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Cómo afectará al próximo presidente la suba de tasas de la FED
Los economistas ya dan por hecho que el próximo año la reserva federal ajustará al alza el interés de los bonos de corto plazo.

El próximo presidente se encontrará con un escenario muy distinto del que tuvo Cristina cuando inició su segundo mandato. El precio de los commodities se desplomó, con la soja a menos de U$S350 la tonelada frente al promedio de U$S500 de los cuatro años previos,  y el petróleo a unos U$S60 el barril contra los U$S95 promedio registrado entre 2012-2014. Quien gane las elecciones ya no tendrá un boom global de materias primas, después de varios años de un favorable "viento de cola". Pero principalmente deberá enfrentarse a un mundo menos generoso a la hora de conseguir recursos financieros en el exterior.

El rendimiento del bono a diez años del Tesoro de EEUU volvió a dar otro salto el martes, ubicándose en 2,44%, después del sacudón que hubo en los mercados la semana pasada, cuando quedó en 2,36%. La abrupta escalada que viene mostrando la tasa de esos títulos-a principios de año estaba en 1,67%, su nivel más bajo en toda la historia- anticipa la decisión de la Reserva Federal de empezar a subir el interés de corto plazo, hoy ubicada en un 0,25% anual.

La FED definirá en septiembre, en base a la evolución que muestre el mercado laboral estadounidense, si finalmente decide empezar con la suba de tasas, tantas veces anunciada pero hasta ahora nunca concretada.

La suba en la tasa de interés de los fondos federales es la segunda fase en la normalización de la política monetaria de los EEUU, después de finalizar en octubre del año pasado el tercer programa de compra de bonos del Tesoro, iniciado en octubre de 2013.

El ajuste podría comenzar en el tercer trimestre o postergarse hasta el año que viene. Pero lo cierto es que los economistas dan por descontado que el próximo presidente ya no tendrá la oportunidad-y del que este gobierno no sacó provecho- de tomar deuda con una tasa de interés de casi 0, en la que permaneció desde que estalló la crisis financiera del 2008.

Las proyecciones del comité de política monetaria esperan en promedio la tasa de interés de corto plazo se ubique en un 1% en 2015, en 2% en 2016 y 3% en 2017.

Este cambio en la política de la FED hará que se reduzca la cantidad de capitales disponibles en los mercados, tanto para el sector público como al privado.

Esa es la visión que dio el economista Aldo Abram, de la Fundación Libertad y Progreso. “Hay un mayor impacto en los países más riesgosos, porque los inversores se ponen más exquisitos y piden rendimientos mayores”, planteó el analista.

Para Abram, “hoy la Argentina no es receptor de mercado de capitales, pero si el próximo gobierno elimina el cepo y corrige las cuentas públicas, podrá volver a serlo”. En caso de que no lo haga, entonces la suba de tasas de la FED agudizará aún más la fuga de divisas del país, aunque este es el escenario menos probable, plantea el miembro de LyP.

Por otro lado, el cambio en la política monetaria de la Reserva Federal produce una revaluación del dólar que tiene como correlato un descenso en el precio de las materias primas, un efecto que ya se hizo notar desde la segunda mitad del año pasado.

Sin embargo, lo cierto es que con el ajuste en las tasas esperado, el interés de los bonos de corto plazo sería de la mitad del que se registró a principios de siglo, cuando llegó al 6%.

“Quizás en el tercer trimestre empiece a subirlas gradual, comunicadamente y, por ahora, sin expectativas (o necesidad) de tener que llevarla a niveles demasiado altos como sucedió en otros procesos. Greenspan o Bernanke terminaban llevando esta tasa de interés al 5 / 6%. Se espera que Yanet Yellen tenga un puerto de llegada de 2,5 / 3,0%”, puntualiza un reporte de MyS Consultores.

Por otro lado, este escenario no es ni de lejos el que se vivió a fines de la década de los 70’, cuando Estados Unidos llegó a tener una inflación del 14% anual y Paul Volcker incrementara la tasa de largo plazo a 19%, a principios de los 80', lo que llevó al default de toda la deuda Latinoamericana y sumió a EEUU en una recesión.

En ese sentido, Abram precisó que la FED planea subir la tasa “de a un cuarto de punto”, es decir, con sólo 0,25 puntos porcentuales por vez, con lo cual hasta llegar al 3% de máximo pasarán algunos años y permitirá amortiguar el efecto contractivo sobre la economía mundial.

“El impacto sobre la Argentina va a ser moderado, pero va a existir”, consideró el economista, aunque insistió en que si se hacen las correcciones pertinentes en el gasto público “habrá más acceso al financiamiento exterior que hoy”, sobre todo porque habría una significativa reducción del riesgo país.

En cuanto al tipo de cambio, podría incrementarse para compensar la baja que hubo en el valor de los commodities.

Por su parte, el asesor económico de Daniel Scioli, Miguel Bein, sostiene que a diferencia de otras veces esta vez los movimientos de las tasas por parte de la FED serán suaves. Según el ex viceministro de economía, hay tres razones: 1) La alta deuda de las familias americanas; 2) el alto endeudamiento tras la crisis de los Estados -que pasó en EEUU del 44% del PBI al 80%-; y 3) la caída en el petróleo que está ayudando, al bajar los costos y generar presión a la baja en los precios. "Esto me lleva a pensar que será una economía internacional con dólares disponibles del lado de la oferta", afirmó durante una exposición.

De hecho, el último informe del Estudio Bein y Asociados recuerda que “más allá del timingdel inicio del ciclo de suba de tasas, la Fed intentará transitar un sendero de suba muy gradual. Si bien la Fed pronostica una economía alcanzando una situación de pleno empleo y estabilidad de precios en 2016, la mediana de las proyecciones de los participantes de la Fed de la tasa de interés de referencia para 2016 se ubica en 1,875%, bien por debajo de la nueva tasa de interés normal de largo plazo que ellos mismos estiman en 3,75”.

Para el ex funcionario, con este nivel de deuda, utilizado para salir de la crisis, la FED no tiene margen para elevar las tasas a niveles altos porque de lo contrario generaría una nueva recesión. Así, quien gane las elecciones de este año no tendrá que enfrentarse a un contexto externo tan desfavorable y podría tomar deuda a una tasa razonable, aunque probablemente mayor a la que se registra por estos días.

Abram disintió con esta mirada: “la FED no mira el nivel de endeudamiento sino la marcha de la economía, que hoy no está lo suficientemente bien, y la tasa de inflación, porque en EEUU hay riesgos deflacionarios”, concluyó.

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