Durante su segundo mandato, Cristina devaluó el peso nada menos que un 100%, pese a que en reiteradas oportunidades adelantó que no tomaría esa medida.

“Los que pretendan ganar a costa de devaluaciones, van a tener que esperar a otro gobierno”, había afirmado la presidenta en uno de sus discursos. La realidad más bien muestra todo lo contrario: desde que asumió en diciembre de 2011, el peso pasó a valer menos de la mitad frente al valor oficial de la moneda norteamericana.

En ese entonces, el dólar oficial costaba $4,32. Hoy la divisa cotizaba en las pizarras de los bancos y casas de cambio a $8,64, exactamente el doble.

Este brusco ajuste registrado en el tipo de cambio contrasta notoriamente con la gestión de Néstor Kirchner o la primera presidencia de su esposa, que inició en 2007. En esos años, la evolución de la moneda norteamericana no era un motivo de preocupación para el público ni para el gobierno, ya que prácticamente había quedó planchada, a excepción del 2008 y 2009, cuando registró unas ligeras variaciones.

En los dos años siguientes el valor de la divisa quedó quieto, a pesar de que la inflación superaba el 20% anual, utilizando al dólar como un “ancla” y así evitar que la suba de precios se dispare todavía más.

La consecuencia fue atraso cambiario y corrida sobre las reservas, que se vio a fines de 2011. A partir de entonces el gobierno implementó el cepo y la sangría de divisas se frenó en 2012. Ese año, la cotización oficial de la moneda norteamericana se movió un 14%, lo que significó el fin del “ancla cambiaria” que había regido los dos años previos. En el 2013 la devaluación se aceleró paulatinamente, mes a mes, y así alcanzó un 33,5% mientras las reservas caían la friolera de U$S12 mil millones.

Como la caída en las arcas del Central no se detenía, en enero el ajuste en el valor del dólar fue del 23%, la más alta registrada en un mes para todo el kirchnerismo. Sin embargo, después de ese brusco movimiento el dólar permaneció casi planchado y finalizó el 2014 con una suba del 32%, inferior a la del 2013.

Para Andrés Méndez, de la consultora Actividad, Moneda y Finanzas(AMF) “en los primeros años del kirchnerismo había inflación sin necesidad de hacer corrección cambiaria”, en parte porque el peso se devaluaba frente a las monedas de otros países de la región, como el real. Eso se daba en el marco de un dólar “débil” que en el último tiempo cambió de tendencia y empezó a fortalecerse, mientras que las monedas de los socios comerciales empezaron a depreciarse.

“En el 2007, 2008 también había inflación, pero la debilidad del dólar lo disimulaba”, sostuvo el economista.

El problema es que, con el nivel que viene mostrando el aumento de precios desde el 2007 a la actualidad, mantener el dólar clavado genera un atraso cambiario no sostenible en el tiempo, que se refleja en pérdida de reservas. “Si no se hubiera devaluado, la moneda estaría super apreciada”, graficó Méndez.

Sin embargo, lo cierto es que este ajuste del 100% en el valor del dólar poco ayudó a mejorar la competitividad de los productos argentinos, que incluso, según los economistas, empeoró.

“A pesar de que el valor del peso frente al dólar se redujo la mitad, estamos peor de cuando asumió” su segundo mandato", resumió Méndez.