, el escritor mexicano más prolífico de los últimos años repasa la realidad social y política de su país, al tiempo que traza escenarios posibles para sobrevivir a la crisis y tender nuevos puentes, forjados por el activismo y la participación ciudadana.

¿Qué cree que simbolizó la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa para México?

México es un país de ausencias y lo que hizo Ayotzinapa fue condensarlas en un hecho muy concreto. Es el símbolo de lo que viene sucediendo hace ya mucho tiempo, con pérdidas de padres e hijos en manos del crimen organizado. Pero además, se trató de muchachos que querían ser maestros. Y lo peor que le puede pasar a un país es perder a quienes están dispuestos a enseñar.

Esos chicos aprendían para poder enseñar en escuelas rurales. Y el gobierno decidió desmantelar de a poco esa estructura. Logró inhabilitar más de 20 instituciones de las 36 que había hace años. Para hacerlo, utilizó recursos de todo tipo: entorpeció las inscripciones y comenzó a cerrarla por supuesta falta de alumnos.

 Todo está servido para que se reproduzcan hechos como los de Colombia con las FARCS. Guerrero tiene una de las circulaciones de heroína más grandes del mundo y es una zona con muchos levantamientos y una tradición de guerrilla muy fuerte.

Entonces, cada vez que querían recibir material educativo o pedían que se realizara la convocatoria de las inscripciones a la Secretaria de Educación, los muchachos tenían que reclamarlo a punta de lucha, porque no había otra manera. Y eso generó círculo vicioso terrible.

Lo más duro en esta situación es que la incertidumbre de los padres es muy superior a la constatación del horror. Saber la verdad para los padres tendría un efecto terapéutico, por más dura que fuera. Y se les está regateando ese derecho.

La agenda de la visita que anunció ayer el Papa Francisco a México podría incluir este tema tan sensible. ¿Cree que el gobierno buscará mostrar en ese momento una cierta “voluntad de buscar la verdad” para capitalizar la gira en su propio beneficio?

Controlar a Francisco por parte del gobierno de Peña Nieto es como pedirle a un defensa mexicano que marque a Lionel Messi. Porque se trata de una persona que está muy por encima de cualquier estadista, con actitudes como las que acaba de evidenciar en su visita a los Estados Unidos. Que fue decisivo para la reconciliación parcial entre Cuba y Estados Unidos, que tiene una agenda muy clara y que está años luz de cualquier cosa que pueda “fraguarse” para capitalizar esa visita.

Muy por el contrario, siendo un hombre que sabe pisar la calle y relacionarse con la gente, que desde su perspectiva ha emprendido una campaña reformadora, lenta pero decidida y que tiene una estatura moral indiscutible, cualquier intento de manipular esto puede ser un boomerang, algo terrible.

Por su propia supervivencia, Peña Nieto debería rectificarse en muchas de las decisiones que ha tomado. Si no lo hace, la fractura que hoy divide a México podría ser mucho más grave.

"Que Peña Nieto quiera controlar al Papa es como pedirle a un defensa mexicano que marque a Messi"

¿Considera que el gobierno aún está a tiempo de poder realizar alguna maniobra en la causa de los normalistas que inyecte confianza y conduzca una resolución con Justicia?

Como todo paciente, siempre se está en condiciones de recibir respirador artificial, aunque esto no implique necesariamente el gobierno va a quedar como uno de buena gestión. Pero si podría reconocer algunas cosas e irse con más dignidad.

Debe dejar de aislarse, porque parece haber nacido en un estudio de televisión y no querer salir de él. Debe aprender de otros funcionarios como Françoise Hollande, que después de la matanza de la revista Charlie Hebdo encabezó una marcha de un millón de franceses. Se puso en ese rol, buscó soluciones, afrontó los hechos, no se escondió. Si Peña Nieto hubiese ido a Iguala en lugar de haberse ido de gira a China en ese mismo momento, hubiera sido un gesto de que nuestro presidente puede salir a la calle.

En su opinión, ¿existe un escenario para que la violencia brote aún más en esa región?

Todo está servido para que se reproduzcan hechos como los que sucedieron en Colombia con las FARCS. El estado de Guerrero, por ejemplo, tiene una de las circulaciones de heroína más grandes del mundo y el 50% de esa droga que llega a Estados Unidos sale de aquí. Además, es una zona con muchos levantamientos sociales y una tradición de guerrilla muy fuerte.

Otro caso muy similar es el de los paramilitares en Colombia, que aquí son nuestras autodefensas, las de Michoacán, donde ya hay casos de narcoterrorismo probados y casos de granadas lanzadas contra la multitud en medio de su festejo por un día patrio. Es un país donde se incendian oficinas del Tribunal Electoral, de los partidos. Las llamas ya están encendidas y hay que hacer algo para comenzar a apagarlas.

AMLO será siempre un gran heterodoxo, pero jamás un buen estadista. Pero el ambiente político está tan degradado que suele ser la opción menos peor para los sectores progresistas.

El Gobierno ha admitido que el país atraviesa una "crisis de confianza". ¿Cree que dicho descreimiento en la política podría en algún momento conducir a un estallido social similar al que tuvo, por caso, Argentina en 2001?

En nuestro país hay movilización, pero no es suficiente. Me asombra mucho la pasividad que todavía tenemos los mexicanos. Somos 110 millones y en las manifestaciones participan menos de cientos de miles. Es decir, estamos hablando del uno por ciento de la población. Y eso es muy grave, porque plantea un escenario de fuerte conformismo, miedo, desesperanza o ya simple claudicación ante las alternativas.

Por eso, es difícil de prevenir lo que va a pasar. Porque sumado a esta especie de “pasividad”, también hay gente que aprovecha la confusión que traen los desmoronamientos sociales. Que encabezan, a nivel opinión, una sociedad que no desea ser cambiada.

En el Distrito Federal, Mancera se vio forzado a lanzar un consulta ciudadana por las obras del Corredor Chapultepec. ¿Piensa que ese tipo de acciones representan una participación ciudadana legítima?

Los gobiernos mexicanos son expertos en maquillaje. El cinismo ha sido parte de la conducta política de este país que le ha permitido resistir tanto e ir absorbiendo la crítica. Sólo falta que haya un fideicomiso de apoyo a la disidencia, porque se ha dado becas o apoyos a las personas que podrían ejercer un pensamiento crítico.

Pero también han absorbido e incorporado en su estructura a los foros, a las consultas ciudadanas. Yo he participado de muchas de ellas y me he quedado con un gusto muy amargo. Porque es una puerta para hacer algo, pero la mayoría de las veces es unperformance teatral que tiene como fin demostrar que se consultó, no consultar realmente.

Del mismo modo en la que los políticos mexicanos prefieren prometer que gobernar, porque es un país donde la representación de los hechos es más importante que los hechos mismos.

"Que Peña Nieto quiera controlar al Papa es como pedirle a un defensa mexicano que marque a Messi"

En 2006, usted manifestó abiertamente que consideraba a López Obrador como la opción presidencial más viable. ¿Sigue pensando que lo es?

Pienso que López Obrador será siempre un gran heterodoxo, pero jamás un buen estadista. No se somete a las reglas habituales de los partidos y el ambiente político esta tan degradado que suele ser la opción menos peor para los sectores progresistas. Pero no es el político que necesitamos.

Tendría que haber sido presidente en 2006, porque nos hubiéramos ahorrado la guerra contra el narco de Felipe Calderón que terminó con 100 mil muertos y 30 mil desparecidos. Pero la contienda fue muy desigual y, además, luego reaccionó muy mal.

Tuvo una oportunidad histórica de entender que la derrota había sido injusta, pero sobre ese agravio construir esperanza. Si su discurso hubiese sido “nos ganaron por las malas, pero nosotros vamos a regresar y ganar por las buenas”, él hubiese ganado con esa actitud. Al decir era un presidente legítimo, de alguna manera rebajó su proyecto y lo transformó en un proyecto autoritario, caprichoso, con una pulsión muy caudillista.

En general, los independientes son políticos profesionales. Es decir, se conviertió en el plan B de los políticos profesionales. Una suerte de segunda oportunidad.

Jorge Castañeda es uno de los intelectuales que está encabezando un grupo de escritores, políticos y pensadores que busca formar un candidato independiente para 2018 y pueda “hacerle frente a López Obrador” ¿Cree que es una alternativa viable?

Desde hace mucho Castañeda tiene esta iniciativa, que me parece muy valiosa. Pero por desgracia, en México los candidatos independientes no son ciudadanos ni vienen desde fuera del sistema político, salvo casos como los de Pedro Kumamoto, que tuvo brigadistas, voluntarios que lo llevaron a ganar una elección que es difícil ganar por los requisitos que exigen.

En general, sólo los políticos profesionales pueden cumplirlos. Por ejemplo, el alcalde de Morelia, que venía del PAN o el Bronco, en Nuevo León, que había pertenecido a una estructura como el PRI. Finalmente, la candidatura independiente se convierte en el plan B de los políticos profesionales. Una suerte de segunda oportunidad.

Es notable cómo los países que tuvieron políticas calificadas como populistas, que hicieron hincapié en políticas sociales perdieron la brújula de lo económico, mietras que los de centro derecha quedaron muy en deuda con lo social. ¿Cómo se podría crear un equilibrio entre una cosa y la otra?

Debe plantearse un modelo de transformación económica que no sea mero asistencialismo populista. Porque, ¿cuánto tiempo te puede durar la cartera para regalar masivamente? Además, eso no genera productividad.

Un buen modelo de izquierda es el de España. En donde su triunfo como país desarrollado fue producto del PSOE. Donde construyó una inmensa clase media y un mercado interno muy activo, como un proyecto de la izquierda. Y eso no ha estado, trágicamente, en la agenda de la izquierda mexicana, aunque debería ser uno de sus fines.

En este sentido también tenemos un país fracturado, con 14 millones de mega millonarios, 50 millones de pobres -20 de ellos en pobreza extrema- y luego una fluctuante clase media.

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