Axel Kicillof monopolizó el primer debate en el Senado sobre el proyecto que restringe la venta de acciones del Estado en 27 compañías y dejó claro que buscará controlar este capital.

Es que la ley esconde una trampa denunciada por la oposición y minimizada por el ministro, en la exposición de más de una hora que dio el salón Illia de la Cámara alta: 3 de los 5 directores de la Agencia que controlarán las acciones serán nombrados por el Gobierno y permanecerán hasta 2019.

Así se desprende del artículo 5, que prevé 5 directores, 1 el director de Anses, 2 por el Poder Ejecutivo y 2 por la bicameral que se creará, uno por la mayoría y otro por la minoría.

Pero como tendrán un mandato de cuatro años y podrán ser removidos por dos tercios, los designados permanecerán durante el próximo Gobierno, salvo que exista un consenso amplio para removerlo.

“Es similar al directorio de Aftic”, se jactó Kicillof, en referencia a Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Aftic), creada para controlar las concesiones de telecomunicaciones.

Como explicó LPO, esa ley sirvió justamente para atrincherar a kirchneristas en el organismo y cercenar al PRO, que no pudo obtener la banca por la segunda minoría pese a que le daban los números.

La ley presentada por Kicillof tiene otra trampa: el directorio debe nombrarse en 90 días posteriores a la sanción de la ley, o sea, deberá hacerlo Cristina.

De todos modos, el artilugio legal puede ser removido con una mayoría simple que derogue la ley. De hecho, la mayoría de las veces que se requiere dos tercios es por un mandato de la Constitución.

“El problema que tienen con esta ley es que no podrán rifar las acciones al exterior”, se jactó el ministro de Economía.

Sus mayores palos fueron para el PRO, a partir de una nota en La Nación del año pasado en la que Francisco Cabrera, funcionario de la Ciudad, adelantaba una supuesta venta de las acciones de Anses. “Ya lo tienen planeado. Bueno, vamos a discutirlo”, los desafió.

Se dio lugar para recordar que fue el quien impidió que los directores del Estado cobraran honorarios asignados por las empresas. Los obligó a quedarse sólo con 4 mil pesos y donar el resto al  Fondo Nacional del Menor y la Familia.

La clase de Kicillof

El ministro de Economía copó el plenario de comisiones y ni siquiera lo dejó hablar a Diego Bossio, quien hasta esta mañana iba a ser el único invitado. 

Fiel a su estilo, reseñó en dos horas las ventajas de sostener las acciones del Estado en 27 compañías, heredadas por la estatización de la AFJP en 2008. Tanto habló que no se llegó a tratar el proyecto y recién tendrá dictamen mañana a las 10. 

“Las acciones crecieron un 700% desde que fueron adquiridas”, se jactó y recordó que las Afjp vendieron acciones caras cuando faltaba financiamiento y luego las dejaron caer. “Se llevaron plata de los jubilados”, resumió.

Kicillof aseguró que tuvo una buena experiencia como director de Tenaris, una de las empresas de Techint, “porque también las empresas pueden tantear la posición del Estado en muchos temas”.

Contó que la participación accionaria le permite tener directores en algunas compañías pero siempre en minoría, por lo que nunca toma decisiones cruciales.

“El Grupo Clarín no nos dejó poner directores porque sólo nombró 5. Pero lo estamos discutiendo judicialmente”, se encargó de recordar.

La radical Laura Montero le recordó que en el congreso ya existe una Bicameral encargada de controlar los fondos de la seguridad social, como se denomina a la masa de recursos heredadas de la AFJP.

Sólo el 11% de ese montó está compuesto en acciones pero Cristina no quiere que nadie las venda. “Yo estuve ocho años y no vendí ni una acción. El que lo quiera hacer tendrá que informarlo al congreso”, cerró Bossio.