El jueves el peruano Sergio Bendixen le comentó que según la última encuesta domiciliaria que había encargado sobre 790 casos, el ballotage porteño iba a terminar con un ajustadísimo triunfo de Larreta por 51 puntos sobre 49 de Lousteau. Sergió Massa se le rió en la cara.
Hoy en el bunker del Frente Renovador el impacto por el resultado porteño era mayúsculo. Lo primero que analizaban era que la elección confirmó que Macri tiene un “voto de clase”. O sea, de clase media para arriba. Esto porque ganó en las comunas más ricas (Belgrano, Nuñez, Palermo, Recoleta) y perdió en las más postergadas.
“Esta elección confirma que tiene un techo bajo, que no hay manera que le gane un ballotage al kirchnerismo”, analizaban en las oficinas de Tigre.
El otro punto central es las famosas encuestas. Según el massismo la del asesor peruano dio mejor que las que venía manejando el PRO que cantaban una diferencia de diez puntos porque era domiciliaria.
“Bendixen cree que el problema de la política argentina es económico. Compran varias encuestas para sumar marcas, pero las pagan de 50 mil a 100 mil pesos y por ese precio sólo pueden ser telefónicas (IVR. Así, al final del día se pierden el dato real”, explicaron a LPO fuentes del Frente Renovador.
Massa extrapola esto a nivel nacional y jura que en los números de Bendixen, él está sólo a tres puntos de Macri y la sumatoria de UNA, la alianza que presentó con José Manuel de la Sota, está empatada con la alianza Cambiemos.
Sin embargo, en el massismo reconocen que les queda muy poco tiempo para recrear la épica de la victoria, que quien tiene todo para hacerlo es Daniel Scioli. “Nos quedan diez días para meternos de nuevo en la discusión grande y ocho más para pasar al frente, es muy complejo pero no imposible”, concluyen las fuentes consultadas.
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Macri ya no es el enemigo a vencer sino el rival a levantar, a volver cada día más visible, contra el resto de la oposición, a la que hay que opacar y ningunear hasta borrarla de la agenda periodistica.
Marcelo L. Masia