Luego de casi nueve meses, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, confirmó el retiro de la mayoría de gendarmes y prefectos que desembarcaron en Rosario para pacificar las zonas más conflictivas. Desde el gobierno confían en los nuevos agentes policiales mientras que Berni responsabilizó a Binner por el crecimiento de la corrupción dentro de la fuerza provincial.
La retracción de 1400, de los dos mil gendarmes que en abril pasado arribaron a Rosario para pacificar las zonas más conflictivas de la ciudad generó temor en gran parte de la ciudadanía. Desde el gobierno aseguran que la incorporación de nuevos agentes a la policía provincial logrará mantener la calma y el control de la seguridad.
Finalmente, y luego de varias desmentidas, las fuerzas federales abandonaron la ciudad. "Es una fuerza federal que no está acá para quedarse eternamente" afirmó a medios locales Gerardo Chaumont, Secretario de Seguridad provincial.
Según Chaumont, gendarme retirado quien asumió la secretaría tras los duros cuestionamientos que pesaban sobre el Ministro del área Raúl Lamberto, aseguró que las fuerzas federales ya cumplieron con el deber que tenían: " vinieron para cumplir una misión determinada y llega un momento en el que se retiran".
El arribo de gendarmería se produjo a partir de abril pasado cuando las cifras de homicidios y robos violentos, sumado a la guerra narco, indicaban que el 2014 podría llegar a superar al año anterior en record de crímenes y muertes violentas.
Finalmente, el saldo fue de 247 víctimas mientras que en el 2013 se registraron 264, de las cuales, muchas de ellas fueron consecuencia directa de la guerra entre grupos narcos que se disputan el territorio.
A pesar del alto número de crímenes que igualmente ocurrieron, la población, en su mayoría, consideró positivo el desenvolvimiento de las fuerzas que responden a Berni que durante los meses de estadía garantizaron cierta tranquilidad en los ciudadanos.
En paralelo, Santa Fe capital, que no contó con la infraestructura de gendarmería que tuvo Rosario, registró un aumento histórico de crímenes en el 2014 con 153 víctimas, un índice significativamente mayor considerando la cantidad de habitantes y que ubica a la ciudad capital en una de las más violentas de Sudamérica, según el periodista Nicolás Lovaisa.
Ahora, el temor inmediato de los rosarinos con el retroceso de gendarmería y prefectura, es el posible recrudecimiento de la violencia.
Desde el gobierno provincial aseguraron que la incorporación de dos mil nuevos agentes a la policía provincial garantizará la continuidad de los operativos y brindará la protección necesaria para que ello no ocurra aunque también reconocen la imagen negativa de la fuerza en el común de la gente.
“La fuerza tiene nichos de corrupción” reconoció Chaumont. A su vez, Sergio Berni cargó contra el ex gobernador Hermes Binner a quien responsabilizó por el crecimiento de esos nichos: “Este problema arranca con Binner porque las fuerzas federales, en el comienzo de la investigación y cuando detuvieron a los primeros policías ejerciendo la venta en los mismos bunkers, fue el gobernador quien decidió no darle la importancia que tenía y así está hoy la provincia de Santa Fe.”
Las duras acusaciones se referían al ex jefe de la policía Hugo Tognoli quien fue defendido por Binner en más de una oportunidad y ahora deberá afrontar un juicio oral por presunta connivencia con bandas narcotraficantes. A su vez, salvó las diferencias con el actual gobernador Bonfatti con quien el gobierno nacional tuvo mejor diálogo y se avanzó en políticas en común.
Por lo pronto, y en las primeras horas del 2015, se produjeron tres crímenes en distintas situaciones y barrios y más de 15 heridos por armas los primeros saldos de la violencia en las calles.
Un mal comienzo para un nuevo jefe policial
Luego del escándalo que generó la compleja y oscura trama del allanamiento de un camión con una tonelada y media de marihuana en la localidad de Arroyo Leyes en noviembre pasado, donde se comprobaron relaciones con agentes policiales, entre ellos, el Jefe de la Unidad Regional 1, Sergio Vergara con competencias en la capital santafesina que, como consecuencia, fue “licenciado” junto a su segundo.
En su reemplazo se nombró al ex jefe del Grupo de Operaciones Especiales (GOE), Pablo Garro, quien tuvo que abandonar ese cargo cuando en el 2006, durante el segundo mandato de Jorge Obeid, se lo denunció por maltratos a los subalternos y de comulgar con la ideología nazi.
La investigación llevada a cabo por Asuntos Internos recopilaba testimonios de violencia hacia sus subalternos e insultos como “negros de mierda” o frases como "si Hitler hubiese estado acá tu familia no hubiese estado hoy" entre otras agresiones que muchas veces apuntaban a la condición judía.
Ahora, el nombramiento de Garro frente a la UR1, alertó a la oposición y también a la comunidad judía que pidió se investigue a Garro por sus dichos y acciones.
Por su parte, el Secretario de Seguridad Gerardo Chaumont defendió la designación y afirmó a medios locales: “no vamos a iniciar una caza de brujas por cosas que ocurrieron en el 2006”.
Si bien, el expediente en su momento quedó en la nada, la polémica se revitaliza cuando gendarmería se está retirando y todas las miradas pesan sobre la policía provincial quien a partir de ahora debe lidiar con la escalada violenta que atraviesa Santa Fe.
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