Luego de que LPO revelara en exclusiva el ofrecimiento de Carlos Zannini al gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, para que acompañara como candidato a vicepresidente a Florencio Randazzo, las olas de la jugada agitaron tanto al socialismo gobernante como al histórico kirchnerismo santafesino.

Una vez lanzada la primicia, los medios locales no perdieron oportunidad para preguntarles a los protagonistas. Bonfatti lo negó de plano, pero apenas un día después compartió un acto con Randazzo. El ministro del Interior y Transporte fue menos tímido. “Estaría bueno que Bonfatti sea mi vice” dijo mirando al gobernador quien solo atinó a mostrar sorpresa frente a la respuesta.

Sin embargo, la posibilidad de esa fórmula no cayó bien en gran sector del socialismo, sobre todo el ligado a Hermes Binner.

Allegados al presidenciable, confirmaron a LPO que la jugada de Zannini terminó de indignar a Binner quien siempre renegó de la coordinación de políticas entre provincia y nación.

Sin embargo, fiel a la tradición socialista de insonorizar las diferencias internas, casi ningún dirigente de esa fuerza se atrevió a opinar públicamente sobre el ofrecimiento a Bonfatti.

Binner evitó todo comentario, aunque publicó un sugestivo tuit que vale tanto para la interna de Unen como para Bonfatti.

Un baldazo a Rossi y Ramos

Hermes Binner no fue el único dirigente afectado por el ofrecimiento de Randazzo. El mismo Alejandro Ramos, secretario de Transporte y uno de los hombres claves en la buena sintonía entre el ministro y el gobierno socialista, consultado el mismo día que LPO había publicado el rumor, se limitó a criticar al medio.

“Eso habría que preguntárselo al periodista, yo estuve trabajando jueves y viernes con Florencio y hoy estamos en representación del ministro para gestionar, no para comentar rumores” disparó Ramos en Puerto San Martín en comunicación con AM Libertad. Horas después quedó en ridículo cuando el propio Randazzo hizo el ofrecimiento en público y ante los medios a Bonfatti.

Otro de los afectados por el acercamiento fue Agustín Rossi, quien siempre se jactó de ser el nexo entre el justicialismo y el gobierno socialista.

Competidor en la interna con Randazzo, los rumores de la fórmula con Bonfatti enfurecieron al “Chivo” a quien no sólo lo desplaza de la competencia en su propio territorio sino que eligen a su principal adversario para acordar una fórmula.

“Es que uno mira los números”, afirmó un dirigente peronista consultado por LPO sobre la intención del acuerdo con Bonfatti y en una cácida referencia al eterno problema de Rossi: No mide en su propia provincia.


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