El Papa Francisco electrizó a la elite política de Estados Unidos con su audaz discurso en el Capitolio, en Washington DC, acaso uno de sus mensajes más densos en términos políticos por lo que dijo y donde lo hizo.

"Queridos amigos, estoy muy agradecido por la invitación para dirigirme a esta sesión conjunta del Congreso en la tierra de los libres y el hogar de los valientes", fue la primera frase del Papa, citando un pasaje del himno nacional estadounidense.

Y rápido se metió de lleno en uno de los temas que más ocupa la atención en estos tiempos y que se ha convertido en el eje de la campaña presidencial de Estados Unidos, gracias a las xenófobas declaraciones del republicano Donal Trump: la migración de los más desesperados. "Me gustaría pensar que lo han hecho porque yo también soy hijo de este gran continente del cual hemos recibido tanto", afirmó.

El Papa dijo entonces que Estados Unidos sigue siendo "una tierra de sueños" pero les recordó: "Nosotros, las personas de este continente, no les tememos a los extranjeros, porque la mayoría de nosotros fuimos alguna vez extranjeros". Sus palabras arrancaron un aplauso ensordecedor de los legisladores. Es que la elite política de Washington -incluso buena parte de los republicanos- están muy incómodos con la impresentable xenofobia populista de Trump, pero su popularidad les dificulta cruzarlo de frente. 

El Papa se sumó al debate sobre las migraciones, criticando de manera implícita a republicanos como Trump, pero también poniendo en evidencia el silencio de los demócratas.

"Les hablo como hijo de inmigrantes", dijo Francisco. Y agregó: "Cuando el extranjero nos interpela, no podemos cometer los pecados y los errores del pasado. Debemos elegir la posibilidad de vivir ahora en el mundo más noble y justo posible". Y eso se debe hacer "mientras formamos las nuevas generaciones, con una educación que no puede dar nunca la espalda a los «vecinos», a todo lo que nos rodea".

Así, frente a congresistas, republicanos y demócratas, el pontífice defendió la dignidad de los migrantes y refugiados, en un discurso calificado por aquellos que lo presenciaron como “profundo y certero”.

El Papa Francisco y Barack Obama en la Casa Blanca.

Télam

Es cierto que la población estadounidense no es mayoritariamente católica y el peso de esta religión corresponde mayormente a la población latina, pero aun así, el discurso de Francisco tuvo una respuesta inmediata por parte de la cúpula política, que en varias ocasiones lo ovacionó de pie.

La especialista Jazmín Benítez, de Iniciativa Ciudadana, destacó en diálogo con LPO México que el hecho de que se ponga en el centro de su discurso la migración, hace que “Estados Unidos se vuelva en la paleta para tratar los temas de migración global”, en un escenario donde entre México y Estados Unidos el tema es espinoso; con el tránsito no sólo de mexicanos, sino de centroamericanos que buscan “la tierra de los sueños”, como mencionó el Papa, evocando a Martin Luther King y por supuesto, la crisis que atraviesa Europa en términos de refugio.

“El debate apenas empieza y lo abre el Papa con un sentido diferente y que no es el legal, porque lo que se ha olvidado es que se habla de seres humanos y cuando se critica a los migrantes sólo se habla de que rompen leyes”, dijo Benítez y agregó que el discurso de Francisco respalda a aquellos que están planteando la necesidad de hacer cambios fundamentales a las leyes migratorias, “sobre todo poniendo el acento en la dignidad humana”, señaló.

Y es que precisamente, en su discurso, el Papa planteó: “estos migrantes lo que buscan es un futuro digno para su familia” y en esa línea cuestionó a los políticos, “¿no es eso lo que nosotros buscamos para nuestros hijos?”, tratando con ello de apelar a un trato justo para los migrantes y refugiados, precisamente en la línea en la que mencionó la regla de oro del cristianismo: “trata a los demás como te gustaría que te traten”.

El impacto en la campaña

Para los cronistas que siguieron este discurso histórico, no hubo dudas que sus palabras tuvieron un impacto entre los legisladores presentes y se pudo ver como “algunos aplaudieron con más fervor que otros”.

No es novedad que desde el Partido Republicano históricamente hubo sectores con una fuerte aversión a la migración, aunque muchas de las grandes medidas en favor de inmigrantes las tomaron presidentes de ese partido como Ronald Reagan.  Sin embargo, el ataque discursivo de Donald Trump provocó que otros precandidatos de su partido tomaran el mismo camino, al ver como crecía en las encuestas.

Pero lo más notable es que en esta campaña hasta ahora faltó el contrapeso a ese discurso xenófobo que se esperaría de la parte demócrata, consideró Jazmín Benítez, por lo que para ella, aunque el discurso de Francisco quizá no llegará a todos los congresistas, sin duda es un llamado muy directo a los demócratas.

“Con su discurso el Papa se dirigió a los dos; a republicanos y también a los demócratas, que hasta ahora han dejado la puerta abierta para que Donald Trump siga con el discurso antimigratorio. Ahora, queda en un asunto ético que pone en el acento a los demócratas, que no se han pronunciado al asunto”, consideró Benitez.

Para la especialista no cabe duda que esto debe ser el impulso para que la parte demócrata se pronuncie por el asunto. “La visita del Papa la ve todo el mundo y ese es el tipo de presión moral que se necesitaba”, concluyó.