Una nueva encuesta nacional, realizada por González y Valladares, da un primer panorama sobre la carrera presidencial tras el ajustado triunfo del PRO en el ballotage porteño y el giro discursivo del macrismo, que para algunos analistas desdibujó su papel como principal candidato opositor.

Si bien el trabajo muestra a Daniel Scioli y  Macri consolidados en el primer y el segundo lugar para las PASO -34,1% contra 22,3% respectivamente-, el trabajo sorprende con una gran performance de Massa, que aparece tercero con el 18,1%.

Sin embargo, la recuperación de Massa que plantea la encuesta de G&V abre el interrogante: ¿Es posible que un candidato baje y suba tanto en menos de un año? El propio líder del Frente Renovador ya había acusado a las encuestadoras de operar en su contra y de querer bajarlo de la competencia cuando comenzaron a reflejar una supuesta caída en su intención de voto y una polarización entre el FPV y el PRO.

De hecho, aún hoy es por lejos el candidato que mayor rango recorre según las encuestas, recorriendo una franja que va en torno a los 10 puntos a casi el doble. Estas notables variaciones motivaron el viernes pasado una pregunta sencilla pero medular de un gobernador que miraba su supuesta recuperación, al consultor que realizó el trabajo: "¿Cómo es posible que un candidato baje y suba tanto en las encuestas?".

“Al igual que las otras encuestadoras, detectamos la caída de Massa del primer puesto que tenía el año pasado, pero nunca detectamos el escenario de total polarización Scioli-Macri”, explicó a LPO Federico González, director de la consultora a cargo de la encuesta. “Es un concepto del que yo he sido muy crítico”, afirmó y efectivamente así lo había anticipado en una columna para LPO.

Según González, los bajos números que otras encuestadoras le dan al Frente Renovador podrían responder al efecto conocido como “group thinking”: una vez instalada la idea de la polarización entre Scioli y Macri, a cualquier encuesta que se salga de ese escenario automáticamente se le resta seriedad y se la descarta.

Se trata del fenómeno que se dio en el ballotage porteño, en el que las encuestadoras hicieron sus proyecciones en grupo (casi todas pronosticaron una victoria 55% a 45%) y ninguna previó la excelente elección de Martín Lousteau, que casi desbanca al PRO de la Ciudad.

“Es prematuro decir que Macri empezó a bajar luego de su giro discursivo, pero creo que sí pudo haberse comenzado a desdibujarse su rol de opositor”, explicó González. “En definitiva, la única interna que realmente aún debe definirse es informal y es la Macri versus Massa por el voto opositor”.

Para Raúl Aragón, que aún no realizó una medición nacional posterior al ballotage porteño, “Macri puede haber perdido algo de intención de voto tras su giro discursivo”. Si bien no cree que sea mucho, sí se da un efecto amplificador porque cada voto que pierda el PRO migrará con seguridad hacia Massa, el segundo opositor mejor posicionado. Es decir, la diferencia entre Macri y Massa podría achicarse doblemente por cada voto que pierda el PRO.

El número de Massa podría apoyarse también en la buena intención de voto de Felipe Solá que Aragón midió hace dos semanas como candidato a gobernador de Buenos Aires por el Frente Renovador. Según el consultor, Solá medía 23% y Massa podría haber crecido en las últimas semanas acompañado del crecimiento de su candidato a gobernador, que mantiene una buena imagen de su pasada gestión en La Plata.

Desde un punto de vista metodológico, ese crecimiento en la Provincia podría explicar el 18% que G&V le da a Massa: según Pablo Romá, de Circuitos, las encuestas medidas a nivel nacional pueden tener diferencias muy grandes dependiendo de cómo se tome la muestra. 

Como el peso que las consultoras le asignan a cada provincia varía, una encuesta con un mayor peso asignado a Buenos Aires naturalmente arrojaría mejores resultados para Massa, que mantiene allí su mayor poder político.