Industria
Argentina y México negocian contrarreloj para evitar un nuevo conflicto comercial
Vence el acuerdo vigente en torno al sector automotriz. México quiere libre comercio, Argentina seguir con cupos.

El secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo Villarreal y la ministra de Industria de Argentina, Débora Giorgi, se reunieron en el Distrito Federal con el objetivo de avanzar en una negociación clave, en torno a un tema que hace algunos años ya generó fuertes roces en la relación bilateral: el comercio de la industria automotriz.

Desde 2012, entre Argentina y México rige el Acuerdo de Complementación Económica 55 (conocido como ACE55) que establece arancel cero para las exportaciones de vehículos entre las dos naciones, pero con un cupo limitado de hasta 600 millones de dólares. Este convenio fue firmado después de un largo cruce diplomático y en medio del endurecimiento de la política exterior del gobierno argentino.

Con el ACE55 a punto de vencer -caerá el próximo 19 de marzo-, los funcionarios argentinos y mexicanos intentan fijar nuevas reglas de juego antes de que los intereses y las necesidades comerciales de cada gobierno hagan estallar un nuevo desacuerdo. Las voluntades, sin embargo, difieren. Y mucho.

El gobierno mexicano desea ir hacia un Tratado de Libre Comercio (TLC), como viene haciendo con otros países de la región -Uruguay, Perú o Panamá, por mencionar casos más recientes y menos conocidos que el TLC que mantiene con Estados Unidos y Canadá-. Pero también explora esos caminos con naciones que pueden abrirle mercados más lejanos e inexplorados hasta el momento, como Turquía, con quien se espera que antes de fin de año formalice un convenio similar.

Presiones cruzadas

Fuentes del sector privado explicaron a LPO que los funcionarios mexicanos reciben una fuerte presión del Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), que nuclea a las grandes firmas internacionales en el país.

Los empresarios sienten que el sector está viviendo un importante crecimiento, impulsado por la recuperación económica de los Estados Unidos, y consideran que es un gran momento para competir en otras tierras, como Argentina. La decisión no es inocente, si se considera que el auge mexicano coincide con la caída que vive el otro gigante de Latinoamérica: Brasil.

El gobierno de Enrique Peña Nieto, por otra parte, tomó nota de los indicadores económicos de los últimos meses: la industria automotriz, de a poco, se fue convirtiendo en la locomotora para superar el crash de emergentes, esto es la combinación de la abrupta caída del precio del petróleo y la volatilidad cambiaria que genera la apreciación del dólar.

Los datos son elocuentes: se trata de un sector que emplea nada menos que a 700 mil trabajadores, que en 2014 produjo más de 3.3 millones de unidades -casi 9% más que en 2013- y que exportó más de 2.6 millones de unidades, siendo así el principal generador de divisas para la economía.

Dos noticias de color reflejan la magnitud de sus potencialidades. Este año México se ha convertido en el séptimo productor mundial de automóviles. Y, además, superó a Japón como el principal exportador de vehículos a los Estados Unidos, después de muchos años de liderazgo asiático.

La ministra de Industria, Débora Giorgi, negó la posibilidad de liberalizar el comercio, al reiterar que la Argentina tiene la decisión política de administrar su comercio para proteger a la industria nacional. Propuso, en cambio, la renovación de un convenio similar al vigente, pero ofreció una mejora: incluir la posibilidad de superar los cupos de importación, siempre y cuando se mantenga equilibrio entre lo importado y lo exportado.

"No es que no haya voluntad de competir, pero Argentina vive una situación complicada en términos de falta de dólares. Las restricciones externas pesan. Aunque se firme un convenio más liberal, como lo propone México, no estarían los dólares para realizar los volúmenes de importacioes que ellos buscan", explicó a LPO un empresario argentino.

La reunión duró casi tres horas y aunque la conversación se mantuvo siempre en buenos términos, las tensiones no desaparecieron y ninguna de las delegaciones cedió en sus planteos. Así, se espera un nuevo encuentro en las próximas semanas, aunque no se ha estipulado si será de nuevo en el Distrito Federal o en Buenos Aires.

"La reunión fue de carácter privado. Sólo podemos decir que fue un encuentro para fortalecer el trabajo entre los dos países. Pero no podemos hacer ninguna otra afirmación ni declaración al respecto", dijeron a LPO desde las oficinas de prensa de la Secretaría de Economía que comanda Guajardo.



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