El gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, presentará hoy su libro “El Hombre” en el Teatro Astros, para relanzar su candidatura presidencial mientras se acerca y toma distancia de Daniel Scioli y Sergio Massa.

De la Sota parece no temer a los fantasmas del mundo del teatro y de la política, ya que el Astros fue la sede del lanzamiento de la fallida alianza Unen.

El libro, una hábil gambeta a la veda política, fue acompañado desde primera hora con un video de promoción, con ligeras reminiscencias al spot “Vamos Menem” de 2003.

De la Sota había tenido que congelar su campaña desde mediados de febrero, cuando un temporal en las Sierras Chicas y una serie inhabitual de lluvias en toda la provincia de Córdoba lo obligaron a permanecer atendiendo a los damnificados por las inundaciones.

Ahora vuelve a exhibirse como un candidato decidido a dar pelea pese a que las encuestas no lo favorecen frente a los tres mejor instalados: Scioli, Massa y Mauricio Macri.

Simultáneas

Fiel a su estilo el cordobés tiene abiertas las líneas de negociación con Daniel Scioli, Carlos Zannini y Sergio Massa, en una carambola que incluye discusiones tanto sobre el escenario nacional como por el futuro de la provincia.

Anoche, en el programa Desde el Llano, que conduce Joaquín Morales Solá, dio pistas sobre su estrategia. Una es la de mostrarse dialoguista. A esto ya lo ensayó en 2011 en Córdoba y le dio excelentes resultados, sepultando su imagen de peleador que tanto lo había perjudicado frente a Luis Juez.

“Gane quien gane, ninguno va a tener mayoría automática en el Congreso, y eso va a hacer que tengamos que dialogar”, dijo.

De la Sota, en realidad, le envía mensajes a los otros candidatos con mayor anticipación: pueden necesitar su 5 o 7 por ciento para alentar una interna en las PASO, o para la elección de octubre, e incluso para un posible ballotagge.

Luego, marcó diferencias.

Criticó la propuesta fiscal de Massa, recordó que él en Córdoba bajó los impuestos el 30 por ciento y prometió hacer lo mismo si es presidente. En realidad, fueron algunos impuestos y luego inventó tasas que convirtieron a Córdoba en una de las provincias con mayor presión fiscal.

También cuestionó a Scioli por querer “continuar lo que hoy tenemos” y a Macri porque “pretende cambiar todo”. El cordobés apuesta a mostrarse como equilibrado en las pasiones de la política nacional.

El dilema Accastello

De la Sota también negocia con el kirchnerismo puro, vía Carlos Zannini, porque le preocupa la candidatura a gobernador de Eduardo Accastello, quien tendría 15 puntos en las encuestas y con ello pone en riesgo la victoria de Juan Schiaretti.

De la Sota ha elogiado recientemente a Accastello y la oferta que le ha tendido, en privado, es que se baje a cambio de ser senador nacional.

Accastello no lo descarta, pero se pone en valor mostrándose bien kirchnerista: estuvo el domingo en los festejos de Juan Manuel Urtubey y el lunes se reunió con Florencio Randazzo.

La negociación con Zannini contempla que De la Sota pueda competir en unas PASO peronistas con Scioli, Randazzo y Sergio Urribarri. Accastello sería la moneda de cambio.

Al mismo tiempo, el cordobés negoció con la Casa Rosada una ayuda de 540 millones de pesos para los damnificados por las inundaciones. El Gobierno dispuso entregarlo de a poco para mantener condicionado a De la Sota.

Pero entretanto, De la Sota se muestra también con Massa, con quien llegó al Hotel Hilton de Puerto Madero para la cena del Cippec (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento).

La relación con Massa persigue tanto negociar que De la Sota dispute las PASO o sea su vice, como presionar al kirchnerismo. Y, al mismo tiempo, mira al escenario provincial, donde la massista más importante de Córdoba, su ex esposa, Olga Riutort, decidió romper otra vez con el peronismo y presentarse por afuera como candidata a intendente (y con las mejores mediciones).