El gobierno implementó una jugada inteligente para quitarle presión a la negociación con los buitres, una vez que venza la cláusula RUFO, para lo cual volvió a emitir deuda en dólares por un total de U$S3000 millones.
El ministro de Economía Axel Kicillof anunció hoy que ofrecerá un canje para los tenedores del Boden 2015, que ahora tendrán la posibilidad de cambiar ese papel por el Bonar 2024, el título que se creó especialmente para indemnizar a Repsol por la expropiación de YPF, cuya tasa de interés es superior a la del Boden y su fecha de vencimiento es dentro de diez años.
Asimismo, el titular del Palacio de Hacienda aclaró que los bonistas podrán cancelarlo anticipadamente durante la semana que viene pagándoles 97 dólares por cada 100 nominales, que es el valor en el que cotiza actualmente en el mercado. La tercera opción es rechazar las dos propuestas y quedárselo hasta su vencimiento, hasta fines de 2015, y así cobrar 107 dólares por cada 100.
En rigor, el objetivo de fondo de Kicillof apunta a la primera alternativa. Es que la gran mayoría de quienes poseen el Boden son inversores institucionales, cuyo negocio pasa por el rendimiento que tengan los bonos y-a diferencia de los inversores minoristas asustados- no les sirve cobrar el papel antes de lo previsto.
Para tentarlos, el ministro les ofrece una alternativa mucho más jugosa: renovar el Boden, un título que está por vencerse y tiene un interés del 7% anual, por uno nuevo, a diez años, con un interés del 8,75%, una cifra exorbitante y sumamente rentable para los estándares del mercado.
Por otro lado, los fondos saben que con el próximo gobierno seguramente descienda el riesgo país y con ello los rendimientos de los papeles argentinos. Así, el canje por el Bonar 2024 aparece como una oportunidad interesante, que Kicillof busca aprovechar. En ese sentido, una fuente del sistema financiero se mostró confiada en que la propuesta va a despertar el interés del mercado.
Además, de esta manera los fondos institucionales podrán sortear el riesgo de quedarse con las manos vacías en caso de que el vencimiento del Boden no se concretara el año que viene: al tratarse del mayor desembolso del 2015, en el mercado se especulaba con la posibilidad de una pesificación o un default de ese título.
El Bonar 2024 fue emitido por el gobierno para pagarle a Repsol, y ahora dispuso, para cumplir con el objetivo de este canje, su ampliación por U$S3000 millones más.
Es decir que a pesar de que el ministro consideró que la medida forma parte de la política “de desendeudamiento”, el gobierno saldrá a tomar deuda en dólares en el mercado.
Con esta movida, el perfil de vencimientos del año que viene se vuelve mucho más manejable: los U$S6700 millones del Boden 2015 que debían cancelarse en diciembre de 2015 se reducirán significativamente. Si la nueva emisión de U$S3000 millones del Bonar 24 se canjea en su totalidad por su equivalente en Boden, el gobierno deberá desembolsar sólo U$S3700 millones, quedando en una posición más holgada en cuanto a la necesidad de dólares, con la posibilidad de repetir la jugada y patear los pagos hasta el 2024.
El otro punto a favor del gobierno es que quedará mejor parado de cara a la negociación con los holdouts. A partir de enero se retomarían las conversaciones con los buitres, cuando ya haya expirado la clásula RUFO, pero la posición argentina no será tan desfavorable: uno de los flancos económicos financieros que más amenazaban al país se verá diluido.
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