El dedazo de Mauricio Macri puede dejar a más de un herido en distritos complicados para el PRO. Luego de la holgada victoria en las primarias porteñas, algunos salieron a presionar para que los dejen jugar en la interna o al menos para ser parte de la discusión de las listas. “Es una injusticia, no nos pueden desconocer”, reclamó el dirigente Gabriel Puzzoto, de Ituzaingó.
Sucedió mucho con dirigentes de Jorge Macri, que sufrieron el embate de las bajadas de María Eugenia Vidal. Pero no en todos los casos son hombres del intendente de Vicente López, y si bien estalló en Ituzaingó es una realidad que bien vale para otros distritos.
La lógica es básicamente la misma. Se quejan de haber militado durante años por el partido amarillo y luego ser desplazados por hombres que vienen con el aval de arriba.
“Hoy hablaba con la gente de Hurlingham, con la gente de José C. Paz, el PRO en la provincia está convulsionado –dijo Puzzoto a LPO-. Están dejando de lado a espacios que ya venían trabajando por haberle dado la posta a gente que no tiene representación local”.
“La idea es que todo el PRO vaya junto y no nos desparramemos sobre todo en un distrito tan difícil como la provincia. Pero en este contexto, se hace difícil una unificación”, advirtió Pozzuto, acaso con falta de timing por sus declaraciones luego de la victoria macrista en la Ciudad.
El que podría valerse del enojo de estos dirigentes es Sergio Massa y sus candidatos, mucho más instalados que los del PRO. En algunos distritos, el “maltrato” a dirigentes es tal que algunos evalúan cerrar con los jugadores del tigrense para debilitar a Macri.
En su caso, Pozzuto sufrió la llegada del empresario inmobiliario Osvaldo Marasco, de vínculo con Marcos Peña, y quien parece encaminarse a quedarse con la candidatura de Macri en la tierra de Alberto Descalzo.
Pozzuto venía trabajando desde 2009 en Morón como asesor de Ramiro Tagliaferro e integrante de Profesionales PRO, y luego en 2012 llevó su trabajo a Ituzaingó, vacante de militancia hasta entonces.
“Nosotros no cedemos a nuestro derecho de representar al electorado del PRO en el distrito. O al menos queremos que alguien venga, se siente y ordene esto”, siguió Pozzuto.
En Quilmes, los dirigentes José María Salustio y Nunzio Miguel se sienten parte del armado mucho antes de que Macri pusiera al modelo Tomy Dunster. En Hurlingham lo mismo sucede con los dirigentes que ya trabajaban antes del candidato Lucas Delfino, y lo propio pasa en José C. Paz con Ezequiel Pazos. Algo similar sucedió con la llegada de Diego Valenzuela en Tres de Febrero.
Ahora Jorge Macri cambió la estrategia y empezó a reconciliarse con Vidal, al tiempo que los armadores del espacio están queriendo mostrar que los distritos están ordenados, pero la poda necesariamente deja a dirigencia que no se siente contenida.
“Queremos el mismo tratamiento que hubo en Capital para la estructura partidaria en la provincia. Y estamos pidiendo un poco más de organización. Se está dejando de lado la voz de mucha gente que viene laburando en serio”, completó Pozzuto.
