El presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, se lanzará este viernes a gobernador de la provincia de Buenos Aires, probablemente con una actividad de fuerte carga simbólica. La idea es visitar el hogar que el padre Pepe tiene en Villa La Cárcova en San Martin. Allí desde el corazón de una de las zonas más castigadas por el narcotráfico del Conurbano, Domínguez tiene pensado anunciar que decidió bajarse de la pelea presidencial.

No es una apuesta menor ni un premio consuelo. La provincia concentra el 40 por ciento del padrón nacional. Sin una elección que ronde los 37 puntos en la provincia, con escenarios d ederrota en Capital, Córdoba, Santa Fe y Mendoza, el peronismo no tiene ninguna chance. Con un agregado: En provincia el gobernador gana por un voto y quedará definido en la primera vuelta de la presidencial. Es decir, es una pelea posible para el kirchnerismo.

La decisión fue conversada con Cristina Kirchner quien le dio su visto bueno. El acto con el padre Pepe ratificaría la cercanía de Domínguez a la Iglesia y su amistad con el papa Francisco, pero además es un anticipo de la posición que tendrá en un tema neurálgico en la provincia: la crisis de seguridad.

Domínguez, además de tener en carpeta un plan técnico para conducir el sistema policial bonaerense, cree que el principal problema está en la recuperación de los 70 mil presos de la provincia. Tiene estadísticas que confirman que la mayoría de los delitos los cometen presos que dejan la cárcel. "Todos tienen que salir con estudio y posibilidad de conseguir trabajo, sino esto es una puerta giratoria", sostiene en las reuniones que analiza el tema. 

Si bien trascendió que es “él” elegido por la Presidenta, Domínguez nunca dijo eso. Pero es verdad que en la Casa Rosada saben que una primaria de candidatos a gobernador de la provincia les metería una presión inusitada a los intendentes del Conurbano, que estarían obligados a definiciones muy incómodas.

Los intendentes por ahora están más preocupados en juntarse para sumar fuerzas de cara a las negociaciones de las listas, que saben serán difíciles frente a una Cristina dispuesta incluso a poner el cuerpo como primera candidata a diputada, con tal de asegurarse todos los lugares posibles.

Domínguez diseñó, fiel a su estilo, un lanzamiento conceptual que se extenderá por 48 horas que falta confirmar. Luego del arranque con el padre Pepe, planea irá a La Matanza a reunirse con Fernando Espinoza en su condición de presidente del PJ bonaerense para anunciarle la decisión. Es el tributo al peronismo.

Y luego en su equipo trabajan en actividades en dos zonas del interior bonaerense con características geográficas y económicas complementarias. 

La campaña del flamante candidato seguirá a cargo de Enrique Albistur, encargado de diseñarle los afiches de su “Grupo San Martín” que será reconvertido en think thank de asuntos bonaerenses. El slogan, directo y efectivo será “Gobernador” y el color elegido el verde, como el campo bonaerense. Los primeros afiches, no podía ser de otra manera, lo mostrarán junto a Cristina.

Domínguez sabe que tiene una pelea brava por delante, ya que deberá competir por la candidatura con Diego Bossio y Patricio Mussi, quien ya avisó que salvo que se lo pida Cristina, “sigue en carrera”. Y esa es la decisión fuerte que falta.

Todavía Cristina no avisó que hará con la fórmula para la gobernación. Un esquema posible es que haya una interna Scioli-Insaurralde contra Randazzo-Domínguez. Pero también podría ser que así como Cristina se inclina por imponer listas de legisladores unificadas y reducir la competencia al tramo presidencial; haga lo mismo con la fórmula para la gobernación bonaerense. En ese caso se menciona a Domínguez, Mussi o Bossio, en distintas combinaciones. Se verá.

Lo cierto es que en la Casa Rosada nadie toma demasiado en cuenta las mediciones individuales de los candidatos en pugna, porque crece la certeza que el elegido de Cristina se acercará rápidamente a los 30 puntos, como sucedió con Insaurralde y como indican los tres sondeos que Domínguez atesora en su despacho.