El ministro de Economía neuquino y gobernador electo de esa provincia, Omar Gutiérrez, viajará esta semana al exterior para colocar un bono asegurado con regalías gasíferas. El funcionario irá acompañado por el presidente del banco de Neuquén, Marcos Koopmann.

La gira inicia este miércoles en Londres, para continuar el jueves en Boston y el viernes en Nueva York. Aún resta definir el destino del lunes.

Para llevar adelante la operación, el gobierno de Jorge Sapag contrató al JP Morgan y al Deutsche Bank.

Gutiérrez y Koopmann mantendrán una serie de encuentros con inversores extranjeros y, si tienen éxito, podrían anunciar el lanzamiento del bono para el propio lunes o martes de la próxima semana.

“El timming es perfecto ya que volvió todo el mercado de las vacaciones de verano”, planteaba un operador consultado por LPO.

Sin embargo, la colocación corre el riesgo de que la turbulencia que atraviesa Brasil ensucie los precios de los títulos. Es que al quitarle el grado de inversión al gigante sudamericano, los tenedores de bonos brasileños tendrán que desprenderse de los papeles, tirando a la baja los valores de mercado de los emergentes.

De todas formas, lo cierto es que la Argentina juega un papel aparte y desacoplado del resto, y podría no verse afectado por la fragilidad del país vecino, analizaban en el sistema financiero.

El gobierno neuquino no anunció el monto que esperan conseguir con esta emisión, aunque la legislatura provincial habilitó al Ejecutivo a endeudarse en hasta 350 millones de dólares.

La ley determina que el plazo de emisión de los bonos será de hasta 12 meses y que la tasa podrá ser fija o variable con pago de intereses trimestrales, semestrales o anuales. La tasa no podrá superar en cinco puntos porcentuales a la que rinden los títulos soberanos emitidos por el Estado nacional.

La colocación de este bono le permitiría sumar divisas al Banco Central, que en las últimas jornadas no paró de desprenderse de billetes verdes, aunque las reservas no reflejaron la totalidad de estas ventas por el efecto del swap de monedas con China, que ayudan a "maquillar" el stock de dólares.