Cristina Kirchner dio con el anuncio de ayer de segmentación de retención un volantazo similar al que produjo cuando pasó de criticar al Papa Francisco a los elogios absolutos.

El giro queda en evidencia cuando se recuerda que el año pasado el sciolismo planteó públicamente una medida de similares características a las retenciones segmentadas y recibió una embestida durísima del kirchnerismo que planteó una suerte de claudicación ideológica del gobernador.

Fue en ese entonces el ministro de Asuntos Agrarios bonaerense, Alejandro “Topo” Rodríguez, quien puso sobre la mesa la necesidad de bajar las retenciones al trigo para favorecer a los pequeños productores muy castigados por las políticas oficiales.

Pero al funcionario de Scioli, esas declaraciones le valieron que los diputados ultrakirchneristas Carlos Kunkel, Andrea García, Walter Abarca y Ricardo Móccero, entre otros, le pidieran la renuncia por haber incurrido en un acto de “irresponsabilidad”.

Es decir, hasta hace poco tiempo atrás cualquier dirigente o funcionario que osaba plantear cambios en el esquema de retenciones agrícolas era tratado, como mínimo, de “traidor”.

Ayer, luego del anuncio de Cristina –anticipado diez días antes por LPO- el “Topo” Rodríguez elogió la medida con cierto sabor a revancha: “Va en la dirección correcta para fortalecer a los pequeños productores y cuidar que no se desfinancien las políticas que favorecen a los trabajadores y a los más humildes”, afirmó.

También el gobernador Scioli se sumó al festejo: “Agradezco y valoro esta decisión que favorece especialmente a los pequeños productores que invierten, producen y apuestan en el país”, afirmó.

Como en tantas otras iniciativas del gobierno de Cristina, pareciera que el hecho de que haya sido el ministro de Economía, Axel Kicillof, el impulsor del acuerdo destrabó las reticencias de la Presidenta.

Lo mismo sucedió con los pagos al CIADI y al Club de Paris, que cuando los proponía Amado Boudou eran duramente cuestionados por Kicillof, hasta que al lograr ser nombrado ministro, los concretó.

Como era previsible, una vez que la Presidenta anunció la medida el habitual coro kirchnerista entonó la nueva canción. “Es un antes y un después de lo que significa la política agropecuaria del país”, exageró el ministro de Defensa, Agustín Rossi, uno de los que más duros en la pelea con el campo del 2008. “Soy un defensor de una segmentación, no es lo mismo un pequeño y mediano productor que uno grande”, agregó describiendo lo obvio.

Mientras que el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, afirmó que la medida “es muy beneficiosa para las regiones productivas, viendo que el contexto internacional y la concentración por parte de los exportadores perjudican fuertemente a nuestros chacareros”.

En el medio, como suele ocurrir, la Corriente Agraria Nacional y Popular (CANPO) que lidera Guillermo Martini salió con un comunicado bastante particular en el que asegura que si la medida no se tomó antes fue por responsabilidad exclusiva de Eduardo Buzzi.

“El hecho que este acuerdo se logre unos meses después del cambio de conducción en Federación Agraria, deja en claro que la traba no estaba del lado del Gobierno, sino de la antigua conducción de la entidad, hoy alineada al Frente Renovador”, apuntaron.

Es un hecho objético, anticipado por LPO, que el acuerdo alcanzado con la Federación Agraria, permitió al Gobierno romper la Mesa de Enlace.