En su primer acto en Casa Rosada tras la fractura que sufrió en un tobillo, Cristina Kirchner se mostró junto a la mayoría de los gobernadores oficialistas en una cadena nacional en la que evitó mencionar directamente el caso Nisman, pero aludió a Diego Lagomarsino, los jueces y también pidió que “no traigan” al país conflictos de otras regiones del planeta.

El extenso discurso de la Presidenta comenzó con una teleconferencia con Florencio Randazzo, que junto a los líderes de los dos principales gremios ferroviarios (incluido el opositor Omar Maturano) anunció mejoras en el ramal Retiro-José León Suárez de la línea Mitre.

Luego, los gobernadores desfilaron uno a uno para firmar el convenio de refinanciación de deudas. Con presencia de la mayoría de los mandatarios oficialistas más los opositores Ricardo Colombi y Alberto Weretilneck, Cristina logró mostrarlos alineados en momentos de alta tensión para su gestión y tras algunos amagues de rebeldía de parte de los líderes provinciales. Como explicó LPO, varios de ellos querían evitar la foto, pero la necesidad de fondos y el temor a represalias fue más determinante.

El tema central del discurso y acaso la novedad más concreta fue el anuncio del aumento de las jubilaciones, que se esperaba para su regreso de China pero que fue adelantado. Según informó Cristina, desde marzo la jubilación mínima pasará de $3231,63 a $3821,73, un 18,26 por ciento. Con el aumento que se otorgó en septiembre, el incremento anual fue de 38,61%, indicó.

Este medio había adelantado que el Gobierno preparaba una batería de anuncios económicos para tratar de sacar del centro de la escena el caso Nisman y, de paso, intentar cambiar el humor social, reflejado en un descenso de la imagen positiva de Cristina. “Lo anuncio hoy porque tengo obligación por ley, porque se paga a partir del 1º de marzo. Que quede claro por qué lo anuncio hoy”, respondió la mandataria ante la evidente lectura que genera esa información. De todos modos, al regreso de China, habría más anuncios sobre seguridad social, como el aumento de la AUH.

Luego de largos elogios a su política y a la del gobierno de Néstor Kirchner en materia económica, Cristina se dedicó a comentar algunos títulos de los diarios y se explayó sobre “buenas noticias”, al estilo 678. Al respecto, insistió con la “explosión” de turistas y el “nivel récord de ocupación” como dato para desmentir los malos presagios. “Asustaron a la gente”, se quejó. No obstante, admitió que la situación está mejor de lo imaginado, incluso por su propio equipo económico. “Cuando llegó diciembre, nos encontró con más reservas de las que nosotros mismos pensábamos que íbamos a estar”, señaló.

Ya sobre el final de su discurso Cristina hizo unas pocas alusiones indirectas al caso que conmueve a la sociedad argentina desde hace dos semanas. En principio, le apuntó -sin nombrarlo- al vicepresidente de la Asociación de Magistrados y Fiscales, Ricardo Sáenz, quien había afirmado que la Presidenta no debía opinar sobre la investigación del caso Nisman, ya que incurría en una violación del artículo 109 de la Constitución.

“El vicepresidente de una ONG de jueces y fiscales dijo que yo no debería opinar ni hablar. Quiero decirle que todos los argentinos somos iguales. La libertad de expresión y la libertad prensa es para los 40 millones de argentinos, incluida la Presidenta. La libertad de expresión no debe ser solamente para los que critican, insultan y agravian al Gobierno”, afirmó.

“Es una frase muy poco feliz (…) Es como si yo dijera que jueces y fiscales sólo deben hablar por sus sentencias o dictámenes, cuando habrán escuchado todos los días a jueces y fiscales hablar de lo que piensan y se les ocurre, y están en todo su derecho. Pero nadie desde otro Poder le puede decir a la Presidenta que se calle la boca y que no hable. Hablar voy a hablar, y todas las veces que yo quiera”, advirtió.

A continuación, hizo una sugerente declaración sobre “los jueces y fiscales que crean opiniones, sobre todo cuando tienen causas y también crean opinión”. Pareció una referencia indirecta para la fiscal Viviana Fein, que días atrás se encargó de derrumbar las acusaciones que había hecho Cristina sobre el regreso de Nisman y contra Diego Lagomarsino.

Justamente el ex empleado de Nisman fue otro de los objetivos de la mandataria. Sin mencionarlo, se refirió a un tweet que Lagomarsino escribió en 2013, insultando groseramente a Cristina. "Los insultos de los mediocres nunca me importaron ni me importarán jamás", exclamó, luego de hacer una extraña reproducción del mensaje. Pareció un paso más en la “demonización” del Gobierno contra Lagomarsino.

Para el final, dejó la mención más directa al tema y habló de “conflictos de otros países” que quieren traer a la Argentina. “No permitamos que nos traigan conflictos de afuera, que no son nuestros. Se los pido por favor como Presidenta”, afirmó en lo que pareció una referencia a los conflictos en Medio Oriente.

“Peleémonos por las cosas nuestras, nuestros problemas, pero por favor no permitámos que nos traigan acá conflictos que están provocando desolación, muerte y agobio en otros lugares en otros pueblos. No permitamos que nos dividan”, exclamó. 

“No traigan el drama y la tragedia de otras regiones remotas del mundo, donde se matan, se tiran misiles. Eso no tiene nada que ver con nuestra historia, con nuestra realidad. Toda esa mugre que hay afuera no la traigamos adentro”, completó.