Alejandro Vanoli consiguió el pliego del Senado como presidente del Banco Central por seis años, o sea, el próximo presidente lo encontrará a cargo de la entidad monetaria.

El pliego del ex titular de la CNV fue aprobado con 37 votos y 20 negativos en la última sesión del año. Juan Pablo Biscay recibió ayuda de la oposición y logró 44 votos contra sólo 17 en contar.

Vanoli asumió el 1 de octubre en reemplazo a Juan Carlos Fábrega, quien renunció por diferencias con el ministro Axel Kicillof. El reglamento le permite permanecer “en comisión” hasta tanto el Senado no le preste el acuerdo, pero en esa situación el presidente puede echarlo cuando quiera.

Fue lo que ocurrió con Mercedes Marcó del Pont, a cargo del Central por 3 años sin acuerdo del Senado por decisión de Cristina.

La presidenta no actuó igual con Fábrega ni con Vanoli, cuyo pliego ingresó ni bien fue presentado en el cargo, como también el de Biscay para el cargo de director.

Pero curiosamente Miguel Pichetto fue demorando el tratamiento sin motivo alguno: tardó en darle ingreso y no fue incluido en las reuniones siguientes de la Comisión de Acuerdos, presidida por Alberto Guinle, quien encima se tomó licencia hasta fin de año.

Cuando parecía que quedaría cajoneado hasta el año próximo, el Gobierno impuso a Rodolfo Urtubey al frente de la Comisión de Acuerdos y obligó a tratar los pliegos de Vanoli y Biscay en la última sesión del año.

Pichetto y Guinle trabajan en la candidatura de Daniel Scioli, a quien seguramente poca gracia le hace imaginarse como presidente con Vanoli como autoridad monetaria obligada.

Con mandato del Senado, echar a un presidente del Banco Central no es fácil: se requiere el aval de una comisión integrada por el vicepresidente y los presidentes de las comisiones de Finanzas y Presupuesto de Diputados, una movida que difícilmente pueda encarar un presidente recién asumido.

“Vanoli ingresó al Banco Central con un aprecio especial por esa tarea. Tiene vocación académica y es titular de cátedra con muchísimos años de antigüedad y muchas publicaciones”, lo defendió Urtubey.