En su afán por defender a Cristina Kirchner y salpicar al fiscal especial del caso AMIA, Alberto Nisman, el secretario General de la Presidencia, Aníbal Fernández, terminó revelando que Antonio "Jaime" Stiusso permanece en la Secretaría de Inteligencia (SI).

El Gobierno se había encargado de difundir de manera extraoficial que con la llegada de Oscar Parrilli a la ex Side, uno de los desplazados había sido Stiusso, director General de Operaciones y uno de los agentes que presuntamente estaba enfrentado a la Casa Rosada. Pero ahora Aníbal sembró dudas.

Poco después de conocida la denuncia de Nisman contra Cristina y otros dirigentes por el supuesto encubrimiento de los iraníes acusados por el atentado, Fernández tardó muy poco en salir a vincular al fiscal con el espía supuestamente despedido. "Hoy, cuando se discute la permanencia de Stiusso, genera este tipo de situaciones, entonces acá estamos discutiendo otra cosa", lanzó el secretario de la Presidencia.

La frase pasó desapercibida, pero pone en duda la información que había hecho trascender -con mucho cuidado- la Casa Rosada acerca del despido de Stiusso. Hoy, en otra entrevista Aníbal fue consultado por el "desplazamiento" de Stiusso y respondió sin aclarar sus dichos de ayer ni tampoco confirmando su despido.

El traspié de Aníbal da fuerza a una especulación que circulaba en las últimas semanas sobre la situación de "Jaime". Ésta indica que Parrilli le sacó el cargo de director de operaciones de la SI, pero que no lo echó ni lo pasó a retiro. Stiusso había contado en una entrevista con la revista Noticias que le faltaban cuatro años para jubilarse.

Lo que también revela la admisión de Fernández es algo mucho más grave. ¿Cómo puede ser que "se esté discutiendo" la salida de un empleado del Poder Ejecutivo? Si, como dice Aníbal, es el cerebro de una operación de esta magnitud contra la Presidenta, ¿cómo puede ser que "se discuta" su salida? ¿Con quién lo están discutiendo? Todas preguntas que difícilmente encuentren una respuesta.